El más insolente escritor del Boom Latinoamericano era ecuatoriano. Sus novelas se tradujeron a todos los idiomas y sus ejemplares alcanzaron un sinfín de reimpresiones. Su obra maestra se titulaba «La Línea Imaginaria», una novela sobre la guerra del 41. Su presencia junto a Vargas Llosa, García Márquez y Cortázar había sido permanente en los 60s. El escritor se llamaba Marcelo Chiriboga y murió a los 57 años.
Pero todo era falso, una broma literaria. Carlos Fuentes se inventó un escritor para que Ecuador no se quedara fuera del boom. Ahora, Javier Izquierdo -cineasta ecuatoriano, él sí, de verdad-, retoma la invención de Fuentes en su película Un Secreto En la Caja.
El largometraje reconstruye la vida y la obra del ficticio escritor ecuatoriano a través de entrevistas a quienes habrían sido su hermana, su hija y sus amigos, junto con el testimonio de editores, periodistas y profesores obsesionados con su obra. Así, la película nos introduce a la historia chiriboguiana de un país que ha desaparecido.
Radio COCOA: ¿Puedes empezar contándonos de donde vino la idea?
Javier: Yo había hecho un documental hace muchos años sobre el primer cineasta ecuatoriano, Augusto de San Miguel, que era un personaje olvidado de la historia artística del Ecuador. Sus películas desaparecieron. Eso fue en los años 20. Había el mito de que el tipo se había enterrado con sus películas. Esa fue mi primera película. Ahí me di cuenta que los documentales se acercaban a la ficción, que un documental nunca es del todo puro ni transparente, que siempre había una manipulación. Trabajar con un personaje cercano a la leyenda requería de varios de los mecanismos que usa la ficción…y entonces, pensé en Chiriboga.
RC: ¿De dónde conocías al personaje de Chiriboga?
JI: Chiriboga aparece en los círculos literarios desde hace décadas. Yo hice el click cuando estaba en Barcelona con proyectos de ficción que no terminaban de cuajar. El tema del falso documental para Chiriboga me parecía fascinante.
RC: ¿Cómo llegaste al guión?
JI: Volví a Ecuador en el 2010 y comencé a investigar y a escribir. Le contacté a mi hermano Jorge que es escritor y empezamos a trabajar a la distancia en el guión. Un recurso de los falsos documentales es usar gente conocida para darle más veracidad, esa era la idea inicial con este proyecto: entrevistar a Carlos Fuentes, Vargas Llosa, la gente que estaba viva del boom. Pero fue difícil conseguir fondos y se tuvo que descartar todo el tema de los viaje. Además algunos de estos personajes se fueron muriendo, como Carlos Fuentes.
Era un proyecto que en papel generaba muchas dudas. La mayoría de personas tiene referentes gringos de falsos documentales, pero el mío era una película latinoamericana: Un Tigre de Papel de Luis Ospina (Colombia, 2008), donde se trata un tema político y cultural del país en torno a la figura imaginaria de Pedro Manrique Figueroa, artista precursor del collage. Los mockumentaries gringos están menos ligados a esos temas. Finalmente hicimos un guión donde todos los personajes eran ficticios.
RC: Chiriboga es un mito, ¿cómo decidiste que sea un actor con rostro quien encarne a ese mito, a ese personaje inventado por muchas personas?
JI: En Un Tigre de Papel nunca se ve la cara de Pedro Manrique Figueroa, de acuerdo. Pero a mí me fascinaba la idea de recrear la entrevista con Soler Serrano, periodista que entrevistó a muchos de los escritores del boom. El casting original para Chiriboga fue Manuel Calisto. Para mí él era Chiriboga, pero lo mataron. Hice un casting a Rafael Espinosa para el personaje de periodista mexicano que aparece en la película y de hecho hizo un casting pésimo como mexicano, pero se pasó hablando del boom, había algo interesante. Lo escogí y luego me di cuenta que había sido un hallazgo.
RC: Al final de la película, en su entrevista con Soler, Chiriboga aconseja a los jóvenes escritores que escriban como si no tuvieran un país. No puedo evitar pensar que esa frase es hasta un mensaje directo para un montón de manifestaciones creativas que se dan ahora en Ecuador.
JI: Es una frase que salió en el rato menos pensado en el guión. Quería que parezca una pregunta efectuada por Soler: él era ceremonioso, nada crítico ni irónico. Cuando hago esa pregunta («¿Qué consejo le daría a los jóvenes escritores del futuro?») hablo yo, o sea es mi voz grabada, quería mostrar el artificio. Hay un texto de Leonardo Valencia, El Síndrome de Falcón. Falcón es el personaje que cargaba a Joaquín Gallegos Lara —este escritor que estaba tullido y no podía caminar—. Valencia retoma este personaje para enfatizar la idea de la carga de un país. Si te pones a ver toda la obra de Chiriboga tiene que ver con el Ecuador, pero no con un Ecuador costumbrista.
RC ¿Cómo creaste la obra de Chiriboga?
JI: Fue una de las primeras nociones que hubo. Me pasé varios meses leyendo todos libros de Donoso, muchos libros del boom y algunos sobre Ecuador. La pregunta era: ¿de qué hubiera tratado la gran novela ecuatoriana del boom? Ni Donoso, ni Fuentes dijeron de qué trataba su obra, solo le dieron títulos. Siguiendo la lógica de los escritores del boom, que escribían las historias de sus países, encontré que el suceso más importante de Ecuador tenía que ser la guerra contra el Perú en el 41.
Yo crecí con el mapa que tenía la línea del Protocolo del Río De Janeiro. Te afectaba un montón cuando salías de Ecuador porque en el resto del mundo había otro mapa, donde el país era más pequeño. Nos aferrábamos a algo que no existía. Teníamos un comportamiento patológico. Por eso era el hecho en el que tenía que centrarse su gran novela.
RC: Volviendo a la producción, ¿por qué estrenarlo en la web?
JI: Las películas ecuatorianas no están funcionado en las grandes salas. El público se fue. Las multisalas no tienen espacio para las películas ecuatorianas porque quedan fueran de contexto: no hay cine latinoamericano, ni europeo, solo hay películas de Hollywood.
Cuando estrenas te tratan súper mal, te sacan de cartelera pronto. Por otro lado, en los últimos años se ha estrenado cualquier película realizada en Ecuador y ha habido estrenos precarios, cinematográficamente precarios, lo que ocasiona que la gente pierda el interés en ver cine hecho en el país.
RC: La película en YouTube tiene cerca de 7 000 visitas. ¿Es algo que te sorprende?
JI: Sí, cinco mil, diez mil estaban haciendo películas como Feriado (Diego Araujo, 2014), que ha sido una de las mejores facturas de los últimos años. Es interesante lo que está pasando. Curiosamente los mejores artículos que han salido de Un Secreto En La Caja son de medios digitales. Es chévere comprobar que la fuerza de las cosas está en lo digital.
RC: ¿Qué sigue para Un Secreto En La Caja?
JI: Se cierra la difusión gratuita en Internet el 1 de abril. Luego, pasa al circuito alternativo: la estrenaremos en salas en el cine Ocho y Medio. También queremos que vaya a universidades para crear cine foros. Y finalmente, hay una serie de festivales a los que ya estamos aplicando.
Puedes mirar la película en este link.
1 comentario
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