Sobre reggaetón y redes sociales

por Luciana Musello
En las letras de Bad Bunny, WhatsApp es sinónimo de romance; Instagram es territorio del deseo. ¿Qué pasa si nos tomamos estas apreciaciones en serio?

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Un verano sin ti, el nuevo disco de Bad Bunny, salió el 6 de mayo de 2022. Veinticuatro horas después, Benito batía un nuevo récord en Spotify, convirtiéndose en el artista más escuchado en un solo día en la historia de la plataforma. A la medianoche del viernes estuve lista para contribuir con mis respectivas reproducciones. Le puse play a “Moscow Mule”, la primera canción del álbum. Enseguida, algo llamó mi atención. La intro dice:

Si yo no te escribo

Tú no me escribe’

Pronto llega el coro:

No somo’ na’

Pero estamo’ envuelto’ hace rato

WhatsApp sin el retrato

No guarda mi contacto

Pausa. Ahí la tienes, una canción de Bad Bunny sobre los usos sociales y afectivos de WhatsApp. Las referencias a redes sociales son muy comunes en las letras de reggaetón. En Un verano sin ti hay alusiones a Instagram, WhatsApp, Twitter e incluso TikTok. En el álbum, estas plataformas aparecen entrelazadas con historias de amor, desamor, sexo y fiesta.

A veces es solo una mención breve, en otras ocasiones hay un coro entero sobre subir stories a Instagram. Sí, no son relatos grandiosos ni muy elaborados. Son más bien entendimientos populares sobre las redes sociales diseñados para resonar con audiencias masivas, pero ese es justamente su valor.

El estatus “mainstream” del reggaetón hace que sus letras, tan triviales y toscas, sean una buena forma de investigar las prácticas, significados y expectativas más difundidas alrededor de estas plataformas. Quizás, incluso, pueden revelar algo sobre la especificidad de las redes sociales en Latinoamérica, donde las tecnologías han sido adaptadas a nuestra cultura y condiciones.

Al examinar las letras de Un verano sin ti, por ejemplo, emergen narrativas particulares sobre la función social de Instagram y WhatsApp, las redes sociales que Bad Bunny menciona con más frecuencia. En el imaginario del reggaetón, el amor se expresa en WhatsApp, el deseo en Instagram.

Instagram, el deseo y lo público

Si yo fuera tu gato

Subiera una foto los vierne’ y los lune’ (so)

Pa’ que to’ mundo vea

Lo rica que tú está’ (que tú está’)

— “Me porto bonito” ft. Chencho Corleone

En las canciones de Un verano sin ti, Instagram está configurado como un espacio de exhibición. La lógica es la del escaparate: un ventanal de cara a la vía pública en la que se exhiben mercancías “paque tomundo vea”. Los productos expuestos son los usuarios o deberíamos decir, las imágenes que los usuarios han creado de ellos mismos con la intención de que otros las vean.

El principio es el de máxima visibilidad: ver y ser visto es la clave de Instagram, la privacidad es un antivalor. Estos imaginarios están tan incrustados en el género, que en “Yonaguni”, un sencillo previo al disco, Bad Bunny usa la frase:“No me busques en Instagram, mami búscame en casa” para presentarse como un reggaetonero atípico, un tipo distinto que no sucumbe a la superficialidad de la plataforma.

La dinámica del escaparate instagramero implica también que la contemplación pasiva no es suficiente. En la narrativa del reggaetón, las imágenes que circulan en la plataforma son siempre imágenes de cuerpos orientadas a la seducción. En todas hay un doble sentido, una indirecta, algo que susurra: “quiero que reacciones”.

En “Tarot” ft. Jhay Cortez, Bad Bunny sugiere:“Si subiste una story es pa’ que te lo comenten, si te mandé un fueguito es que me tienes caliente”. Estas líneas revelan la naturaleza transaccional de las relaciones en Instagram. Nadie sube una story gratis. La expectativa entredicha de obtener algo a cambio motiva nuestra participación. Sin esa recompensa -un like, un fueguito, un comentario-, Instagram no tendría sentido.

Así, en el reggaetón, la frivolidad casi obscena de nuestras prácticas queda al descubierto. El comercio de reacciones y la lógica de la exhibición organizan las relaciones al interior de la plataforma. Aquí, el consumo de imágenes, y en específico, el consumo de imágenes del cuerpo, es compulsivo y desapegado.

Las reacciones, finalmente, son una forma de pago poco costosa: no se agotan. Este es el sentido de la rima de Chencho Corleone en “Me porto bonito”:“Mami, sube algo, dame contenido”. Instagram, en otras palabras, es sobre un deseo que nunca se satisface: deseamos ser vistos, y deseamos con intensidad eso que vemos. 

WhatsApp, el amor y lo privado

Hacе tiempo que no agarro a nadie de la mano

Hace tiempo que no envío, «Buenos días, te amo»

— “Ojitos lindos” ft. Bomba Estéreo

Mientras que en Instagram reinan las relaciones públicas, WhatsApp es un entorno íntimo. De ahí que el pesar de Bad Bunny en “Moscow Mule” sea que no guarden su contacto en WhatsApp, un rito de paso hacia el mundo privado de una persona.

En términos técnicos, WhatsApp requiere un número de teléfono, un localizador que está asociado a la disponibilidad inmediata y por tanto, a la cercanía. Esta forma de comunicación es muy distinta al “DM” de Instagram, un buzón impersonal al que puede acceder cualquiera como se sugiere en “Neverita”: El DM explota’o, to’os le escriben ‘hola’ ».

El carácter exclusivo de WhatsApp se aprecia en “Un ratito”, cuando Bad Bunny confiesa: “A cualquiera no le meto ni le cuento mis secretos, me pongo feliz cuando llegan tus texto’”. En general, las historias sobre WhatsApp en el reggaetón tienen que ver con un universo privado.

La frase viral de “Ojitos lindos” ft. Bomba Estéreo por ejemplo, habla sobre enviar un mensaje cariñoso de buenos días, una práctica íntima cuyo valor reside precisamente en que está fuera del ojo público. Así mismo, en “Aguacero” Bad Bunny comenta:“Y nadie se ha enterado, to’ los mensajes archivados”, haciendo alusión a las carpetas secretas de WhatsApp en donde se esconden algunos afectos. Ante el maximalismo exhibicionista de Instagram, WhatsApp contrapone una mirada hacia dentro. 

Esto a su vez, hace que la plataforma se configure como un espacio para la introspección. En la canción que lleva el nombre del álbum, por ejemplo, Bad Bunny cuenta:“Otro mensaje que escribo y no envío, pero por si acaso lo guardo en mis nota’”. En esta historia, WhatsApp alberga prácticas vulnerables que nadie debería ver: escribir, releer, borrar, desistir. De repente, vemos cómo en WhatsApp emergen relaciones íntimas no solo con ciertos contactos, sino con la misma plataforma. WhatsApp ocupa un lugar especial en el centro de la vida cotidiana. 

***

En el reggaetón, las redes sociales están asociadas al romance y a los mundos íntimos, o alternativamente, al consumo agresivo de imágenes de cuerpos. Ambos imaginarios rebasan la especificidad del género musical y nos permiten descubrir una cultura digital más amplia en la región. Las letras de Un Verano sin ti, por ejemplo, esconden sentidos sobre cómo Instagram y WhatsApp articulan las relaciones humanas, a qué afectos están asociados y para qué creemos que sirven.

Si lo llevamos más allá, estas historias incluso nos permiten historizar el cambio tecnológico. Basta compararlas con “MySpace (No sé de ella)”, una canción de 2006 de Don Omar ft. Wisin y Yandel, para señalar algunas rupturas y continuidades alrededor del uso de redes sociales y otras tecnologías de comunicación interpersonal.

Al mismo tiempo, conviene preguntarnos qué narrativas no están presentes en estas canciones. Los discursos críticos sobre las redes sociales, por ejemplo, no han llegado a las letras de reggaetón. De hecho, en algunos momentos Bad Bunny muerde el anzuelo de la propaganda de ciertos gigantes tecnológicos, como cuando compara a modo de halago la inteligencia de una mujer con la de un Tesla en «Andrea».

Los usos políticos de redes sociales también estarían completamente ausentes, si no fuera por una breve mención a un «tweet» en la misma canción, que habla sobre un feminicidio: «Andrea hace tweet, que se mamen un bicho las persona'».

Debemos tomarnos en serio la cultura popular, diría el teórico Stuart Hall. Estos productos culturales representan actitudes culturales dominantes, que a su vez influencian el comportamiento y los imaginarios de quienes los consumen. ¿Cómo se habla de plataformas digitales en los horóscopos o en los memes? ¿Qué narrativas sobre el internet promueve la publicidad de Tuenti? ¿Cómo se representa el uso de redes sociales en EnchufeTV? ¿Qué narrativas están ausentes? Si miramos con atención, ya nada resulta tan trivial. 

***Este proyecto cuenta con el apoyo de los Grants de Producción Creativa del Decanato de Investigación de la Universidad San Francisco de Quito.

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