La importancia de llamarse Zoila

por Martín González
Soy un montón de ideas relegadas injustamente. Soy un criterio que merece ser escuchado. Soy un crisol diverso de preguntas y respuestas. Soy una mujer que quiere reconquistar el espacio que nos corresponde a todas en la opinión pública. Soy la Zoila.

Como hombre de 20 años, podría decir que mi lugar en el mundo es bastante cómodo. Al menos porque en adelante, no tendré que preocuparme por mi género cuando vaya a buscar trabajo, o cuando salga a tomarme unas chelas con mis amigos o cuando quiera comentar algo para que la gente lo escuche/lo lea/lo mire. Pero no.

Como hombre de 20 años, en este mundo, siento que debería tener el coraje para cuestionarme mi comodidad, frente a lo incómoda que sigue siendo la vida para muchas mujeres a mi alrededor. Más aún, como «comunicador», siento que tengo la responsabilidad de hablar con ellas y dirigir la mirada hacia lo que dicen y lo que hacen, para ayudar a que todos se enteren de que las chicas están cambiando el mundo, hace siglos.

En esos trotes existenciales me topé con una revista muy particular, y entonces entendí que era muy necesario que alguien hablara de «la importancia de llamarse Zoila».

 

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Vanessa Terán es una periodista ecuatoriana radicada en E.E.U.U. hace rato, y como buena en el oficio, se hace preguntas constantemente. Hace un año más o menos, se cuestionó una cosa muy concreta: ¿qué hay con las mujeres importantes para el arte, de las que nadie está hablando?

Así comenzó un proyecto que consistía en llenar su Facebook con fotos de artistas femeninas, acompañándolas de una breve descripción biográfica. Esto derivó eventualmente en una investigación de mujeres pioneras de todo tipo. Y luego, en un cuestionamiento sobre las mujeres importantes de la historia del Ecuador. Así se topó con los libros de Ana María Goetschel, académica de la FLACSO, que había escrito muchos estudios sobre el rol de la mujer en la historia ecuatoriana.

Nessa se sumergió en ese hallazgo y descubrió así a Zoila Ugarte de Landívar. Esta señora fue una figura importantísima dentro de los movimientos sufraguistas de nuestro país, que permitieron el voto igualitario. Como parte de su lucha, fundó «La Mujer», la primera revista escrita y dirigida por mujeres que hubo en el Ecuador. Nessa la tomó como referente y así se disparó en su cabeza la respuesta a otra pregunta: «¿Por qué es necesaria una plataforma en la que sólo escriben mujeres?».

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Zoila Ugarte de Landívar en www.soylazoila.com

«Yo solía pensar que el feminismo era algo anticuado, que ya no necesitábamos. Fue una búsqueda súper personal el darme cuenta de que no era así. Una de las cosas que más me hace pensar en la necesidad del feminismo y de las voces femeninas, es el tema de la violencia de género».

Nessa cuenta que cuando surgió la campaña «Ni Una Menos», y se desató el debate alrededor de su naturaleza, ella vio dos artículos en favor del movimiento en un periódico conocido del país. Dos artículos, bien escritos según dice, pero escritos por hombres. Entonces apareció otra inquietud: Por qué no hay mujeres hablando de ese tema».

Desde su formación de periodista, se dio cuenta de que la incomodidad del sexismo tocaba de muchas formas su profesión, y que eso coartaba su voz y la de sus colegas. Desde el sesgo para la asignación de temas, hasta la predominancia de hombres en la mesa de editores, el sexismo estaba ahí muy cómodamente, incomodando a las periodistas.

Con todo eso en mente, se lanzó a escribir un texto sobre las desigualdades que existen en el periodismo para las mujeres, y para ello investigó duro y parejo. «Empecé desde hace ocho meses todos los días a entrar todos los medios ecuatorianos mainstream y tenía una bitácora en Excel en la que anotaba cuántas columnas habían sido publicadas y cuántas eran firmas femeninas y masculinas». El promedio de firmas femeninas nunca subió del 20 por ciento.

El nacimiento de Zoila como plataforma juntó todo lo que ella estaba cuadrando en su cabeza. La violencia, las desigualdades, las mujeres importantes de la historia, y Zoila Ugarte. Reunió a las mujeres que admira y que conoce, y así apareció su plataforma con dos objetivos claros: 1. Darle una voz a las mujeres para que reflexionen desde su mirada sobre todo, to-do lo que hay para reflexionar en la cotidianidad. 2. Rescatar la memoria de mujeres importantes que asfaltaron el camino de las chicas de hoy.

Zoila no es «por y para mujeres», ni tampoco se proclama un medio feminista. Es un espacio en el que sólo escriben chicas, sí, pero un medio que podrían leer todos, que necesitan leer todos. Pensando en eso, Nessa invita principalmente a los hombres, y a lxs escépticxs del feminismo: «me parece que son las personas que yo más necesito que me lean».

Zoila funciona como una revista mensual. Cada mes sale un número abordando un tema diferente desde ángulos diferentes, y en la pluma de editorialistas diferentes, ilustradas por una artista invitada que escoge qué textos graficar. Las puertas están totalmente abiertas para las chicas que quieran lanzarse a escribir y que tengan algo importante que decir.

Nessa no busca filtrar nada, sino ordenar las ideas que le caigan, para agruparlas y volverlas poderosas en conjunto con cada entrega de Zoila. Eventualmente, busca ampliarse a lenguajes como la fotografía y el video, quiere impulsarlas a todas.

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Ilustración de La Suerte para un texto de Daniela Alcívar en el número cero de Zoila.

Nessa dice que este es su passion-project, como le dicen los gringos. Eso por lo que se desvive por amor al oficio, a las ideas, a su postura. Piensa que es triste que algo así haya tenido que nacer como «necesidad», desde la carencia, porque la sociedad no le daba el espacio merecido.

Y por eso, cuando le pregunto sobre cuál es su reflexión frente al hecho de que una iniciativa así pueda generar resistencia de la gente, responde sin vacilar que no es un producto que se plantea desde la división. «No quiero definir a Zoila como para feministas o para no feministas, para nada. Creo que tiene que trascender ese tema y me encantaría que las personas que no se consideren feministas también puedan verse reflejadas en algún texto de Zoila. Quiero cuestionar, pero no quiero marginalizar».

Sobre el futuro, piensa en sus hermanas de 13 y 12 años. «Yo quisiera que las chicas que están ahorita en la secundaria se enteren de Zoila y se apropien de ese espacio también. Quiero que ellas no crezcan como yo crecí, sin ese referente de pensar ‘¿dónde está mi voz en todo esto?’. Quiero que cuando tengan mi edad ellas no necesiten tener Zoila».

 

 

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