¡No más! ¡Say no more!
Con este grito de batalla, Mamá Soy Demente le pone fin a un tiempo de letargo y nos cae encima con toda su demencia para decirnos de frente que somos unos psicópatas.
Después de la cuarta edición de El Carpazo el pasado junio, la banda de rock experimental guayaca se desencontró a sí misma. «Después de 10 años es complicado mantener las ganas así, al máximo» dice Carlos Bohórquez. «La cuestión fue hacer que nos dieran ganas de nuevo. Estamos buscando ese proceso creativo donde nos excitemos, donde digamos: ‘¡Esto está bacán!'»
Después de seis meses sin tocar, lo encontraron. Mamá Soy Demente regresa recargada y re-cabreada en una nueva etapa de su trip musical para darnos en la cara con otra propuesta. Ahora que Dennis regresó a trabajar a Guayaquil y pueden mantenerse más activos, sueltan «Psicópata» como el inicio de una era de renovación en su estilo y en la forma en que difunden su música.
«No vamos a hacer discos (…) La trilogía que sacamos fueron nuestros discos y ahorita pretendemos sacar singles porque el mercado lo pide así también. Vemos que cada vez más, el disco es un objeto de colección…ya ni siquiera hay dónde reproducirlo. Cuando haya una compilación tal vez se pueda sacar uno». La demencia llegará digitalmente a nuestros oídos de ahora en adelante, para adaptarse a la nueva era.
Carlos y Dennis piensan en esta movida como una forma ahorrarse un esfuerzo que ven innecesario para su ardua labor de autogestión, y como una estrategia más efectiva para poner su música a rodar entre nosotros, de formas más vanguardistas. Según nos cuenta Carlos, ahora podemos esperar que sus sonidos nos lleguen mucho más rápido, a diferencia de la época en que se demoraban mínimo 2 años trabajando a pulso por ver sus álbumes impresos desde Ermitaño Records, su disquera independiente.
«Psicópata» no solo significa un nuevo formato de distribución. La canción se aleja un poco del camino rockero con que la banda ha labrado su nombre en sus 10 años de trayectoria y marca el inicio de una nueva etapa de experimentación. Carlos confiesa que decidió comenzar a jugar con sonidos más afines al hip-hop por algunas razones importantes. «Desde niño, mis primeros recuerdos eran de hip-hop, eran rap. (…) Siempre me apasionó la onda de que en la lírica puedes decir muchas cosas que son sociales o culturales».
El líder de los MSD ha crecido sin separarse de los sonidos de A Tribe Called Quest y Los Beastie Boys. Esta parte de su memoria musical se juntó al hecho de que en los últimos meses tuviera la oportunidad de viajar a EE.UU., donde convivió de cerca con algunas personas involucradas en el mundo del hip-hop. Con ello detonó la chispa y ahora decide explotar con este nuevo lenguaje para cantarle unas cuantas verdades al mundo actual: «Ahorita como estamos con Trump y con todas estas cosas pasando, se me hizo inevitable no decir algo acerca de cómo nos estamos yendo a la mierda».
El hip-hop se le revela al dúo guayaco como el mejor canal para poner una voz de protesta en nuestro dial, en su debut político. Carlos confiesa que hasta ahora la banda no se había interesado por sonar de esta forma, pero que le llegó la hora de alzar la voz frente a la sociedad y sus estupideces.
Para él, lo nuevo de Mamá Soy Demente se viene con sabor a los Beastie y a Rage Against de Machine. Dennis, un poco menos iracundo, siente que su nuevo sonido va un poco en paralelo a la onda de Gorillaz o de Blur. Como sea, «Psicópata» llega con fuerza para despertarlos a ambos y a todos nosotros con ellos.
Solo, actúa, solo dilo, no más.
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