Del 24 de julio al 1 de agosto los EDOC conmemorarán su vigésima edición con un programa virtual de 36 películas, charlas y conferencias. Te damos más detalles a continuación.
Han sido 20 años sin pausa en los que se ha creado una comunidad en torno al documental. En esta especial edición, el festival nos invita a rememorar e indagar en las nuevas maneras de encontrarnos.
Los EDOC representan un encuentro especial para muchos. En parte, para todos los que anhelamos y disfrutamos de esas dos semanas dedicadas a nutrirse de documental. Y también para todos aquellos que, buscando refrescar sus días, se encuentran con la posibilidad de explorar diversas realidades desde estos otros espacios culturales.
Este festival se ha dado todos los años, sin intervalos, desde hace 20 años. Y es un evento que se ha sostenido desde la fuerza, el trabajo duro y el empuje que da la convicción de que es posible gestar otras maneras de difundir y compartir la cinematografía.
En el 2002 se llevó a cabo la primera edición como un fruto de la Corporación Cine Memoria: un grupo de seis amigos del cine, la fotografía y la literatura. Fue una coincidencia de voluntades que querían expandir el panorama documental y hacer algo importante con el archivo, la memoria, y también con los proyectos que en ese momento sucedían aquí.
Desde entonces, tomar decisiones fundamentales, sumadas al hecho de mantenerse firmes respecto a ciertas convicciones les ha permitido generar una comunidad sólida y fiel a estos días de puro y duro documental.
Han sido capaces de traer al país películas, personas, oportunidades, conocimientos y otros recursos culturales que sin este espacio jamás habrían estado acá.
Pero, sobre todo, les ha permitido demostrar que el documental es una poderosa herramienta para reivindicar nuestra humanidad. Para recuperar nuestras luchas y las conexiones inimaginables que se pueden encontrar hasta en lo que uno cree más ajeno.
En el contexto del COVID, difícil para todos, la posibilidad de realizar el festival de manera presencial se vislumbró por un momento lejana y compleja. Sin embargo, dentro de la virtualidad se han hallado horizontes que permiten indagar en las nuevas maneras de generar encuentros. De ello es prueba el festival realizado en línea el año anterior.
Este año, la virtualidad permite una vez más que el festival esté disponible en todo el territorio ecuatoriano —algo que de manera presencial no era concebible—. Al mismo tiempo, hace posible encontrar nuevos rituales para vivir el cine. Salir de esos esquemas que hemos hecho costumbre.
Para festejar la ya extensa trayectoria del festival, esta edición contará con una selección especial de ocho filmes emblemáticos de las pasadas diecinueve ediciones. Regresará la sección Cómo Nos Vemos con programación nacional, que será gratuita para todo el público, con un conversatorio posterior con los directores.
Estará también el panorama internacional con películas contemporáneas provenientes de 25 países. Y, además, dentro de la agenda constan 10 conversaciones públicas con reconocidos directores internacionales y nacionales de cine documental.
Si bien esta edición es especial porque rememora el camino firme de los EDOC, es relevante también porque permitió el desarrollo de la Primera Edición de la Red EDOC mercado Lab. Este es un evento que ayuda a acoger y nutrir a nuestros cineastas ecuatorianos en los procesos de sus proyectos con asesorías e intercambios de saberes con participantes internacionales.
Cuando Lisandra Rivera, directora del festival, piensa en la primera edición del evento reflexiona que desde ese entonces hasta ahora no hay, en esencia, mucha diferencia en el festival. Desde el principio el objetivo fue programar de manera independiente. Construir su autonomía trayendo películas que se están haciendo alrededor del mundo enfocadas en su compromiso con causas relevantes y las luchas. Y de esta manera, promover y desarrollar la idea de que nosotros también podemos hacer nuestras propias cintas.
Trato de recapitular y la fuerza es la misma. Las intenciones son las mismas. La coherencia es la misma, desde el primer día. No es gratuito que vengan películas tan importantes, es para que podamos recordar lo que nos ha pasado. Es el gran ejercicio de hacer memoria con voces independientes de intereses específicos comerciales”
– Lisandra Rivera
Durante estos 20 años el festival ha construido un espacio para abrir la cabeza hacia otros puntos de vista de temáticas y problemáticas que podrían ser o son las nuestras. Y desde el día uno se ha mantenido el compromiso de preguntarse siempre qué es lo verdaderamente importante. Eso es lo que hace que sea un festival grande y contundente, aunque en esta edición las maneras sean distintas.
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“Los EDOC han podido transmitir que el mundo es bastante parecido en muchas cosas, así como es lo contrario, diverso. Nos ha permitido sentirnos parte del mundo, poner en perspectiva tu realidad cuando ves realidades de otros lados. Eso ha sido para mí lo más interesante que podemos construir, el que todos en conjunto podamos hacer estas conexiones a través de un espacio de encuentro”, concluye.
Así que no dejes pasar esta oportunidad para, incluso a la distancia, disfrutar de esta conmemoración. Hay buenas películas a la vista.
Algunos de los filmes exhibidos serán Barajas, de Javier Izquierdo, La sombra refugiada, de Francisco Álvarez Ríos y Permanencia, de Yasser Quevedo Pinos. En el plano internacional, tenemos a Harley Queen, de los chilenos Carolina Adriazola, José Luis Sepúlveda, Entre perro y lobo, película cubana de la española Irene Gutiérrez, y Bosco, de Alicia Cano Menoni. De todas formas, si quieres saber cuál es la programación completa, entra a este link.
En lo que respecta a los costos, el Pasaporte EDOC cuesta 30 dólares, mientras que el boleto individual está a tres dólares. Puedes comprarlos en el link del párrafo anterior. Recuerda revisar en detalle la programación para que no te pierdas de todas las películas gratuitas.