Paraíso Perdido es el nombre que Teo Monsalve le da a su producción artística más reciente. Una muestra de pintura, objetos, instalación y performance expuesta en La Ideal hasta el 26 de julio.
La exposición está formada por doce obras, la mayoría realizadas durante este año, en las que su propuesta es una realidad alterna, una naturaleza que habita en la memoria y en la imaginación. Paraíso Perdido es una reinterpretación de algo que ya no es visible, que a través del color y de la forma se libera y reinventa.
Esta serie es una obra que parte del Ecuador, pero no es una obra coloquial. Teo estudió en Vancouver en la Universidad de Arte y Diseño Emily Carr donde la formación conceptual que recibió le permitió buscar otros medios para trabajar e independizarse de la pintura tradicional.
En su proceso de crecimiento, Teo colaboró con músicos como Bueyes de Madera o Mateo Kingman que le llevaron a romper las dos dimensiones para hacer cosas como escenografías o instalaciones.
«La pintura es la voz que yo he elegido para comunicarme».
Su exposición es reflejo de identidad y se la puede ver con el uso del color. Teo define a la naturaleza como un ser que desaparece gradualmente y que como tal «es muy difícil experimentarla. En Ecuador aún podemos apreciarla y por eso mi obra se ve tan influenciada por esas temáticas, pero en general el mundo está muy desapegando del ecosistema. Las personas estamos enajenadas de la naturaleza y de cómo vivir en armonía con ella”, comenta.
La galería está dividida en dos secciones: figuración humana y figuración animal. En ellas los personajes imaginarios e históricos crean un diálogo unísono. La figuración humana, empieza con Adán y Eva en una apropiación de Alberto Durero. Teo plasma a estos dos seres como los primeros que nos dieron la humanidad. “No comieron del árbol del pecado sino del árbol de la verdad y nos hicieron lo que somos; nos dieron nuestras pasiones, nuestros demonios, se plantearon y cambiaron la percepción de lo que se quería desde la religión católica”, explica.
Después de Adán y Eva, en la muestra se puede apreciar a Vida, un homenaje a la resistencia de los grupos en aislamiento voluntario en la Amazonía que no sucumben ante el progreso y prefieren quedarse con su verdad del entorno. La obra en la que más se demoró y rompió moldes, explica.
Vida tiene una variedad de técnicas y de aplicaciones. Hay pintura al óleo, en acrílico y técnicas mixtas donde mezcla tempera, carboncillo, acrílico y pastel. En esta pintura, cada figura tiene un tratamiento distinto.
Otra de las piezas que resaltan de la galería es Remembranza. La obra parte de un recuerdo arraigado en la memoria de Teo después de leer un libro de Herman Hesse titulado Demian. “Uno de los personajes explica que cuando un individuo cobra conciencia y se despierta espiritualmente; es como si una piedra cayera en una laguna calmada y provoca ondulaciones permanentes en el tiempo. Las ondulaciones del impacto que nunca vuelven a parar esa es la conciencia despierta”, explica Teo.
En la exposición también se encuentra la máscara del videoclip «Sendero del Monte» de Mateo Kingman, que fue pintada por Teo. “Es un amuleto, ha estado viajando por todo el país, entre los que hicimos el video todos quieren tenerla un rato, y me pareció importantes que la gente la pueda ver aquí”, comenta Teo.
La muestra también cuenta con una multimedia. Teo pintó un set, saco las fotos, las manipuló digitalmente y las presento como fotografía en cajas de luz como un bakelite. En la sección de lo humano están dos piezas que son figuras legibles pero en desdoblamiento. No es una imagen estática y sólida, sino que se empieza a romper, se empieza a salir del cuerpo, un juego entre la figuración y la abstracción.
Si quieres cachar más sobre Teo Monsalve y su obra, visita este link: Paraíso perdido.