Un nuevo espacio artístico y cultural abre sus puertas en Tumbaco para la damita o el caballero que quiera aprender a utilizar su cuerpo para liberar su lado más «insensato».
Es una carpa de circo azul y anaranjado que se alza en medio de lo que solía ser la cancha de básquet de un colegio pequeño, escondido en un rinconcito de Tumbaco.
Un terreno de juego con trapecios, telas, una cama elástica y mucho, mucho espacio para soltar las tensiones y las penas. Es «La Insensata», un nuevo espacio artístico y cultural que abre sus puertas para que caiga todo el mundo a pararse de cabeza y volverse loco aprendiendo cómo convertir su cuerpo en un instrumento musical o en una máquina de hacer piruetas. Y esta es su historia.
Fotos Cortesía de Tanya Sánchez
«La creación artística se gesta siempre en estrecha relación al espacio, es una necesidad inherente», afirma Tanya Sánchez, una de las cabezas del proyecto. En este contexto, «La Insensata es un espacio que no solo enriquece al público que asiste. También es ese lugar donde los artistas se encuentran para inspirarse mutuamente.» La Insensata invita a todo el mundo a conocerse a través de la creación y permite que creadores de todos los colores se junten para dar vida a sus ideas, no importa cuán descabelladas parezcan. Es una celebración de la creación colectiva.
El camino a la insensatez
«La Insensata» surgió de las ideas combinadas de Tanya Sánchez y Matías Belmar (fundadores de Círculo Artes Escénicas), payasos y artistas de circo contemporáneo. A ellos se juntó la Grecia Albán, dura entre las duras de la música alternativa de nuestro país hoy en día, y Sofía Bravo, gestora de turismo comunitario y terapias alternativas. Tres cabezas rayadas y llenas de ideas poco comunes, que se conocen desde chiquitas, y que se unen en «el amor por el arte como fuente de expresión creativa y puente del desarrollo de la persona», dice Tanya Sánchez.
Todos estos locos vieron la urgencia de abrir un espacio para dar pie a la creación y al surgimiento de sus lenguajes, donde pudieran hablar en el idioma del circo a sus anchas, y donde la música también pudiese aflorar con comodidad.
Sofía tenía en sus manos un terreno que había sido un colegio pequeño en otro tiempo, y que por cosas de la vida pasó a manos de su familia. Ahí fue donde Tanya y Matías encontraron los 1000 m2 que necesitaban para montar su carpa, y donde Grecia decidió asentarse para dar rienda suelta a su música. Ahora parece una vecindad de artistas, con una carpa de circo en el patio.
Ensayos de la obra teatral «Cantina»
El camino fue jodido. Para gozarla primero tuvieron que sacarse el sucio. Montar una carpa de mil metros cuadrados en temporada de lluvias, Sí es tan difícil como suena. «Recio, pero muy recio» como dice Tanya. Para armar el mastodonte azul y anaranjado en el terreno de Sofía, ella y Matías convocaron a una minga.
Como son amigueros, mucha gente entusiasta llegó para ayudarlos a dar martillo y tensar cuerda. No obstante, gracias a las lluvias, no bastó con una armada de espaldas gruesas y brazos fuertes, pues el suelo del lugar se había humedecido tanto que escupía las estacas, amenazando con tumbar todo abajo.
Minga
Al rescate acudió un payaso de circo tradicional para dar cátedra y salvar la carpa. «Primero nos retó por haber montado en época de lluvia, y luego nos ayudó creando un sistema de estacado y anclaje a prueba de agua». Ahora la carpa vive y aguanta gracias a una maraña de cuerdas que le sale por un lado, y los insensatos dicen que han aprendido mucho y que se sienten felices y honrados de haber vivido el montaje de una carpa de circo al estilo tradicional, que es una rareza hoy en día.
Un mercado de artes de todos los colores, olores y sabores
Ahora que todo está listo, La Insensata está operante y rozagante. El futuro pinta alentador para este espacio que apunta a convertirse en un polo creativo y recreativo para la comunidad en manos de sus gestores. Hay talleres de circo, movimiento, yoga, acrobacias, body-music.
El martes 28 de Febrero inauguraron los «Ciclos de Música Espontánea», que es un espacio quincenal para promover proyectos musicales emergentes y afines a la improvisación. En este espíritu, también ofrecen jams de danza contact cada domingo.
Todo esto además de los espectáculos de circo y música que tienen planeados, de los cuales algunos ya están siendo ensayados bajo la lona. Poco a poco también se plantean la realización de seminarios dirigidos a profesionales de las artes escénicas y la apertura de un espacio para dar residencia a los creadores que vengan desde tierras lejanas.
Como si esto fuera poco, también «se harán picnics culturales para toda la familia, recitales, ferias. ¡Imagínate todo lo que puede pasar en un espacio de casi 500m2 implementados con todos los juguetes del circo! Trapecios, telas, cama elástica, colchonetas, escenario tablado, instrumentos musicales, etc. ¡También haremos una que otra fiestita!»
El interior de La Insensata está en la casa de Grecia Albán, para los talleres de música y para guarecerse de la lluvia
Entre los talleres hay actividades dirigidas a toda la familia, desde la primera infancia a la edad adulta. «El circo tiene un alto componente de deporte por lo que esperamos también contribuir a que la gente sea menos sedentaria. Los malabares y la acrobacia contribuyen a la unión de hemisferios cerebrales, lo que incrementa la creatividad que es una de las habilidades sociales más importantes para llevar una vida feliz.»
Si desde ahorita ya les pican las patas por ir a conocer, AQUÍ pueden enterarse de primera mano de todo lo que ya se está haciendo en el lugar.
«Siempre el camino del arte implica la ruptura con lo establecido, con lo esperado, lo normal. Creo que a muchas personas les puede parecer una insensatez proponer una vida que gire alrededor del arte. Y de alguna manera los artistas siempre seremos vistos como “insensatos” a los ojos de quienes prefieren caminos más seguros.» La Insensata es el espacio de quienes quieren seguir este camino, o al menos coquetear con él.
