En la hibridación cultural Los Nin rapean sonidos locales

por Alex Tamayo
Las características musicales andinas son exaltadas en la mezcla con sonidos globales. Con hip hop, Los NIN reavivan su tradición otavaleña mientras difunden la unión colectiva. Wambra Katary es su nuevo trabajo discográfico.
Los Nin 2 radiococa

Los Nin/ Foto: Valeria Rivilla

El hip hop andino de Los Nin es como el fuego. Con rimas en kichwa y castellano se esparce, quema y mantiene despiertos a los guambras rebeldes. Su música recoge sonidos globales, que al mezclarlos con instrumentos andinos, exaltan la localidad. Con un mensaje de unión, lucha, fuerza y trabajo colectivo Los Nin son la llama que nunca se calla.

Conformada por la numerosa familia Cachimuel, de la comunidad Monserrat en Otavalo, y algunos amigos cercanos, esta banda lleva más de dos décadas en el mundo musical.

Esta vez estrenan álbum: Wambra Katary, un puño de 14 temas en el que incluyen algunas canciones de su EP debut. “Es el intento de mutar nuestros sonidos sin irrespetar su significado original”, dice Sumay, uno de los vocalistas del grupo.

Recogiendo información en mi cabeza, en mi vida, que recién empieza… — «20 Balas»

Yahuar Wauki, Yarina y ser un Cachimuel

Su crecimiento temprano comenzó tocando en las reuniones íntimas de la comunidad. Siempre cercanos a los vientos andinos, su búsqueda musical parte de ahí, del corazón colectivo. Con toda la familia involucrada en la danza o la composición musical, su sonoridad evoluciona por completo cuando Roberto, el tercero de 11 hermanos se muda a Boston. Aceptado por Berkelee College of Music invita a sus hermanos mayores (Rimay y Manuel) a acompañarlo en la aventura.

Con la mitad de los creadores en Otavalo y los otros tres empapándose de nuevas tendencias en el país extranjero, empieza un crecimiento simultáneo de la banda. “Compartíamos nuestros descubrimientos musicales cuando nos hablábamos, pero el verdadero aprendizaje era en las reuniones familiares” dice Ati, al recordar los músicos que conoció gracias a sus hermanos mayores.

La música se beneficiaba de este fluir de información entre ambos mundos. En ese tiempo la agrupación (dividida en dos) se llamaba Yahuar Wauki -hermanos de sangre-, que posteriormente se transformaría en Yarina, en honor a una de sus canciones.

Yarina se convirtió en una agrupación numerosa con la que ganaron el Nammy en 2005 con su disco Ñawi. El equivalente a los Grammy para la música nativa del mundo. Pronto, Europa y EEUU se enriquecieron de la música que estos músicos nómadas esparcían junto con su tradición.

Los Nin utilizan elementos globales para resaltar sus características locales. Yarina -el recuerdo- se convierte en Los Nin -fuego/decir-, cuando el hip hop y la fuerza de la música urbana influencia en su proceso creativo. Sumay (el penúltimo de la familia) reconoció el poder del rap de letras directas y claras. Este ritmo ya simbolizaba todo un movimiento social y cultural en el mundo cuando Sumay lo asimila para su adaptación mestiza. Totalmente consumido por la globalización de los 90, tomó a Snoop Dogg o a Tupac Shakur como referentes rítmicos para sus composiciones posteriores.

… es cuestión de uno mismo no quedarse en el abismo (Mushuk – Wambra Katary )

Nacer Nin y hacerse Nin

De manera improvisada, la vida cotidiana, las sorpresas de la calle y las reflexiones personales se mezclaban en la fluidez de sus rimas. Bajo el titulo de música andina contemporánea probaron el potencial de su música a ser adaptada e iniciaron una nueva exploración. En 2008, como un juego entre hermanos, empezaron a construir el sonido que hace que Los Nin actualmente salgan del esquema común. Lo armónico de los vientos con lo contestatario del rap y sus beats electrónicos rompe esquemas culturales e ideológicos en su sonido. ¡Shinallami-kanchik! -¡Así somos!

“La composición de nuestra música es siempre de manera colectiva y esto es lo que la hace tan completa”, dice Sumay mientras explica que no solo personas de la banda participan en este proceso. Los Raymis (festividades de cosecha) son encuentros cargados de energía en los que la banda se inspira y colecciona algunos samples.

Sumay explica la particularidad de los bailes como el fandango, que varía el ritmo en el zapateo del inti raymi según el sector. Este compás marca la temporalidad en sus rimas y vientos dentro de las canciones.

Los Nin evidencian la multiculturalidad actual para exaltar nuestra identidad barroca. “Al componer en kichwa y castellano siempre se realiza una traducción en conjunto, pues existen algunos sentidos atrás de las palabras complejos de transmitir” dice Ati, describiendo las diferencias entre estos idiomas.

El uso de lenguaje coloquial y modismos en las letras de sus canciones las acerca con el público. “La mezcla y equilibrio entre lo global y lo local, entre la ciudad y el campo, lo análogo y digital, así como lo tradicional y lo moderno son las nuevas construcciones de nuestra identidad”.  Confiesa entre risas, que por ahí se le va también un par de palabras gringas mientras lo dice todo rapeando y rimando.

Sabemos valorar lo que es la verdadera herencia — «Yuyay»- Shinallami Kanchik

“Kaina kay kawsarín” –el pasado vuelve a revivir-. La herencia familiar muta a través de su música y para ellos es la forma de mantenerla viva. Los Nin crean y modifican en base al saber ancestral, sin dejar de entender su significado original y conservar la musicalidad de su tierra es parte de sus objetivos. Para ellos, el verdadero legado es conocer a profundidad sus tradiciones hasta el punto de poderlas fusionar sin irrespetar su forma.

El trabajo colectivo, el respeto a los mayores, al entorno y el valor a la vida son ideas constantes en la letra de sus canciones. Sumay aclara que caminar unidos y aprender de los demás, son conceptos base para la convivencia en sus costumbres.

Wambra Katary

En vez de libres, cada día más asalariados — Lanzamiento Wambra Katary

El disco también es un trabajo en comunidad “a manera de minga”. “Este disco reune la voluntad mucha gente”, dice Ati al mencionar a las personas del barrio, amigos, familiares, colaboradores de Otavalo, de Cotacachi y del mundo que reunió todas las ideas en Millay Runa Records a las faldas del Imbabura.

La grabación en banda esta compuesta por batería, bajo, guitarra eléctrica, cuerdas andinas, charango, quenas, zampoñas, bandolines, violín, distintas voces y coros en mezcla con las posibilidades de los sintetizadores. Como parte del repertorio, son re grabadas seis canciones de su EP anterior Shinallami Kanchik.

Este disco esta dirigido especialmente a los jóvenes como agentes principales de cambio. Para Los Nin es importante difundir un mensaje militante de resistencia contra las ideas impuestas y unión como parte de incentivar al pensamiento propio.

Como dice Ati, cada canción es la invitación a debate o conversación sobre “realidades de personas comunes como nosotros”. “Nosotros ponemos los temas sobre la mesa y dejamos que ellos los interpreten y opinen”, completa Sumay. Desigualdad, injusticia, discriminación y libertad son algunos de las líneas temáticas de denuncia en sus canciones. Son ideas que buscan –wambra katary-: despertar a los guambras vivos.

Galería de su concierto del lanzamiento de Wambra Katary el 26 de marzo de 2017

/Fotos: Manuela Pinto

LN4 radiococa
Los NIN /Foto: Manuela Pinto
LN1 radiococa
Los NIN /Foto: Manuela Pinto
LN3 radiococa
Los NIN /Foto: Manuela Pinto
LN 2 radiococa
Los NIN /Foto: Manuela Pinto
LN6 radiococa
Los NIN /Foto: Manuela Pinto

 

 

 

Únete a la conversación

Tal vez te interese