«Tenemos que aprender a indignarnos».
El Taller de Comunicación Mujer (TCM) y La Suerte combaten el estigma y llaman a la acción con el libro ilustrado «Retratos del Encierro». La publicación, cuyo lanzamiento fue el 13 de octubre en La Cafetina, recopila testimonios de mujeres lesbianas que sobrevivieron a clínicas de deshomosexualización en Ecuador. Mucho más que un conjunto de historias, «Retratos del Encierro» es una herramienta de denuncia de una forma de tortura naturalizada y un grito para movilizarnos.
El TCM se formó el 8 de marzo -el día de la mujer- de 1993, es decir, ha estado trabajando por la mujer desde hace 24 años. Este colectivo feminista busca cuestionar las hegemonías y la desigualdad de género desde la identidad y opción sexual, la edad, clase social y etnia. Sus talleres se ha convertido en un referente tanto en cuanto a compartir información, como en emprender acciones políticas y culturales relacionadas a la violencia sexual y física contra la mujer, y la visibilización lésbica. Este último fue el objetivo de TCM al recuperar las historias de cuatro mujeres que sobrevivieron a clínicas de deshomosexualización en el país, testimonios que ahora toman forma de libro ilustrado, en colaboración con La Suerte.
El TCM conocía desde hace tiempo el trabajo de Sofía Acosta (La Suerte), artista urbana profundamente comprometida con temas de género y movimientos activistas feministas. En el 2015, La Suerte ilustró el «Manual de aborto con medicamentos, información segura para decidir» del colectivo Salud Mujeres y, poco tiempo después, realizó la gráfica para la marcha de «Vivas Nos Queremos». Estas colaboraciones hicieron que los caminos del TCM y La Suerte se cruzaran, y que le encargarán la ilustración de las historias de estas mujeres.
“Cuando me entregaron el libro para que lo ilustre, los testimonios me hicieron llorar” dice La Suerte en un foro abierto que se realizó el día del lanzamiento del libro. Cuenta que ella es madre y que cuando su hijo la vio llorando y le preguntaba qué pasaba, ella no sabía qué decirle, lo único que pudo pensar es que su hijo siempre va a ser libre. “Ahora soy consciente de lo que es la crianza en libertad”, concluye.
Los testimonios de «Retratos del Encierro» son crudos, duelen, y sobre todo: son reales. Mujeres que han sido drogadas por su propia familia y han despertado en “clínicas” que, según ellos, las ayudarán a “curarse”. Mujeres que han sido violadas con la autorización de su familia porque quienes manejan estas clínicas suponen que eso es lo que necesitan para poder superar la “confusión” que sufren. Mujeres que aún tienen que vivir escondidas porque temen volver a despertar en ese lugar que ya conocieron.
En el foro, Cayetana Salao (Caye Cayejera), integrante del TCM, explicó que las mujeres lesbianas corren un riesgo mucho mayor de ser víctimas de violencia sexual y física -especialmente si son internadas en estas clínicas-, y que no hay todavía un proceso de acompañamiento a las víctimas por parte del Estado. “Tenemos que aprender a indignarnos”, dice la activista y por eso espera que el libro se convierta en un megáfono para que más personas puedan conocer estas historias y se movilicen a favor de los derechos humanos, de la vida de la mujeres, de la justicia.
«Retratos del Encierro» nos pone de frente a una problemática que aún hoy pervive de forma naturalizada en nuestra sociedad. «La discriminación, la injusticia y la indignación nos movilizan para construir nuestra propia justicia», dice el prólogo del libro, como una acción necesaria ante la ineficacia e indiferencia del sistema. Es así como este libro, a la vez lleno de arte, se convierte en un punto de partida para reflexionar y trabajar para combatir el rechazo y la discriminación hacia las lesbianas y también hacia toda la comunidad LGBTIQ.