La ¿inminente? muerte del cine ecuatoriano

Este artículo contiene actualizaciones

por Gabriel González
Actualmente no hay fondos estatales para producción de largometrajes en el país. En 2022, IFCI, por primera vez en 15 años, no realizó ninguna convocatoria a concursos para promover la creación de largometrajes en el país. Las convocatorias de 2023 siguen la misma línea. ¿Podría esta tendencia significar un punto de quiebre para el cine ecuatoriano?

Artículo actualizado tras la petición de réplica del IFCI y del Ministerio de Cultura y Patrimonio
Artículo publicado originalmente el 8 de abril de 2023

Desde el terremoto de 2016 y el abrupto descenso del precio del petróleo, los fondos estatales destinados al desarrollo de la cultura han disminuido progresivamente año tras año, lo que ha afectado a los proyectos cinematográficos. Los fondos para concursos de fomento público vienen del Banco de Desarrollo del Ecuador (BDE); recurso que sale del 5% de las ganancias que consiga el BDE a lo largo del año, así lo estipula el artículo 111 en la Ley Orgánica de la Cultura.

Según el Instituto de Fomento a la Creatividad e Innovación (IFCI), en un comunicado de réplica con fecha 14 de abril y firmado por su director Ejecutivo, Jorge Carillo, este fondo está valuado en $24 millones de dólares, el cual está especificado en el reporte del Fondo de Fomento del Banco de Desarrollo del Ecuador al Ministerio de Cultura y Patrimonio, al cual este medio no ha tenido acceso hasta el cierre de esta actualización.

IFCI es la entidad técnica estatal encargada del fomento financiero y no financiero de la producción audiovisual en el país, y para este año 2023, de esos $24 millones de dólares se planea invertir $1.7 millones en cine y arte, afirmó la entidad en el mismo comunicado.

“Esta planificación es susceptible de reforma siempre que esté sustentada en un diagnóstico del estado de los eslabones de la cadena de valor del cine y de las artes”, describe el documento, agregando que hay una reforma prevista durante el primer semestre de 2023 para el fomento del cine.

Por otro lado, tras una entrevista de réplica, el Subsecretario de Emprendimientos, Artes e Innovación del Ministerio de Cultura, Joaquín Carrasco, afirmó que “el fondo de fomento es de 2.5 millones que con el 150% de deducibilidad se espera que en efectivo sean 7 millones, y aseguró que están trabajando en implementar el Crédito de Oportunidades —una propuesta del actual gobierno para “impulsar a pequeños productores”— al sector cultural.

Con dicha información adicional proporcionada, parece no existir un consenso entre los entes encargados del fomento cultural sobre el fondo monetario existente en el país para el desarrollo de la cultura. Lo verificable hasta el cierre de esta nota es que en la convocatoria para los concursos públicos del IFCI, abierta a principios de año, se mencionaba que “se cuenta con un monto asignado de USD $ 1.171.000 que se destinará a 70 proyectos beneficiarios a manera de incentivo económico de carácter no reembolsable”.

Para ser un país pluricultural, la inversión en la cultura y su desarrollo es alarmantemente pequeña, considerando además que para 2023, el presupuesto del Ministerio de Cultura es de $18,2 millones de dólares, según la proforma presupuestaria publicada por el Ministerio de Finanzas, es decir 0.06% del presupuesto general del estado ($31,5 mil millones).

Futuro del cine

El Ministerio, dentro de su visión de desarrollo cultural, no mira al cine como un sector único del audiovisual. Carrasco, Subsecretario de Emprendimientos, Artes e Innovación, expuso durante la entrevista:

Actualmente, ¿qué es el cine? El 35 mm ya no existe, todo es digital. ¿Por las salas [de cine]? Bueno, los mercados de circulación ya no son las salas, estas solo cumplen un rol. ¿Qué es el cine? Yo creo que es el audiovisual ecuatoriano y en éste la visión es fortalecer la capacidad productiva al igual que la diversidad existente”. En este audiovisual también se comprende a “las series, la animación, los youtubers, los tiktokers y el largometraje”, concluyó.

IFCI menciona en su comunicado que tras una serie de talleres de trabajo con los gremios del cine y audiovisual, se ha visto “la necesidad de invertir $4 millones concentrados en el cine y el audiovisual”. Sin embargo, este año, tan solo $365 mil están destinados a la producción audiovisual divididos entre 3 concursos: producción de cortometrajes de ficción, series web-ficción o documental y producción de videojuegos para dispositivos móviles.

Aunque en los planes de la Institución para este año, según el comunicado ya mencionado, se planea abrir “alrededor de 8” convocatorias para el fomento del cine, lo cierto es que, por ahora, al igual que en 2022, los concursos que fomentan la creación de largometrajes no existen.

Para los dirigentes de los gremios, la creación del IFCI, resultado de la disolución del ICCA (antiguo Instituto de Cine y Creación Audiovisual) y su unificación con el IFAIC (antiguo Instituto de Fomento para las Artes, Innovación y Creatividad) no ha dado resultados. 

“El IFCI, a pesar de tener buenas intenciones, ha demostrado ser un fracaso [en el ámbito de cine]”, aseguró Mariana Andrade, presidenta de la Corporación de Productores y Promotores Audiovisuales del Ecuador (COPAE) y directora ejecutiva del cine OCHOYMEDIO. Uno de los principales problemas ha sido el cese de financiamiento de varios proyectos en distintas etapas de su producción.

Mariana Andrade, presidenta del COPAE y directora ejecutiva de OCHOYMEDIO . Fotografía por Sayriyana Audiovisual.   Vía www.ochoymedio.net

Proyectos a la deriva

De acuerdo a las bases del IFCI el financiamiento funciona así: Los beneficiarios de dichos fondos reciben, luego de la firma del convenio, un desembolso del 80% para iniciar la ejecución de sus proyectos, y el 20% restante una vez ejecutado, reportado y justificado al instituto el plan de uso de los recursos presentado por los mismos beneficiarios en la etapa inicial.

Desde la disolución del ICCA, en 2018, hasta febrero de este año, existían “77 proyectos que siguen esperando recibir los fondos de IFCI”, de acuerdo con Mariana Andrade. El retraso en el cierre de los mismos “corresponde a los años 2018, 2019 y 2020 de la gestión del ICCA, y desde la segunda mitad de 2020 a 2022 a la del IFCI”, aclaró el IFCI en su comunicado.

Desde febrero y hasta el momento se han logrado cerrar 34 proyectos de los 77, señala IFCI; esto luego de más de seis años. Aun así, con tantos proyectos por concretar dentro de la producción del cine, IFCI ha apostado por la creación de concursos que fomenten la creación de videojuegos para celulares, una industria completamente nueva en el Ecuador.

“Cuando entré al cargo [septiembre 2022 ] las bases para los concursos de 2023 ya estaban en proceso. Con la información obtenida, estos concursos eran los que más justificación estadística tenían  y fueron los que el Ministerio de Cultura aprobó”, explicó Jorge Carrillo, actual director del IFCI, el cuarto director en dos años, en una entrevista del 2 de marzo.

Jorge Carrillo, director ejecutivo IFCI, desde septiembre de 2022.

Sin embargo, Carillo aseguró en el comunicado de réplica que en los planes futuros de la institución, tras debates y consensos con los gremios del cine y el audiovisual llevados a cabo en marzo, está abrir convocatorias que “corresponden al desarrollo, producción, postproducción de ficción y documental”. Pero mientras eso no suceda, las convocatorias, por segundo año consecutivo, habrán dejado de lado la creación de cine en el país.

Para Mariana, las convocatorias abiertas evidencian desconocimiento técnico y prejuicio político. “Una industria audiovisual se debe crear de forma paulatina. No se debe dejar de lado lo que aún no crece”, manifiesta.  Por su parte, Carrasco, vocero de la Subsecretaría de Emprendimientos, Artes e Innovación  afirmó que “actualmente el cine no da números para decir que es una industria, no tiene las condiciones para serlo, pero quiere serlo”.

Jorge describió a este desconocimiento técnico como “una falta de data donde se haya analizado las estructuras de los costes”. Las últimas convocatorias para el largometraje sucedieron en 2021. Se destinaron $80 mil a la producción de cine documental y ficción; pero destinar $80 mil a dos categorías tan distintas limita mucho la capacidad productiva y creativa de las mismas. Como resultado, dos años después, ya no se ha fomentado el largometraje ecuatoriano.

A esto se suma que, desde 2021, existe un acuerdo ministerial firmado por el entonces Ministro de Cultura, Julio Bueno, donde se reconoce a los videojuegos como parte “fundamental de la innovación y creatividad”.  Tras este acuerdo, el IFCI se ha visto obligado a “cumplir” con estas disposiciones, expresó Jorge.

Esto cambió por completo la planificación de los concursos y el fomento en el área audiovisual. El Ministerio de Cultura identificó al sector de los videojuegos como “un sector con mucho potencial por su consumo dentro del mercado y hay un interés creciente por su desarrollo dentro del Ecuador”, como confirmó Carrasco, es por ello que se ha empezado a financiar su desarrollo en el país.

Asimismo aseguró que se realizará “una petición formal para la restitución del ICCA y la modificación del IFCI como IFAIC” en lo que queda de mes. Tres años después de la fusión que dio como resultado el IFCI.

Política pública

La repercusión para el cine ha concluido en que varios proyectos se han quedado a la deriva. “Muchos proyectos que, de una u otra forma estaban financiados por el ICCA/IFCI, esperaban los fondos concursables de las siguientes etapas de producción que de la noche a la mañana desaparecieron”, afirmó Sebastián Benalcazar, fundador de Peacock Films.

 

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El IFCI tiene que seguir las directrices que vienen desde el Ministerio de Cultura. “El Instituto es una entidad adscrita al Ministerio; el ente rector de la política pública es el Ministerio y la política pública se define, a su vez, por el Plan Nacional de Desarrollo que establece el Gobierno […] tenemos que regirnos por este plan”, aseguró Jorge.

La política pública lo que busca es “focalizar la política pública de fomento. Para esto se analiza la data, cualitativa y cuantitativa”, dijo Carrasco. Estos lineamientos se dan tras el levantamiento de un “marco conceptual” donde se pueda desarrollar el levantamiento de datos. Un ejemplo de esto es la encuesta de consumos culturales, desarrollada en 2021.

Martín González, productor audiovisual independiente, cree que “ nuestro país siempre ha carecido de estructuras estables para el fomento del arte”. Con esta inestabilidad, se genera “desconfianza”.

Es un problema que no tiene fácil solución, las mesas de diálogo podrían ser una opción factible “para que los artistas, a partir de sus vivencias, puedan decir dónde falta y dónde se necesita dinero”, agregó González.

El IFCI tiene que responder a todas las artes, no solo al cine, pero son industrias tan diferentes que, de ahí que la disolución de un instituto especializado como lo era el Instituto de Cine y Creación Audiovisual (ICCA) haya resultado por lo menos inconveniente, según algunas voces.

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Mesas de diálogo

Se ha buscado, tanto desde los gremios como desde el IFCI, crear estas mesas de diálogo. Jorge en calidad de director ejecutivo de la institución planea “llevar a cabo un levantamiento de bases […] porque, es verdad, se cortó el financiamiento [del largometraje] sin conocimiento o información”.

En estas mesas de diálogo también pretenden reubicar “esa cantidad de recursos que se necesitan y en base a eso poder trabajar”, concluyó Carillo. Por su parte el Ministerio de Cultura ha llevado a cabo “2 mesas de diálogo [para el audiovisual] y vamos a hacer 8 más para varios sectores culturales”. En ellas se busca “canalizar las preocupaciones que existen”, expresó Carrasco.

No obstante, este trabajo no puede reducirse sólo a las mesas del diálogo, pues todavía existen 43 proyectos cinematográficos que siguen buscando el financiamiento que, en su momento ICCA, y ahora IFCI, les garantizó.

Sebastián, quien ha sido acreedor de tres fondos del IFCI/ICCA —en 2017,2018 y 2020—, ha vivido de cerca los problemas de ser acreedor de estos fondos:

“En el 2018/19 ganamos [la convocatoria] para producción de animación. Con ese proyecto entregamos nuestro informe de cierre hace más de un año y el IFCI aún no lo ha cerrado. Seguimos esperando la segunda parte del fondo, el cual se sabe entregar en un 70/30 u 80/20; el IFCI nos sigue adeudando”, relató.

El problema no reside en la falta de fomento al cine si no que el cine es probablemente, después del diseño, la industria cultural más establecida del país y el mismo Estado la ha dejado de lado. Pero el cine no va a morir.

La gestión del IFCI en cuanto a los proyectos ha dejado mucho que desear. “Hay muchos proyectos y poca gente trabajando en ellos”, comentó Sebastián.

De la misma forma en varias convocatorias la sensación es que la forma de hacer cine no está clara. Sebastián de Peacock Films lo ilustra en que “ha habido muchas convocatorias donde no te permiten participar si tienes otro proyecto abierto, pero es paradójico, porque los proyectos no han cerrado por culpa del IFCI”. Estas decisiones han dejado una sensación de “molestia” pues se cree que “estas convocatorias dejan de lado al largometraje”, concluyó Benalcazar.  Se contactó a distintas productoras audiovisuales, pero prefirieron no hablar del tema.

El cineasta y productor audiovisual, sin embargo, siente que el instituto se ha mostrado abierto a “escuchar las demandas del sector y encontrar una buena solución para todos”. Por su parte, el sector del cine está buscando nuevas formas de financiarse, como los incentivos tributarios. Con esto se espera que la creación de cine y de la cultura misma se siga desarrollando.

“Trabajar y hacer cine, no hay otra salida ni otra fórmula. Con Estado o sin Estado siempre hemos estado”, esa es la mentalidad de Mariana con respecto a lo que sigue para el cine ecuatoriano y su creación.

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