El Big Blue, el cielo de los Bandalos Chinos

por Constanza Puente
Bandalos Chinos regresa a Ecuador por segunda vez y con el corazón abierto. Presentarán su más reciente disco, El Big Blue, el más íntimo y humano que (quizá) hayan creado hasta ahora.

Desde Ciudad de México, Nicolás Rodríguez, bajista de la banda, conversó con Radio COCOA sobre los Bach (Bandalos Chinos), El Big Blue y la gira por el mundo, incluyendo a Ecuador. Con una alegría evidente en su rostro, Nicolás comentaba que al siguiente día (7 de julio) darían un concierto grande en el Teatro Metropólitan de la capital mexicana. 

Nicolás Rodríguez: “Tenemos mucha expectativa porque estamos presentando El Big Blue, va a ser la primera fecha de presentación grande en un teatro, con muchos invitados, una lista muy larga, vamos a tocar como 27 canciones. Recién vinimos de probarnos el vestuario, estuvimos ahí acomodándonos la ropa, todo. Y tenemos muchas ganas de tocar”.

El show en el Teatro Metropólitan es el concierto propio más grande de Bandalos Chinos. Habían tocado antes en festivales como el Vive Latino y Machaka frente a más público, pero no habían tenido hasta ese momento un concierto tan grande solo de la banda. 

“Va a ser una locura porque el público mexicano es muy efusivo y demostrativo. Cuando se junta todo nuestro público se genera algo muy hermoso, muy bonito”, dice Nicolás. Después, recuerda la vez que visitó Ecuador y tocaron en el festival WankaBeats, en Guayaquil. 

“Fue mi oportunidad para conocer Ecuador y me encantó. Ahora sé que son tiempos duros para su tierra, pero entiendo que mal que mal ya se acomodaron algunas cuestiones. Lo más duro ya pasó y los tuvimos muy presentes este tiempo, sabiendo que íbamos a ir. Mandándoles siempre las mejores energías”, expresa el bajista.

Parece ser que con El Big Blue Bandalos Chinos ha llegado a la cúspide de una etapa dentro de su carrera musical y se acercan a un futuro de exploración y nuevos caminos. Por esa razón, como nos sigue contando Nicolás, han decidido dejar todo en esta gira.

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Constanza Puente: ¿El Big Blue es tal vez el tour más largo que han hecho en la historia de la banda? ¿En qué lugares estarán tocando por primera vez?

Nicolás Rodríguez: Sí, la verdad es que este es el tour más largo que hemos hecho. Vamos a estar un poco más de dos meses fuera de casa. La última vez que hicimos un tour largo fue como un mes y medio. Esta vez empezamos por Europa, estuvimos en España, hicimos todas esas fechas por primera vez con la banda. Muchos ya conocíamos España, pero fue la primera vez que tocamos ahí.

En Quito también vamos a tocar por primera vez. Así que sí, mucha expectativa y muchos países nuevos.

Estuvimos en el Primavera Sound que fue fuera de serie y tuvimos una fecha propia en la Sala Apolo en Barcelona también. Muchas de las fechas de España estuvieron sold out. Fuimos a París y tocamos en un barco sobre el Sena, fue una locura, una fecha más íntima, más chiquita.

Decimos que fue una fecha de Bandalos Gypsy, porque fue con una formación alternativa, sin batería y con guitarra acústica. Nos acompañó un violinista, Fernando Samalea, que es un gran músico y Michelle Bliman que tocó el saxo. Ahora vamos a ir por primera vez a Caracas, a Colombia en Bogotá y Medellín, Perú y Guatemala. En Quito también vamos a tocar por primera vez. Así que sí, mucha expectativa y muchos países nuevos.

Bandalos Chinos│ Foto: Cortesía

¿Cómo escogen las bandas que abren sus shows cuando van a otros países? ¿Qué los llevó a escoger a Da Pawn para que abran sus dos conciertos en Ecuador?

Hay varias cosas que influyen en la elección. Por un lado, tratamos en lo posible que sea alguien conocido, un amigo, algún músico con quien tengamos un vínculo y que respetemos y nos guste su arte. Es siempre lo ideal pero muchas veces no se puede. Pero en España sí se pudo porque estuvieron muchos músicos argentinos por el verano y demás, entonces pudimos compartir con Santi Celli en Madrid y con Francisca y los Exploradores en Valencia.

Nos encanta conocer músicos locales y entender un poco qué se vive en el ambiente de la música en cada país.

Por otro lado, algo que prima bastante a la hora de escoger quién abre es el set que tenga y qué show vamos a dar nosotros. Las instalaciones, si es un lugar grande con tarima para sacar y volver a poner o si debe ser un show acústico con pocas líneas y pocos músicos. Muchas veces también el booking propone una apertura, porque va alineado con nosotros o para que los conozcamos.

Y así también conocemos muchos artistas y músicos a partir de la propuesta de un productor local. Creo que este es el caso de Ecuador, nos encanta conocer músicos locales y entender un poco qué se vive en el ambiente de la música en cada país.

Tanto en Bach, como en Paranoia Pop trabajaron en la producción de la mano de Adán Jodorowsky grabado en Sonic Ranch en Texas y El Big Blue no es la excepción, ¿por qué? ¿Cómo es trabajar con Adán?

 Sí, a Adán lo conocimos en Bach y fue una apuesta nuestra, de salir de nuestros home studio y decir vamos a por todo. Le escribimos un mail medio caraduras y le conocimos el primer día que llegamos al estudio a grabar. Y la verdad que trabajar con Adán es maravilloso, como persona es increíble. Es muy bueno no solo como productor, que tiene esa visión de la canción, la escucha en su cabeza y luego la baja para que cada uno la interprete o para buscar el sonido junto con el ingeniero.

Tiene grandes dotes para manejar, somos una banda de seis músicos y por ahí te pasas un mes grabando en estudio y no es fácil manejar las interacciones grupales, lo humano. Y en ese sentido Adán es un gran productor, sabe llevar los ánimos y la energía de cada uno, es un gran maestro. En Bach él era una persona más lejana, le teníamos mucho respeto y su palabra era totalmente autorizada, que nos vino muy bien. A medida que pasó el tiempo y grabamos otro disco, fuimos entrando en confianza y ahora es prácticamente un Bach más. 

El Big Blue es un disco despojado, no tiene tantísima producción. Más bien es la banda tocando, la música viva.

El siempre propone un desafío, tanto en Bach como en Paranoia Pop. Y para El Big Blue no sabíamos qué nos iba a traer, qué iba a hacer, porque siempre nos lleva a un lugar de incomodidad. Y vino con esta propuesta extrema, que fue grabar todo directamente, como en los sesentas y setentas, grabar a todos tocando al mismo tiempo y sin clic. Grabar todo en cinta, sin plugins. Y fue muy desafiante porque en cada toma uno no la quiere cagar porque por ahí el otro está haciendo su mejor toma.

Fue dejar de lado esa cosa tan meticulosa, fue más bien ir a buscar la toma, captar la esencia de la grabación y no ir a buscar la línea perfecta. Aprendimos a lidiar con esos detalles que cada uno con su instrumento dice: “Ah la cagué”, pero bueno, es la buena toma. Y es algo que después le da personalidad, un matiz y un color único. 

Definitivamente fue una experiencia dura y nos costó adaptarnos, pero tiene como resultado El Big Blue, que es un disco despojado, no tiene tantísima producción, es decir miles de capas y arreglos y sintes. Más bien es la banda tocando, la música viva. Es muy orgánico y transparente, se escucha a la banda tocar.

Y sí estamos buscando nuevos horizontes, salir y ver qué pasa fuera del mundo Adán. Es una gran interrogante que tenemos como banda. Pero por ahora los tres discos gozan de estar producidos por él porque eso nos ha dado una identidad, hizo de Bandalos algo muy característico.

Foto: Cortesía

¿Cómo es el proceso de composición de la banda? ¿Ha cambiado con los años? Considerando la solidez de los tres discos y la conexión que todos mantienen.

Lo que buscamos casi siempre antes de entrar al estudio es tener canciones sólidas. Eso nos inculcó Adán desde Bach. Llegar al estudio con las canciones trabajadas, por ahí no tanto en maquetas, en una computadora y con montón de arreglos, sino una canción despojada que tenga lo más esencial que son tres cosas: una letra, una melodía y una armonía, pero muy ligero, un piano o una guitarra. Sin darle mucha identidad.

La clave es llegar al estudio con una buena composición.

Después, en el estudio sí, producir los temas, tener el esqueleto de la canción e irle vistiendo, colocando todos los condimentos. La clave es llegar al estudio con una buena composición y ahí te diría que el gran compositor de la banda es Chapi, el tecladista.

Él es el que más compone, el que más propuestas trae, es de esas personas muy creativas, que tienen siempre ideas y composiciones en la cabeza. Siempre lo ves ahí, medio en un rinconcito, con su guitarra y un iPhone grabando. Y eso deviene en canciones. Él siempre trae las canciones a la sala, las pone sobre la mesa y por ahí terminamos la letra, acomodamos acordes, le buscamos una parte c, decimos: “Mira, yo tengo esto o acá podemos hacer esto”, aparece un riff o un motivo, y se completa la canción.

Y sobre todo, en el estudio cada uno le da su matiz, yo sumo mi línea de bajo con orientaciones del productor. A grandes rasgos el proceso de creación de Bandalos sería: un buen núcleo, una buena canción sólida (que generalmente viene de Chapi, pero todos participamos y tenemos ideas); luego, lo que cada uno trae se lo vuelve Chino, se le saca lo personal y uno pierde el control y queda en manos de la banda. 

Escuchar Bandalos Chinos para mí es una conexión con la vida de la manera más ligera y simple, con sentimientos y experiencias muy humanas y sencillas, pero que hacen de la existencia algo bello. ¿Cuál dirías que es el motor de la banda? 

Yo creo que como bien dices nuestra música tiene algo muy transparente. Lo que buscamos siempre es poner alguna emoción, transmitir las cosas que nos pasan a todos, las emociones que nos recorren en lo cotidiano y plasmarlo en una canción, lo cual no es tan fácil.

Después de haber grabado Bach, crecimos un montón como banda y nos expusimos a situaciones nuevas.

Quizá en Paranoia Pop, después de haber grabado Bach, crecimos un montón como banda y nos expusimos a situaciones nuevas, viajar mucho, estar en un país a miles de kilómetros de tu casa y que canten tus canciones enteras o que te paren en la calle y te pidan una foto. Eso pusimos en Paranoia Pop, no tan de una vida cotidiana, sino más de entender que estábamos transitando lo que una banda internacional empieza a vivir y de alguna forma hay que exteriorizarlo, hay que digerir.

El Big Blue es un disco que surgió en el encierro, en la pandemia, y vuelve a lo más humano. Las canciones hablan de amores, amistades, de personas que mueren y uno extraña, vuelve a lo cotidiano e íntimo.

¿Qué los conectó en un principio a los seis como banda y cómo los sigue conectando ahora?

Yo creo que lo que más nos une es la pasión por la música. Y bueno todos venimos del mismo barrio, una infancia y adolescencia muy cercana. De hecho, hay tres que iban a la misma clase de colegio, dos que son hermanos y yo que estaba también en el barrio.

Entonces hay algo compartido, un amor por la música muy fuerte, influenciado por el rock nacional argentino, todos nos acercamos de alguna forma u otra con bandas más o menos favoritas, pero coincidimos con grandes artistas argentinos e internacionales. Tenemos muy claro que lo que nos va a llevar más lejos es defender la música, ponerla en el centro.

Después sí, hay que cuidar otras cosas como lo estético, lo visual, el comunicar, pero lo que más nos une es la pasión por la música y los gustos compartidos, pero también diversos. 

¿Empezar en España y terminar en Argentina, su país, qué significa eso para ustedes?

Uf sí, y en realidad la gira nunca para, estamos siempre de gira. El cierto que arrancamos en España fue un país nuevo, un desembarco, una gira más batalladora, de poner mucho de uno y donde no es barata la vida, no es barato hospedarse. Entonces fuimos en modo batallador a conquistar. 

Y bueno pasamos por México y muchos países nuevos en Latinoamérica y terminar en casa tiene algo único, y eso me pone muy contento porque hay muchas bandas argentinas que quizá tienen mucho éxito fuera de su país y cuando llegan a su tierra no tienen el mismo reconocimiento que afuera y por suerte este no es nuestro caso. En Argentina venimos creciendo tanto como acá en México y, bueno, ya veremos cómo nos va en Ecuador. 

Yo reconozco que Argentina tiene muchas cosas feas como grandiosas y llegar al clímax ahí nos llena de expectativa.

Además, cerrar el show en un lugar tan emblemático como el Luna Park, que es un escenario mítico en Argentina, tiene una gran historia, han pasado artistas enormes y han marcado hitos en su carrera a partir de shows en ese venue. Es una emoción grande, le estamos dedicando mucho tiempo, hace un par de meses que lo venimos preparando y produciendo.

Tenemos ganas de hacer algo bien grande y, nada, terminar en casa es un lujo, está toda nuestra familia, nuestros hogares. Somos argentinos, amamos nuestra tierra por más que cada país tenga sus bemoles. Yo reconozco que Argentina tiene muchas cosas feas como grandiosas y llegar al clímax ahí nos llena de expectativa.

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Con una identidad clara y sólida, la banda se sitúa cada vez más en la industria internacional del rock alternativo, en donde se darán más libertades creativas y sorprenderán a su público creciente. 

Indudablemente, el concierto en el teatro Metropólitan en Ciudad de México fue alucinante. Después de tremenda recargada de amor y energía, llegan este viernes 15 y sábado 16 para presentarse en Quito y Guayaquil respectivamente. Solo se puede esperar que las ganas y la energía exploten.  

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