El Grill de César es la segunda película de Darío Aguirre. Está en cartelera en Ecuador desde la anterior semana. El viernes fue premiada como el mejor documental ecuatoriano en los Premios Colibrí – iniciativa que pretende transformar a la realización local en una celebración de industria con alfombra roja. El documental también ha recorrido una serie de festivales internacionales antes de su estreno.
La película se centra en Darío, director y protagonista, que tiene que volver a Ecuador para ayudar a su padre con su negocio de comida que parece ir a la quiebra.
Si se teclea «Cesar’s Grill» en internet, hay un hallazgo doble y hasta ambiguo. El mismo nombre se utiliza en redes sociales para promocionar el restaurante de Cesar, el padre y la película de Darío. El documental está basado justo en esta relación y en cómo la distancia física y generacional podría llevar a que padre e hijo sean casi un par de desconocidos.
¿De dónde vino la idea de hacer la película?
Lo que emprendió la curiosidad era esa situación que no conocía en la que yo tenía que tomar responsabilidad por mis padres. Me vino una llamada de Ecuador y me piden que les ayude a salvar el restaurante. Ese momento fue como extraño. Mi sensor propio para hacer películas es grabar cuando no sé cómo reaccionar. Ahí empecé a grabar las conversaciones con mi papá. Después de unos tres meses de estar dando ideas para que se salve el restaurante, me di cuenta que no conocía a mi papá. Me dije “esto seguramente no me pasa solo a mí, sino a muchos hijos e hijas, hay mujeres que tienen un problema de comunicación”. Decidí grabar las conversaciones por Skype con mi papá y luego comencé a escribir un concepto.
Cuando tuve claro que esto no solo se trataba del restaurante, sino de cosas más profundas como la intercomunicación familiar, decidí que tenía que ir por un concepto para hacer una película.
Darío Aguirre y César Aguirre en el estreno en los EDOC 2014
¿Por qué volver a ser el personaje principal? Es algo que haces en tu película anterior, Five Ways to Darío
Son situaciones que han vuelto a mí. Me han obligado a tomar cartas en el asunto como autor e individuo. En 5 ways to Darío había una permanente cuestión en el que mi nombre en Alemania porque lo comparaban con otras cosas, o no lo entendían. Desde que migré empezaron a surgir otros aspectos de identidad en cuanto al tema. Son provocaciones externas que tengo que problematizarlas para entenderlas. En la práctica me he dado cuenta de que puedo llegar a otros aspectos del yo, que es muy difícil llegar cuando tienes un protagonista que no conoces. Cuando trabajas contigo mismo puedes llegar a cosas que no podrías pedírselo a un protagonista exterior. Es mi segundo trabajo de largometraje en que voy a seguir esta línea. Sin embargo, no es la línea que voy a usar siempre.
En el lenguaje, ¿Cómo se definen planos cuando uno no ve la cámara sino cuando uno es parte de lo que la cámara ve? ¿Cómo se dirige una película cuando también se es el protagonista?
Soy cuidadoso en eso. Tuve la suerte de encontrar a Santiago Oviedo en un festival de cine en México. Vi un trabajo que él hizo y me pareció muy interesante el respeto con el que trabajaba al manejar la cámara, la distancia que tenía con los protagonistas. Fue súper importante para mí. Hubo un trabajo previo en el que nos reunimos con Santiago, vimos las posibilidades de la película, hablamos de lo que podría pasar. Quedamos en que tenía que reaccionar cuando él sentía que tenía que reaccionar. Es casi un trabajo de co-dirección, toma decisiones sin necesidad de preguntarme a mí.
Cuando estás frente a la cámara es cuando, en base a un juego propuesto, el camarógrafo toma sus propias decisiones. Y salió bastante bien. Antes de cada día de rodaje hablábamos del punto de vista, del foco, de los personajes.
En los créditos hay una categoría que dice dramaturgo ¿cómo funcionó eso? Y a partir de eso, ¿qué tanto tiene uno como personaje la libertad de mover la película para que siga? o -por otro lado- ¿Es una situación de vida a la que se la acompaña con una cámara?
El proceso mismo, cuando preguntas a alguien si quiere hacer una película, las cosas ya cambian. La vida real y sus dinámicas cambian. Yo intento capturar que sean naturales. No creo que lo captado sea la “realidad”, no creo que exista. Influye en distintos niveles. En algunas escenas, hay más influencias de guión que en otras. Siempre hay una manipulación de lo que buscas. Estás dirigiendo para comprobar una tesis.
El productor era también dramaturgo. Quería saber como podía ser en su estructura. Teníamos el arranque con la llamada. Esta tenía dos finales: terminaba todo bien y la otra era que mi papá me iba a botar del restaurante. Teníamos el inicio y el fin. Teníamos una superficie que era la relación padre e hijo que se desarrollaba dentro del restaurante. Todas las preguntas que tenía a mi papá las presenté a mi papá. Las fui soltando durante meses. La parte más íntima, en el río, fue después de meses. Había un planeamiento.
¿Por qué estrenarla en Ecuador, en salas?
Pienso que es una película que llega en el momento preciso. Es una generación que intenta hablar de tabús. A mí, la relación de la autoridad padre-hijo me hace preguntar por qué tiene que ser tan dura. Es un tiempo preciso para plantearse esas preguntas. Sobretodo en un tiempo tan complejo como ahora, donde las familias se han separado geográficamente. Hay gente que intenta volver a Ecuador y tiene que adaptarse a la rutina. Yo también soy alguien que intenta volver a sentirse de allá (de Ecuador), pero se me hace difícil. Está el tema de la tradición, la migración, la familia. Creo que hay discusiones que son muy actuales.
Nos dio un montón de impulso el haberla expuesto en los EDOC porque la gente nos pidió que la saquemos en salas. Hay algunos aspectos que nos han guiado para sacarla en salas.
Hay decisiones desde la dirección importantes. ¿Cómo llegaste a las canciones y a otros recursos como el stop de los créditos de inicio?
La idea salió después de una de las conversaciones por internet. A veces cuando tengo que pensar sin preocuparme, agarro la guitarra. Ahí se me ocurrió, me salió la primera melodía que sale en la película, le puse texto. Yo mismo me burlaba de lo que estaba pasando. Al mismo tiempo, usaba la guitarra como una forma de diario. Lo tomé en serio como una posible forma y fui grabando más canciones. Las grabé según las cosas que me iban pasando.
El stop tiene que ver con por qué ser personaje. La idea era de que no se tome al personaje tanto como Dario Aguirre, sino como un personaje, el hijo que trata de comunicarse con su padre. Fue una decisión más como para suavizar esa distancia que tienes cuando es un tema tan personal.
¿Cómo se siente tu papá ahora respecto a la película?
Entusiasmado. Ve todo lo que se había olvidado, grabamos hace 4 años. Él me dice que se ve como si fuera otro. Esto cuenta un resumen de todo lo que pasó ese tiempo. Rodamos durante un año con espacios, 30 días con equipos y las escenas más íntimas, sólo.
¿Tienes otro proyecto en camino?
Con este termino mis proyectos sobre mí. Voy a hacer mi nacionalización alemana y estamos en el proceso de pre- producción.
