Entrevista por : Juan José Alomía
Ochentaisiete tiene un proceso aletargado hasta estrenarse. Pasan casi 7 años para que la película se exhiba en salas. En el camino se trazan alianzas con países co-productores y productores asociados y se ganan una serie de concursos de financiamiento. Es la segunda película de Anahí Hoeneisen y Daniel Andrade. La primera, Esas No Son Penas , se estrena en el 2005 y tiene su recorrido por festivales internacionales. Es una producción pequeña.
Anahí trabaja como actriz en algunas películas desde entonces. Es la protagonista principal en La Llamada en el 2012. Andrade se destaca como director de fotografía en casi 10 largometrajes. En Ochentaisiete cuentan la historia paralela de un grupo de amigos del barrio que crecen en los 80 y se reencuentran en los 2000 cuando son adultos. La película está cargada de un aire de nostalgia
Podemos resumir el proceso de creación del guión.
Daniel: Nosotros hicimos otra película juntos, Esas No Son Penas, que estuvo en salas en el 2007 y después de eso empezamos a trabajar en esta nueva idea. Partimos de esa historia de dos amigos que se encontraban de grandes y descubren que son diferentes a cuando fueron adolescentes. La otra idea central era la de una familia argentina que se exiliaba acá y un poco esa sensación de que se estaban yendo todo el tiempo. Y de ahí se fueron agregando ideas, como pasa en todo guión.
Anahí: Cuando empecé el guión, tenía un interés en el universo masculino y quería investigar y buscar por ese lado.
¿Cómo funciona una co-dirección? Ochentaisiete se promociona siempre como una película de Anahí Hoeneisen y Daniel Andrade
Anahí: De hecho en Ochentaisiete co-escribimos el guión. Yo creo que los dos tenemos las motivaciones generales parecidas y las ideas claras. Pero tenemos nuestros fuertes: yo en la escritura de diálogos, Daniel en la estructura. El trabajo es complementario.
Al hablar de dirección, Daniel es más fuerte en la imagen, en la fotografía y en la puesta en escena. Yo soy más fuerte en la actuación, en los personajes.
¿Cómo se discute la puesta en escena?
Daniel: En la pre producción de la película sí establecemos reglas. No hacemos Storyboard, hacemos listas de planos que pueden ser alteradas un poco en el set, pero respetan a una idea. En general teníamos esta sensación, queríamos que el 87 sea una cámara más distante con planos más abiertos, en los 2000 queríamos una cámara más cercana a los personajes. Con esa idea, Anahí trabajó con los actores. Hicimos una pasada un poco libre en el set y después, siguiendo las reglas que habíamos establecido , cubrimos la escena.
Es un trabajo siempre de ambos. Mientras ellos ensayan, yo me muevo por el set con una cámara pequeña viendo los planos. Después los revisamos y llegamos a conclusiones para ver cuáles serán usados.
Anahí: Les damos libertad a los actores. Tenemos bastantes ensayos en la locación. Sí se hace un trabajo de mesa pero hasta que no estás en el set no te das cuenta de lo que puede pasar.
Daniel: En el tema de la luz dejo libertad a los actores. No es una luz puntual en la que los actores tienen que pararse sino piscinas de luz en las que vas entrando y saliendo.
Pueden comparar el proceso de producción y la exhibición de las dos películas.
Anahí: Ochentaisiete es mucho más grande. Todos las etapas fueron más largas y complicadas, es una película más grande en personajes, locaciones, presupuestos.
Daniel: Hay una diferencia en salas. Esas No Son Penas es una película más hermética, más lenta, más hacia los personajes. Una vez la vio un agente de ventas y dijo “chuta, es una película con 45 minutos de presentación de personajes, eso no se puede vender”…Hubo gente a la que le fascinaba y también gente que la rechazaba. Tú entrabas a una sala y de 10 personas, 2 te decían que les había parecido increíble y el resto se iban silbando sin verte a los ojos. En Ochentaisiete es diferente. La gente sale con un nivel de emoción al que no estamos acostumbrados. Sientes que la gente se sale con la película, con la historia en cima, con la nostalgia. Es buenísimo, es bacán que la gente se conecte.
Las estrenamos en momentos distintos. Esas No Son Penas se estrenó después de Qué Tan Lejos, que fue un boom en las taquillas. La gente que fue a ver otro Qué Tan Lejos, se dio con una piedra en los dientes. Ha cambiado la percepción del público, la oferta. Estás tratando con otra cosa, entre Ochentaisiete y Esas No Son Penas hay 20 o 25 películas ecuatorianas y la gente se ha hecho una idea de lo que es el cine en Ecuador.
Sobre este tema, Anahí, en otra entrevista, alguien te dice que es un poco riesgoso enfrentarse a la producción de películas en Ecuador, muchas veces por su “baja calidad”.El público no se sentiría atraído por ver algo hecho acá , esto me lleva a pensar : ¿Piensan en el público cuando crean sus películas?
Anahí: Yo creo que no le paramos mucha bola.
Daniel: Yo creo que cuando estructuras una historia, estás tratando de pegar al público. Así no sea una estructura aristotélica completamente, hay puntos de giro que debes tener para que la historia continúe. En ese sentido, sí piensas en el público. Piensas :“¿ en qué punto entendió que son dos épocas?” , “ ¿en qué punto entendió que Pablo chico es Pablo grande?”. Ese tipo de cosas sí nos cuestionamos. Pero el tema de agradar…
Anahí:… O de hacer lo que la gente espera , o los temas que la gente espera, creo que somos más libres.
Daniel: El punto de partida de la película nunca fue “¿qué le gusta a la gente?”. Uno necesita un montón de fuerza para crear sobre una idea en la que va a trabajar 5 años. No es fácil tener en cima una cosa que es agradable para otros y para tí no. Son historias cercanas a nosotros que nos dan fuerza para llevarlas a cabo.
Me interesa mucho saber de dónde viene el lenguaje de cada película y cada director. Hay directores, lenguajes a los que uno intenta parecerse o emular ¿Tienen referencias marcadas? o ¿de dónde viene el lenguaje de Ochentaisiete?
Anahí: Hay cosas que te marcan inconscientemente. Más que parecerse, son las cosas que a nosotros nos mueven. Las cosas que no nos cansamos de ver, que sentimos que tienen algo parecido a lo que queremos hacer. Películas que tienen las mismas prioridades, en las que los personajes son más importantes, que los momentos de acción no son grandes momentos sino eventos pequeños.
Daniel: Hay cosas de Cassavetes que a nosotros nos encantan. A mí me gusta la libertad que tiene con los actores, uno se cree lo que está pasando. En el tema de la luz en A Woman Under the Influence, hay esta escena de discusión de pareja, que de repente acaba en un sitio obscuro arriba de una escalera y me preguntaba “¿cómo se les ocurrió eso? “. Lo más posible es que no se les ocurrió sino que en el proceso de actuación se metieron en un sitio obscuro y la cámara los siguió porque así trabajan ellos. Yo siempre pienso en eso. En qué pasa si dejo un sitio obscuro y el actor se esconde de la luz.
Hay otras pelis como Fish Tank de Andrea Arnold que hemos visto y visto y yo siempre intento entender cómo hace esta man para llevar el punto de vista. El punto de vista es muy importante. Siempre conversamos de eso. A mí me interesa mucho, en películas como las de los hermanos Dardenne o el Padrino, eso de cómo llevar el lenguaje a los extremos.
Anahí: Hay escenas que durante meses significaban una cosa o transmitían cierta información, y de repente de tanto pasarle, te das cuenta que lo más importante es lo que sintió un personaje que no era el protagonista de la escena. Solo cuando vez la escena te das cuenta. Es una cosa bien viva. La película va exigiendo cosas.
Daniel: Eso es lo bacán de trabajar juntos. A veces uno de los dos se da cuenta que falta un plano que no está escrito. Somos los dos capaces de parar y cubrir ese momento que faltaba. El tema de co-dirección es bacán en ese sentido. Yo creo que en las películas que nos mueven existe ese proceso.
Dejando un poco el tema del lenguaje ¿Qué tanto piensan como directores en alianzas con casas productoras para el momento de la distribución? ¿Qué tanto piensan ustedes en la distribución como tal?
Anahí: Siempre hemos pensado que la gente tiene que saber que la película existe. Después la película hace su camino. Pero si esto no se logra, es trabajo en vano. Teníamos eso claro desde la primera película. En Esas No Son Penas trabajamos con La Facultad que se encargó de la publicidad de la película. Hicimos una página web de secretos y funcionó muy bien. Igual para esta, teníamos claro que había que inventarse lo que sea para que la gente sepa que está en cartelera, porque en realidad nos pasamos 7 años haciendo esta película y tenemos 2 semanas en carteleras. Eso es lo que hay.
Daniel: Confiamos mucho en ellos. La Facultad es co-productora. Tienen una manera muy bacán de distribuir sus productos. Ochentaisiete era una película más fácil de vender que Esas No Son Penas.
Yo también trabajo en publicidad. Los conozco, y sí escuchamos su criterio porque es gente que sabe vender cosas. No creo que eso te disminuya como director, ni quite trabajo creativo, ni que te vendas, sino que ellos saben conectarse con la gente. La canción final es una sugerencia que viene desde uno de los productores asociados.
Hay un montón de equívocos respecto a asociarse a gente que hace publicidad. Nos ayudaron mucho y no siento que se haya cambiado nada de la película para que se difunda mejor.
Pregunta personal ¿por qué hacen cine?
Anahí: Porque nos gusta mucho y porque no nos vemos haciendo otra cosa. Hacemos publicidad, pero me gusta mucho los actores, trabajar con la gente. Porque el cine y el audiovisual no son un resultado tuyo. Cuando escribes un libro, lo escribes y es tuyo. Aquí necesitas de tantas voluntades y de gente que se junte. Es un proceso increíble.
Daniel: A mí me encantan los sets. Cuando no grabo películas, grabo publicidad. Me gusta conversar, estar con gente. El construir un ambiente, poner la música y ver el resultado, me parece increíble. No creo que muchos trabajos te permitan eso: crear algo de la nada.
Por más que te vaya bien en lo que hagas, la gente de cine tiene una vida bien compleja. No es en tono de queja. Uno trabaja todos los días, a todas horas, y sigues haciendo cosas todo el tiempo. Para eso tiene que encantarte. Es mucho más fácil tener un trabajo de oficina y llegar a las 6 de la tarde a ver tele. Eso en cine no pasa.
Hay maneras más fáciles de sobrevivir.
Anahí: Sobretodo porque no sobrevives. Tienes que hacer otras cosas.
Daniel: No es un negocio. Te quita todo lo que puedes tener, pero en buena onda. Con Esas No Son Penas fuimos a sitios que jamás hubieras pensado. También te paga. Las películas te pagan de otra manera.
¿Hay una importancia social en hacer cine? Ejemplo, en que exista Ochentaisiete
Anahí: Yo creo que sí. Es importante verte en la pantalla, que esa gente sea muy cercana. Lo que pasa es que después pierdes la perspectiva, y tus iguales son Friends, que son gente que no existe, espacios que no existen, que no tienen nada que ver contigo, pero te relacionas mucho mejor. Es importante verse a uno mismo. Ver a gente que habla como tú, que tiene líos como tú y está ahí.
Daniel: Yo sí creo que hay una importancia social en eso. Sobretodo en las historias… Aquí la mayoría de historias vienen de otro lado. No vemos muchas películas de aquí, no leemos muchos libros de aquí. Pasa lo que dice la Anahí, pensamos que otras son nuestras historias. Y no es cierto. Tal vez hablamos, nos vestimos igual y nos gusta el Café Latte pero no son nuestras historias. Más allá del discurso de la identidad, es un discurso de estar ahí , de estar más cerca de las cosas que están pasando. Ahí la importancia.
¿Hay como pensar en un lenguaje más «nuestro», más de Ecuador, dentro del cine?
Anahí: Está el idioma que es una carga muy fuerte, está la geografía, hay una manera de ser. Todo esto marca un ritmo. Una vez con Estas No Son Penas alguien nos dijo “acabo de ver un pasillo”. Me pareció bacansísimo porque es esa cosa intangible, que es un ritmo, una melodía, una nostalgia, que es bien específica de la serranía ecuatoriana.
Daniel: Cuando tú compones un cuadro, cuando colocas la cámara, se hace desde donde tú estás parado, y eso es importante. El tema del acento, a nosotros, nos da vergüenza. Sale el quiteño del país e inmediatamente te mudas al acento del lugar a donde vas: hablas medio argentino, medio español. A los españoles no les pasa eso. Vienen y la gente que está cerca termina hablando parecido. Sí hay un sentido de pertenecer a algo. Tal vez sí hay un ritmo.
Ayer hablaba con Manolo Sarmiento que había visto la película y me decía: “hay algo en los diálogos, una cadencia, que le hace súper particular”. Uno se da cuenta pero tienes que mostrar eso, no ocultarlo, tratar de buscarlo de una manera natural. Esas cosas se van sumando y sí van construyendo un lenguaje. Yo no sé si puedas ver 10 películas de acá en algunos años y digas “hay un lenguaje”, pero sí hay un sentido de pertenecía.
¿Qué piensan del resto de producciones que hay aquí? ¿Se alinean a lo que ustedes hacen?
Daniel: Creo que hay una constante de la gente que se acerca al cine. Dice que las películas cuentan las mismas historias y nos reclaman hacer películas de género: acción, thriller, terror de 3D. Y es porque estamos haciendo las cosas que nos mueven. Si hubiera gente que te contrate y diga «tengo este guión de una película de terror que quiero hacer «, eso es otra cosa, es una industria. Nosotros hacemos películas de una manera distinta. La gente parte de sus propias experiencias. Sí, tal vez es “burgues de la floresta «, pero no puedes hacer que la gente hable de cosas que no le mueven.
De ahí parte lo que se está haciendo aquí. Pedirían que las películas sean honestas.
Anahí: Creo que ha habido tiros fallidos. Que ha aumentado en cantidad la oferta de películas. Que el público está pasando por un proceso extraño. Son procesos que no se pueden controlar. Son 5, 6, 7 años de proceso para llegar a una película. ¡Normalmente cuántas se quedaran en el camino! Pero ya hay una depuración.
Daniel: Yo sí reclamo a todos nosotros el rigor. Trabajo. Eso sí falta. No se detienen muchas veces a pensar por qué está aquí la cámara, por qué está así la luz, por qué escogí este personaje. Sí hay una nota de rigor que la gente debe trabajar. También nosotros. Es una crítica a mí mismo.
1 comentario
Hermanos Bardem??? :O
Hermanos Dardenne no será? jaja
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