Michel Camilo

por Miguel Loor

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Michel Camilo hará su presentación junto a la OSNE, el sábado 22 de marzo en el Teatro Sucre

Michel Camilo hará su presentación junto a la OSNE, el sábado 22 de marzo en el Teatro Sucre

Entre la música clásica, latina y el jazz, aparentemente hay diferencias abismales. Pero cuando se habla de un pianista como Michel Camilo, la frontera entre esos estilos se borra. Por un lado, este músico es una leyenda viva del latin jazz y por otro, sus composiciones han sido orquestadas por músicos académicos en templos de la música, como el Lincoln Center en Nueva York. Esta ciudad es la que ha construido la figura de Michel Camilo, nacido y formado en el Conservatorio Nacional de República Dominicana, y nutrido por la escuela jazz del bar Blue Note, en Greenwich Village.

Su primer contacto con el jazz fue a los 14 años. Según el portal All About Jazz [1], su oído fue cautivado por un solo de piano de Art Tatum en el tema «Tea for two». A partir de ahí se enamoró por completo de un género en el que, a partir del recurso de la improvisación, la libertad y la adrenalina fluyen sobre el escenario. Eso también lo ha llevado a colaborar con artistas como Tomatito, Horacio Hernández, Tito Puente, Paquito de Rivera, Dizzy Gillespie, Eddie Palmieri, entre otros. «No me gustan los muros, quiero sentirme libre y entrar en diferentes estilos del mundo. Es muy importante tener mente amplia, por eso me encanta volar y tomar riesgos. En los riesgos está el desarrollo de un artista» [2], dice en una entrevista a un medio español.

Ese carácter de su música puede percibirse en el virtuosismo de su técnica y sus vibrantes composiciones. Además, su hoja de vida es única: desde estudiar en la prestigiosa Escuela Julliard, hasta ganar premios Grammy y Emmy; o componer bandas sonoras para musicales y películas, al mismo tiempo que dedica su vida a la academia en Berklee College of Music o el Conservatorio de Puerto Rico. Pero más allá de todos sus reconocimientos e hitos, Fernando Trueba, el director de «Calle 54», dice las cosas muy claramente: «Cada vez que lo veo tocar, siento como si estuviera presenciando un milagro».

 

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