Estilo y actitud en Quito

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Los diseñadores se inspiran en lo que tienen alrededor y, también, en la idea de qué les gustaría ver. Así crean, con la esperanza de mostrar que una emoción o sensación sí puede tener colores, texturas y formas. La inspiración está en todo lado y termina plasmada en accesorios que después pasarán a ser parte del estilo de alguien más.

Actualmente en Quito surgen varios diseñadores locales, quienes buscan formas alternativas de trabajar dentro del mundo de la moda. Escogimos a tres de ellos, quienes por medio de sus piezas muestran que existe un mundo muy interesante fuera de las marcas tradicionales.

«Piensas ‘yo nunca me voy a poner eso’, pero cuando te atreves se ve cool«, dice Karina Narváez, diseñadora quiteña de la marca de ropa Kuno. Por lo general tenemos miedo de experimentar lo nuevo y diferente. Por eso, vamos a las tiendas que conocemos y salimos con ropa que muy probablemente encontraremos que más de una persona estará utilizando. Hay quienes tratan de pasar desapercibidos, pero también están aquellas personas que buscan exactamente lo contrario: encontrar un estilo propio que va más allá que cualquier prejuicio. Así nacen marcas como Kuno, que forman parte de la búsqueda personal por encontrar una voz propia, utilizando la ropa como medio de expresión.

Karina Narváez encuentra su inspiración en Internet. En la web se fija especialmente en los looks que la gente escoge para salir a la calle. Los compara con lo que ve cuando camina por Quito, y toma en cuenta que aquí tenemos diferentes estaciones; por ese motivo lo que se usa en otros países no siempre puede llegar a la ciudad. Con esas ideas en la cabeza, comienza a trabajar.

Esta marca es especial y está enfocada en mujeres: cada prenda es única y puede ser personalizada de acuerdo a los gustos de quien la compra. La dinámica va así: Karina publica en redes sociales fotos de nuevos diseños. Si a alguien le gusta, enseguida se contacta con ella para saber el precio, la talla y si desea que la diseñadora haga algún cambio.

La buena acogida de sus modelos es la mayor motivación que tiene Karina para seguir diseñando. Le sorprende que cuánto sus estados de ánimo se inmiscuyen en la ropa que hace. Esa unión entre sus sentimientos y la inspiración urbana son el motor de Kuno.

Cardànas, como marca de zapatos, nació entre noches de bares y trabajos independientes. Sebastián Aguirre armó el proyecto en Francia, al graduarse como diseñador de productos. Después de casi dos años de hacer estudios de mercado, diseñar el logo, dibujar los modelos y establecer el concepto de la marca, llegó a Ecuador para buscar fábricas y proveedores nacionales.

«La marca está abierta para que la plataforma de productos pueda crecer en varias direcciones», cuenta Sebastián. Una de esas vías son las camisetas con el trabajo impreso de artistas ecuatorianos. Por el momento, los primeros modelos llevan la nueva obra del pintor Marcelo Aguirre; la tienda actualmente se ubica en el viejo estudio del artista.

Sebastián cuenta como anécdota que cuando decidió tomar ese espacio para su marca, notó que necesitarían pintar el piso. Las marcas de pintura habían creado una superficie irregular y era prácticamente imposible limpiar y ubicar los productos ahí. Con pena, dejó el suelo con un solo color y conserva fotografías de cómo era antes: una obra de arte que nació de la casualidad.

El estilo de Cardànas es sencillo y cómodo. Sebastián busca que los zapatos tengan un corte tradicional, priorizando que lo más llamativo sean los colores antes que el exceso de decoración. «Cuando diseño trato de limpiar todos los elementos decorativos, me voy a lo fundamental», cuenta.

Para la pequeña empresa, las redes sociales también son muy importantes, ya que son una herramienta de comunicación, que sirve para promocionar y mostrar los productos. Además las utilizan como una plataforma para relacionarse con los clientes, y así conocer más de ellos.

Los zapatos Cardànas son pensados inicialmente para hombres, pero gracias a su diseño simple los puede usar cualquier persona.

BO EM es una galería de diseño, donde se pueden encontrar prendas exclusivas y exposiciones rotativas de artistas. «No es solo una marca de ropa, sino un concepto, una forma de vivir y de vestirse», explica la dueña Denisse Cabrera.

Denisse es diseñadora y socióloga. Fusiona ambas carreras a diario. Por las mañanas trabaja en temas sociales y en las tardes dentro de su tienda en Cumbayá. Explica que es una mezcla perfecta: la vestimenta y la ropa reflejan no solo a las personas, sino a la sociedad en sí.

Para ella, el diseño de modas es una fuente infinita de inspiración para que cada quien pueda expresarse de la mejor manera. Por eso, uno de los objetivos de Denisse y su esposo José Ricardo, es ayudar a que cada cliente encuentre su estilo propio.

Al igual que Kuno, cada pieza es exclusiva. La gente que llega a BO EM busca de un toque diferente, lejos de la reproducción en masa que ofrecen otras tiendas a nivel nacional e internacional. Además, es ropa que rompe los esquemas estilísticos impuestos por las grandes marcas, las cuales juzgan lo diferente como raro.

El estilo no convencional de la marca Denisse Cabrera y TODDEL (zapatos de hombre hechos a mano), están basados en materiales nacionales y producidos por artesanos ecuatorianos. Para Denisse este trato de comercio justo es parte de su identidad dentro de la industria, porque buscan enfatizar que es un trabajo nacional con diseños únicos.

Cada diseñador tiene sus preferencias pero si algo habla por todos, son sus productos. En un medio emergente como el ecuatoriano es importante que existan nuevas propuestas que rompan con esquemas que dictan cómo debe o no ser la moda. Tal vez con ese incentivo de buscar nuestra propia identidad, podamos dejarnos llevar por las nuevas tendencias. Y quizás definir más claramente nuestra identidad.

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