Busca retratar una época a través de las formas, los colores y patrones. Su archivo incluye arquitectura y espacios íntimos de creación. Revisamos las aristas del trabajo de Edgar Dávila Soto.
«Yo no decidí documentar, me di cuenta de que en la vida estaba documentando», dice Edgar Dávila Soto. En su recorrido como fotógrafo y productor audiovisual, ha construido un registro de espacios, detalles, patrones y colores. Con el paso del tiempo y la perspectiva, ha reconocido en su trabajo un mecanismo para dar testimonio de la época que le tocó. «De aquí a diez años esas fotos van a ser un recuerdo, una memoria de lo que estamos viviendo, y creo que como generación está bueno ser parte de esto», asegura.
Describe a su actividad como «documentar el tiempo». Con esa premisa ha decidido enfocarse específicamente en la arquitectura y en los lugares de creación, concretamente en talleres de artistas. Piensa en las personas como ritmos y armonías, y en los espacios y edificaciones como una representación de la gente que los construye y habita. «La armonía y el ritmo no tienen que ver con un tema de belleza, sino de profundidad de las personas. Nada es lindo, nada es feo, las cosas y las formas tienen su propia personalidad, su propia luz. La forma hace que nos caractericemos y seamos únicos», explica.
Edgar estudió y trabajó como periodista en Buenos Aires, luego se especializó en comunicación audiovisual. En ese trayecto se encontró con la arquitectura, y decidió apostar por la fotografía en ese campo. Ahora colabora con diseñadores, arquitectos y constructoras, pero también desarrolla proyectos personales que lo conectan con otras épocas. En esas exploraciones, las formas son para él detonantes de investigación y reflexiones.
Así nacieron sus dos muestras: Abstracciones Arquitectónicas, una serie de 2014 que mostraba un registro de Nueva York, y Tropical Deco, su más reciente colección. En esta última, Edgar toma como punto de partida edificaciones Art déco del Distrito Histórico de Miami, para luego volver la mirada hacia edificios de acá que fueron construidos bajo la influencia de ese movimiento artístico en la primera mitad del siglo XX. Como parte de sus proyectos personales, también está el registro de diversos edificios emblemáticos de Quito.
Radio COCOA: ¿Cómo han sido esos procesos de selección de los edificios que vas a retratar?
Edgar Dávila: En las muestras, la elección de lo que hago ha sido consecuente con lo que vivo. Me he maravillado con lo que son las ciudades y con lo que se puede volver la arquitectura para ellas… Más que una elección, es lo que te trasciende, lo que sucede, lo que llega a ti.
En el caso de los edificios de Quito creo que es más particular. Nosotros somos un mix, tenemos corrientes definidas de la arquitectura, pero somos una mixtura. Quito ha ido creciendo con varias formas, temas, pensamientos de arquitectos de la época. Hay referentes que se han ido convirtiendo en marcas de la ciudad… retrato épocas que marcaron y marcan la ciudad tan fuertemente que hasta ahora esos edificios siguen siendo muy representativos, muy actuales, muy habitables, se destacan frente a todo este mundo de arquitectura que tenemos en Ecuador, se realzan, crecen. Es el tema de querer dejar un precedente de una época que funcionó acá.
Radio COCOA: Los edificios de por sí son el registro de una época, ¿qué te motiva a documentar ahora esas construcciones del pasado?
Edgar Dávila: Registrar una época, un momento pasado, te hace reflexionar sobre lo que sucede en el presente, y analizar qué se podría hacer para mejorar en la actualidad. Capaz registrar lo pasado, lo sucedido, es llevar la reflexión a la contemporaneidad, a lo de ahora. En Tropical Deco, por ejemplo, es rever la mirada a lo que somos, darnos cuenta de que somos un hermoso Centro Histórico colonial, sí, pero que tenemos un valor fuera de eso.
El registro de los espacios adquiere una profundidad distinta en la otra dimensión de su trabajo. Ha atravesado las puertas y ha decido retratar también lugares íntimos. Así, ha construido un archivo de talleres de artistas locales que incluye una revisión de su trabajo y de sus historias, y una descripción del encuentro de Edgar con esos espacios y esos universos de formas e ideas. A través de esas colaboraciones y de una dinámica de trueque, él va construyendo en su casa una colección de arte en donde cada pieza representa trabajo y un intercambio de talentos.
Radio COCOA: ¿Por qué elegiste retratar espacios de creación?
Edgar Dávila: Cuando llegué, empecé a hacer esto porque no me gustaba que la gente diga que acá no se hace nada, ¿cómo que no se hace nada? Pensé que de ley hay gente que está produciendo, más en el ámbito del arte. Hace un tiempo que no teníamos esa visibilidad en redes, pensábamos que no había artistas en el país… Con esto, es hacer sentir a la gente que tenemos mucho porqué sentirnos orgullosos. Es maravillarte con lo que la otra persona hace, cada cosa que hace es su trabajo, es darle valor a eso.
Poder producir para eso es mi finalidad de vida, es un trabajo que no tiene lucro, un aporte para mí y para los demás, y puede tener un potencial gigante. Lo veo como un trabajo a largo plazo, y no quiero que sea la colección de artistas ecuatorianos, se puede ir abriendo a todo el mundo. Me encanta la idea de lo globalizados que estamos, de lo conectados que podemos estar. La idea es ir creciendo, haciendo una colección que pueda representar una etapa.
Radio COCOA: ¿Cómo decides a qué artistas visitar en sus estudios?
Edgar Dávila: Me gustan mucho los artistas que están en producción, me encanta ver personas que están produciendo, que están haciendo algo en ese momento. Yo ya he eliminado de mi cabeza eso de «eso es lindo o es feo, eso funciona y eso no»… Tengo la oportunidad de sentarme a conversar, ver qué les trasciende, sentir que todo es consecuente. Me guío mucho por lo que están produciendo, y por esa sensibilidad.
Radio COCOA: El trueque ha sido central para tu registro de talleres de artistas, ¿cómo funciona y por qué has optado por esa dinámica de colaboración?
Edgar Dávila: Yo no llego y digo mis fotos cuestan tato. Mis fotos tienen valor, me dedico a escribir, invierto el tiempo en cada artista, pero a cambio quiero algo que sea muy sincero, algo que represente esa etapa suya, algo que quieran que se guarde, que sea guardado por mí y que sueñen con ver en un futuro en otro lado… Voy a tu casa, hago las fotos, te las entrego en digital. Tú puedes utilizarlas para tus redes, y en caso de que se hagan públicas de otra manera, me avisas y acordamos un precio que va a ser muy representativo para mí.
Mi interés es crear una colección, tener mi casa llena de arte, de almas, eso yo les digo siempre. Siento que cada cosa aquí tiene su trabajo, su proceso, su tiempo, y así me siento súper tranquilo en mi casa… Este es mi proyecto de vida.