saudade.
(Del portugués saudade).
1. f. Soledad, nostalgia, añoranza.
Manuela, Miguel, Johana, Luis y Damián se la pasan en bicicleta. Cuando ruedan sobre ellas, todo es perfecto y el mundo sigue su curso. Una clase de literatura les abre los ojos, pero un estallido social los despoja de su burbuja. Al quedarse en medio, sin piso, flotando en la nada pero añorando algo, los espectadores somos inundados por su saudade.
Esta una película muy emocional e introspectiva, y además, trascendental. Frente al umbral de la vida adulta, la crisis existencial de los personajes de SAUDADE es una analogía del feriado bancario de 1999 en Ecuador, pero también en el sentido poético del guión, una metáfora de la inestabilidad. Y sin ser literal, nos pregunta: ¿a dónde se fue la poesía y el romanticismo de esa edad? Aunque, al mismo tiempo, seamos algo nihilistas.
Así SAUDADE utiliza la ambivalencia como recurso sicológico: encuentros y desencuentros, amor y odio, creer saberlo todo y no saber nada. Ese hecho, más allá del contexto en el que transcurre la historia, también le da un carácter universal. Es así como me transportó a ese momento de mi vida en el que -siendo más pequeño que los personajes de la película- comprendía poco sobre lo que pasaba, pero sentía que la melancolía envolvía a la ciudad y al país.
A nivel técnico, el diseño de sonido, la música y la fotografía son recursos claves para dotar a la historia de ese estado contemplativo. En varios pasajes del filme, estuve en los zapatos de Miguel (Pancho Baquerizo Racines) y me sumergí en los paisajes bucólicos de «El Valle». Personalmente, mi vínculo fue aún más emotivo al ver las calles en las que también paseé en bicicleta; reviví los enamoramientos fugaces y sonreí al recordar las fiestas a las que todos se colaban (y terminaban en puñetes). Para quienes crecimos ahí, hay otra lectura en la película, acerca de cómo es vivir en una comunidad medio aislada de Quito. Esa dualidad me generó saudade.
En gran parte, regresé la mirada al pasado gracias a los actores. Por eso, el largometraje tiene la virtud de haber reunido un reparto con papeles naturales. En sus actuaciones poco o nada resulta forzado y si pensamos de vuelta en nuestra adolescencia, encontraremos algo de nosotros en Manuela, Miguel, Damián, Luis o Johana.
SAUDADE es una película necesaria por sus grandes cualidades estéticas pero también por sus múltiples capas. Nos habla de la importancia de la memoria, y aunque nos habla con firmeza sobre el pasado, nos deja con ansias de lo que vendrá en Ecuador. Esta película inaugura otra etapa del desarrollo del cine producido localmente, en la que voces como Juan Carlos Donoso, Micaela Rueda y Ana Cristina Barragán -por mencionar algunos-, impregnarán sus guiones con una voz de autor cada vez más consistente: una que plantea algo superior a las situaciones de sus historias.