Un encuentro internacional de artes escénicas se desarrolla en torno a la importancia del movimiento, y cuestiona lo que define nuestros límites y nuestra identidad. Conversamos con su organizador y dos de sus invitados.
¿Qué son las fronteras? ¿Qué define a un límite? ¿Qué importancia cultural tiene la movilidad humana? Esas preguntas conforman la columna vertebral del «Encuentro De Paso: Movilidades que Re-significan el espacio», una reunión internacional de artes escénicas que cobra vida en la sala del Espacio Vazio Ispade.
Este evento está constituido por 20 funciones de artes escénicas multidisciplinarias y seis conversatorios académicos. A través de su programación, apunta a que reflexionemos sobre la importancia del movimiento, en sus sentidos más primarios y más metafóricos, para la construcción de nuestra identidad.
El encuentro lleva en marcha desde el 2 de Junio y se prolonga hasta el 16 de noviembre. Cada mes hay dos grupos invitados, uno local y uno internacional, que presentan una obra y un taller abierto al público. Según cuenta Xavier Delgado, gestor del encuentro y administrador de la sala Espacio Vazio, cada esfuerzo artístico que compone este festival ha sido curado con una premisa muy concreta: «¿Cómo cuestionamos el espacio como algo no categorizado por los límites, si no por las relaciones que se tejen en los mismos?»
La movilidad humana es un proceso vital perpetuo que reforma el mundo y sus imaginarios. «En la historia de la humanidad, el concepto de la movilidad, e incluso de este nomadismo, era bastante cotidiano y más bien aceptado, y así se construyeron las culturas», comenta Xavier. El tema se vuelve aun más crítico si se considera la precariedad en la que ha estado envuelto en la historia moderna.
Para el «Colectivo Zeta», al cual pertenece él, hay una experiencia personal detrás de todas estas inquietudes. Cuenta cómo, durante una de las obras del grupo, llevada a cabo en el sistema de transporte público de Quito, dos de sus miembros de nacionalidad venezolana fueron atacados verbalmente por alguien que les dijo: «váyanse a su país».
Este momento desagradable podría considerarse como el detonante de la conceptualización que el colectivo llevó a cabo para dar a luz al Encuentro. A partir de ella apuntan a que nosotrxs también reflexionemos sobre la forma en que nuestro mundo ha estado en movimiento constantemente.
Xavier pone como ejemplo de ello las migraciones de europeos hacia EEUU el siglo pasado, la emigración de ecuatorianos hacia España con la dolarización, y más recientemente, el éxodo de venezolanos hacia el resto del continente. Desde su visión, todos estos momentos responden a «crueldades colectivas», que deben ser cuestionadas.
El Encuentro De Paso es, por ende, una suerte de «formalización» de las muchas premisas que maneja el Espacio Vazio en su gestión independiente. Desde su formación hace cinco años ha sido mantenido y desarrollado como un «centro internacional de investigación del cuerpo y el movimiento». En él, es normal el paso de artistas de diferentes partes del mundo en una dinámica de experiencias compartidas.
El Encuentro también propone una diversificación de lo que entendemos por «artes escénicas». Los grupos que se presentan han sido convocados porque sus obras no se limitan a ser solamente «teatro» o «danza contemporánea». En muchos casos se propone la fusión de ambas ramas y la difuminación de sus rasgos en nuevas formas más amplias.
Xavier también habla de la importancia del «compartir de saberes» que se genera alrededor de las presentaciones, con los talleres y los conversatorios que forman parte de la programación. Para reforzar este afán creativo común, han sido invitados colectivos artísticos de Venezuela, México, Costa Rica, Colombia y Ecuador.
Durante la primera mitad del mes de Julio, el Colectivo Carretel, de Colombia, se hizo presente con su obra «Retrofilia». César García y Asdrúbal Robayo, intérpretes, la definen como una «excusa para un hecho escénico que tiene una fijación hacia el pasado: esa necesidad de volver, de añorar y de estar».
«(La obra) habla de cosas muy personales para nosotros. Lo que hicimos fue meterlas dentro de un universo mágico», dice César sobre la trama. «Están muy entrelazadas entre realidad y fantasía. Hacemos claro frente a los espectadores que ‘esto es un hecho escénico'», complementa Asdrúbal.
Por medio de un narrador «en off» que rompe la cuarta pared guiando a los personajes e informando a la audiencia sobre sus pasados, la obra propone una mezcla entre teatro y danza. A través de ella, refleja la forma en que el pasado nos condiciona y también desorienta nuestro presente de alguna manera.
Retrofilia propone además un encuentro muy directo e intenso con la audiencia, involucrándola físicamente con los personajes. La obra «es hacer partícipe al espectador de un contagio ‘quinestésico’, un contagio desde el movimiento. Es la excusa para eso, para compartir un poco de cómo nos movemos nosotros», dice Asdrúbal.
La obra nació de una coproducción con el colectivo «EnNingunLugar» de México. Generalmente es interpretada por César, Asdrúbal y Mateo Mejía, quien no pudo acompañarlos pero estuvo presente «en espíritu», como dijeron ellos al finalizar su primera función.
Ambos intérpretes dicen haberse sentido como en casa durante su participación en el encuentro. «Como si nos hubiésemos salido del barrio y vamos a otro barrio. Estamos ahí cerca, todos con el mismo interés artístico, jugando», dice César. El movimiento es, finalmente, lo que convoca a todos los participantes de este encuentro.
«El movimiento hace parte de nosotros, solamente que con la modernidad, lo que buscan es cada vez hacernos más quietos. Lo que se está moviendo es la cabeza, y lo que hacen es separar nuestra cabeza de nuestro cuerpo», sentencia César. Asdrúbal lo complementa diciendo que para él: «el lenguaje del cuerpo nos hace en verdad lo que somos como habitantes de un planeta. La corporalidad da lecturas, independientemente de dónde tú estás».
Además de Retrofilia, presentaron su taller llamado «Hasta que la Muerte nos Separe». Con las distintas propuestas de su participación, se deja un rastro, como dice César, y se comparten saberes, como dicen Xavier y Asdrúbal. Resaltan también la importancia de generar encuentros como el que impulsa el Espacio Vazio, porque «solamente al encontrarnos podemos empezar a entablar diálogo y construir».
De Paso: Movilidades que Re-Singifican el Espacio, se prolonga hasta el 16 noviembre. Durante la segunda mitad de julio, la invitada es Cristina Baquerizo, bailarina ecuatoriana que presenta un taller sobre danza contemporánea. Pueden encontrar toda la información que necesitan para formar parte de la experiencia en la página de Espacio Vazio Ispade.