Antología del Videoclip Ecuatoriano: Una selecta lista de 10 trabajos

Fotograma del videoclip «Haciéndose Aire» de Cruks en Karnak

El videoclip es mucho más que un montón de imágenes acompañando a una canción. Es la primera vitrina que nos expone a ver lluchas en la infancia (en mi caso fue J-Lo), la pieza fundamental de la mítica época de  MTV -de la buena-, el producto cultural que «mató a las estrellas de la radio». El videoclip es una forma de «ver música». Sirve para agigantar esa sensación de cuando una canción nos sacude por dentro.

El Ecuador es un país que ha parido un sinnúmero de bandas con un sinnúmero de visiones diferentes. Desde el legendario «Torres Gemelas» de Delfín, hasta el último video conceptual de Nicolá Cruz, abundan las producciones audiovisuales. Cada una de ellas es testimonio de las tendencias de la época, del estilo de los músicos, de la cantidad de recursos. No obstante, dejaremos de lado el vasto mundo de la tecno-cumbia  para enfocarnos en el mundo de lo alternativo-independiente.

Desde el final de los 90, se podría decir que esta escena vivió un boom musical, acompañado inevitablemente por un boom de videos que reflejan a ese crecimiento desde lo visual, con fuerza. El Internet, las cámaras más baratas y versátiles, las redes sociales…el siglo XXI. Todos catalizadores de un movimiento que ha facilitado la difusión para bandas, no solo a través de su música, si no a través de una propuesta visual. El videoclip es un fenómeno cultural que junta a la música con el cine, convirtiendo a ambas cosas en formas artísticas aún más complejas. Si tenemos todos estos factores dignos de monografía en cuenta, vale la pena darse el trabajo de rastrear a los videoclips más elaborados, a los que tienen más feeling, a los que mejor cumplen la labor de ponerle cara a los sonidos.

Aquí, en ningún orden específico y recopilada con mucho cariño, una selecta lista (muy personal) de trabajos que demuestran que en nuestra llacta se hacen videoclips dignos de antología.

1. Salgo: Sudakaya 

Una propuesta estética muy interesante, un despliegue de producción bastante grande y una historia contundente que combina bien el mensaje de la canción con la imagen de la banda. Todos estos son los elementos que se unen para hacer de «Salgo» uno de los videos más sólidos que se ha producido en nuestro país. No es fácil dirigir a un grupo grande de extras y menos aún, conseguir que dichos extras sean policías dispuestos a quedar como villanos frente al poder de la música. Mientras la tensión crece y la canción se vuelve más agresiva, nos preparamos para el último gran enfrentamiento entre la banda y los oficiales opresores. El tema forma parte de «Terminal», segundo álbum de la legendaria banda de reggae ambateña que puso a bailar a toda la juventud alternativa en la década de los 2000.

2. Caos: Can Can

En un elaborado plano secuencia, Juan Carlos Donoso Gómez entrega esta joya que retrata «tal cual es» la esencia de la gran (y ya en descanso) banda quiteña de rock-pop progresivo, Can Can. En el video, son chicos malos que se visten de rosado y tienen a Hello Kity pegada en su guitarra. La forma en que las imágenes de esta fiesta destructiva van cambiando a través de una televisión, hace que la sensación de caos se vuelva más evidente al no saber si estamos viendo la realidad frente a la cámara o detrás de una pantalla. La escenografía, el vestuario y la fotografía se combinan de forma muy orgánica para hacernos sentir que un huracán rosado abatió con todo a su paso y dejó a Can Can para cantarnos sus estragos. (Además, Denisse Santos se ve increíble, como una novia rockera que acaba de huir del altar para emborracharse en esa fiesta. El primer amor platónico de los fans de la música alternativa en la década pasada).

3. Tonto: Niñosaurios

A todos nos gusta pensar que nos quieren.
Este videoclip es uno de los más originales que he visto salir de la videoteca rockera nacional. Una idea simple, concretada de forma muy vistosa. El mérito es mayor si consideramos que fue producido en una época en que el poder revolucionario de las DSLR no era tan conocido en nuestro país, y donde el manejo de los programas de edición no era fácil ni ofrecía tanto campo para los efectos especiales. No es que el video haya sido rodado hace 30 años, pero tan solo hace seis, la tecnología de la que disponían los productores locales no era asequible como hoy. «Tonto» es de esos videos que, después de ser vistos, lo dejan a uno preguntándose: ¿cómo lo hicieron? Roten en la psicodélica rueda sin fin de los Niñosaurios.

4. Soy Chiro: Los Corrientes

Haciendo honor a la letra, este video demuestra que aun siendo chiro se puede producir cosas de calidad si se tiene la creatividad y el ingenio suficientes. Hecho, por sobre todas las cosas con amor a la camiseta, «Soy Chiro» tiene mucho del sabor y la viveza que caracterizan el ser «guayaco a mucha honra». El valor aquí recae principalmente en la historia que se cuenta. Nada conceptual, nada elegante, nada psicodélico, pero divertido y capaz de conectarnos por su sencillez y su tino humorístico. Si se sintió identificado con, por lo menos una, de las situaciones que hacen padecer al protagonista, lleve la mano a su pecho y diga con todo el ñeque posible: ¡Soy Chiro!

5. Haciéndose Aire: Cruks en Karnak

Discutiblemente, la banda alternativa más importante de los 90 e inicios de los 2000, Cruks en Karnak: los primeros rockeros ecuatorianos con los que me topé en la vida. Haciéndose Aire es un producto interesante, ecléctico, tan ecuatoriano como la mano de verde que cuelga en la escenografía. Un videoclip que pudo haber formado parte del imaginario colectivo de los que nacimos en la última década del Siglo XX, entra a la lista porque es -más que nada-, un precedente para todo lo que vino después. Producido y dirigido por Sebastián Cordero, el video lo tiene todo: una pelea de telenovela protagonizada por Sergio Sacoto; la banda viendo esa pelea en una tele antigua; un caserío en el bosque tropical; un partido de fútbol con los niños de la localidad; chicas sensuales por aquí y por allá; el look Dave Navarro con pantalón otavaleño, del bajista y el baterista; los flashazos que luego veríamos mientras Ángel se prendía un chafo en Ratas, Ratones, Rateros. Un verdadero producto de antología.

6. Cambio de Tonalidad: Da Pawn

Saltamos unos 20 años en el tiempo y volvemos al 2015 para desempolvar esta maravilla. Un viaje surreal por el páramo ecuatoriano acompaña a Mauro Samaniego mientras saca canicas de los frailejones y se encuentra con lo que parecen ser sus recuerdos, junto a un pantano cobijado por los Polylepis. Qué mejor escenario que el místico paisaje andino para dar vida a un video tan críptico como las letras de Da Pawn. La fotografía tiene una calidad impresionante, con la que demuestra que cada plano fue pensado cuidadosamente para encajar con el paisaje y con la atmósfera oscura del video. Dirigido por Ana Cristina Barragán, «Cambio de Tonalidad» es un producto de altísima calidad visual.

7. Colibria: Nicolá Cruz

Nicolá Cruz es la sensación del momento. Después de Prender el Alma, ha comenzado a pegar con muchísima fuerza en la escena de la electrónica a nivel internacional. Para acompañar a un gran disco, un gran videoclip. Al compás de ‘Colibria’, el video nos lleva en un viaje lleno de mística y misterio a acompañar a Huaira, quien parece ser una guerrera salida de algún planeta de Star Wars, o de una tribu Touareg del Sahara. Planos oscuros llenos de desenfoques y sombras, una paleta de color marcada por tonos ocres y un montaje que juega sutilmente con el ritmo de la canción. Todos se combinan y crean esta búsqueda psicodélica por el bosque, para encontrar el poder de los Andes. Gran balance de elementos orgánicos y fantásticos, tal como la música de Nicola.

8. Caminito: Swing Original Monks

Los Monks son un carnaval andante, un verdadero lujo visual, una banda que en verdad vale la pena ver mientras se escucha su música. Caminito es el single promocional de su nuevo disco, producido por Visitante de Calle 13 y que actualmente se encuentra buscando financiamiento para salir al mercado. El video provoca empacar una maleta y salir a caminar por todo el Ecuador. Los paisajes que Mr. Bumbass recorre con aura de shamán, y en los que Juana Monk canta a todo pulmón hace gala de un montón de vestuarios; son tan coloridos como el territorio que inspiró la canción. El video se hace grande desde la calidad de la fotografía capaz de embellecer aún más los escenarios que expone o desde el montaje, que adorna las imágenes conectándolas con mucha fluidez. Después de darle play, no reprima sus ganas de repasar el caminito.

9. 1537: Guardarraya

Es un logro enorme honrar con un video a una canción tan llena de sentimiento como «1537». Toda la nostalgia, la añoranza, el desamor y el amor intenso se juntan en cada acorde y en la voz lastimera de Álvaro Bermeo. Este es un verdadero clásico de la música independiente ecuatoriana, un neo-pasillo. Y el videoclip le da la talla. Cada momento está lleno de poesía acentuada por la parsimonia de la cámara. Ésta acompaña, como un testigo cercano, a la íntima y caótica danza de los protagonistas. Toda la atmósfera nos envuelve y nos agobia dentro de esta relación que saca chispas y ralentiza el tiempo. Destacan la luz cálida y fría en los momentos precisos y el montaje lento que lleva todo en retroceso aplicando un freno sobre la realidad de esta pareja (que se ama y se odia a mil por hora). Mágico, como las electro-acústicas ganas de joder.

10. Guayaquil City: Rocola Bacalao

Lo mejor para el final. La presa del caldo, el condumio de la menestra, el sabor en el plato. ‘Guayaquil City’, de Rocola Bacalo, es todo eso y mucho más. Sin duda alguna, el videoclip más BACÁN (con mayúsculas) que he visto salir de la escena ecuatoriana. Todo el humor y la sazón criolla se sienten en cada personaje que baila y canta para la cámara, sin poses, sin pretensiones y con todo el swing salsero de la canción. Juan Carlos Donoso (el mismo director de «Caos» y «1537») encontró que la forma más divertida de retratar el despecho es poner a bailar a toda una ciudad, en todas sus latitudes. Se juntan Samborondón y el Bastión Popular en una coreografía que le pone al video todo el color que la post-producción le quitó. Se nota que esto fue rodado con cariño hacia la banda, hacia la gente y hacia el tema. Gran forma de representar el sonido de una agrupación tan entrañable y con tanta trayectoria como «La Rocolita«.

Únete a la conversación