«Noche Sin Fortuna», un documental para Andrés Caicedo

por JJ Alomía

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1.

Conocí a Caicedo a los 18. Me habían hablado tanto de él, que sentí la obligación de buscarlo. Suicida. Escritor. Cineasta fallido. Un niño que a los 11 realiza una lista de películas y libros que tienes que leer porque la vida es corta ,y que lo hace  a los 25, cuando tiene su primera novela en las manos, toma un cantidad de pastillas que dormirían a un mastodonte. Después viene el mito. Fuguet lo apadrina para su literatura, Ospina lo busca con un documental, la imagen de un hombre aplastado por su sensibilidad, de un joven con una obra basta y única surge como norte para una generación latinoamericana que rechaza al folclor del realismo mágico.

El CineClub, la sexta avenida, Angelita, Miguel Ángel, Patricia, su Cali, su necesidad por el cine, su fracaso absoluto por vender un guión en Hollywood, la marihuana, las drogas, la resaca, una literatura marginal  con una terrible  melancolía por la juventud  lo transforman en un ícono que va creciendo a voces. La última frase de la carta que deja antes de matarse explica un poco todo: “que de mi se publique una foto cuando era niño”.

Noche Sin Fortuna- Radio COCOA

2.

Carlos Palau me destruye el sueño. Tengo que entrevistarlo a propósito del festival de cine gay, «El Lugar Sin Límites», que se llevaba a cabo en Quito. Lo hago, hablamos de su película Hábitos Sucios. Cuando acabo la entrevista preparada, me arriesgo. Apago la grabadora y le pregunto si conoció a Caicedo. No sé si sonríe o mas bien se molesta, el punto es que me dice que sí.

“El era gago” me dice, “se trababa para hablar. Me acuerdo que una vez en una de esas extensas discusiones, se detuvo y me dijo: “Pa…pa, Palau, me… me jor te escribo”. Palau también escribía para Ojo al Cine hasta que migra a Francia para unirse a los residuos intelectuales de Mayo 68 (Focault, Lacan, Delueze). Ahí hace el último favor a su gran amigo quien para entonces ya está muerto.

Palau va un festival de Cannes. Después de pasear un poco se encuentra con Sergio Leone, el mítico director de los “spaghetti Westerns”. El colombiano lleva por coincidencia una copia de uno de los fascículos de Ojo al Cine con una entrevista a Leone realizada por Caicedo años atrás. Duda. Se acerca. Se presenta y le explica que un amigo suyo lo entrevisto hace algún tiempo en New Orleans. Leone, ese tipo grueso, barbado y de anteojos, hojea la revista y le agradece. Se va.

Palau va a la playa y se bota a llorar. No puede más. “Por la experiencia, por Leone, por Caicedo, por cojudo”, me dice.

3.

Palau no me lo dice directamente, pero entiendo que Caicedo en los 70 era uno más, un adolescente que se unió a un impulso por hacer cine y se mató. El mito vino después.

Palau se levanta para irse. Hacemos la entrevista en una pequeña sala independiente que proyecta su película. Dice que estos espacios le parecen increíbles para proyectar un cine auténtico que no busca prostituirse, «el verdadero cine». Me dice que lo único que importa es ver más y más películas – Lo vuelvo imaginar botado sobre la arena, tumbado después de haber hablado con Leone, pero esta vez no llora- . Señala a la cartelera y apunta a Noche Sin Fortuna, un documental de Caicedo que sigue en exhibición donde “aparecen un par de amigos compartidos”.

Acá les dejo el tráiler.

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