«El mismo diablo tendrá miedo de nosotros»

por JJ Alomía

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Entrevista: J J Alomía

«Unos dicen que soy un líder, otros el rey de los bajos tierra. Otros me han dicho el Tarantino ecuatoriano. Si existe un líder en este país, ni siquiera es hombre… es hembra. Porque si el Cine Guerrilla tuviera nombre, se llamaría…Mariana Andrade, ella si es una berraca. En cuanto a lo de Tarantino, nada que ver, soy el hijo de Carpo Cedeño y Gladis Marcillo, y mi nombre es Fernando Cedeño Marcillo». Ese es el estado de Facebook de Fernando Cedeño después del cierre del Festival de Cine Ecuatoriano en New York, al que acude con su película «El Ángel de los Sicarios». Su anterior proyecto, «Sicarios Manabitas», es la película más vendida en Ecuador con más de medio millón de copias, distribuidas todas por el circuito pirata. Su obra se destaca por un tono de violencia extrema, donde las balas y armas son reales, para abaratar costos. De su próxima película solo dice: «cuando llegue ‘Tierra de Fuego’, el mismo diablo tendrá miedo de nosotros»

Fernando Cedeño- Radio COCOA

Tu trabajo junto al de otros realizadores ha sido calificado como Cine Bajo Tierra, Underground, Cine B… pero hace pocos días declaraste que ha nacido el Cine Guerrilla en Ecuador ¿por qué  dar esa afirmación ahora?

En algún momento alguien me preguntó esto también, que por qué le dicen cine guerrilla; bueno, le pusieron bajo tierra, bajo presupuesto, cine pobre, pero un día nos dimos cuenta que nosotros operábamos como una guerrilla, como que el cine profesional aquí es como el ejército y nosotros somos la guerrilla. Estamos, de una u otra forma, excluidos del estado. Yo no entendía ciertas cosas. Yo decía por qué el Consejo Nacional de Cine va a Manabí y nos pedía que apliquemos. Pero todos los años aplicábamos y no pasaba nada. Yo me entero ahora, por el mismo Juan Martín Cueva, que no existe presupuesto para este tipo de cine. Eso significa que todo el tiempo nos estaban mirando la cara. Porque iban para Manabí para decir: «aquí estamos». Nos tomábamos la foto y… pero en realidad, nunca hubo presupuesto ni existe en ese momento.

En la última entrevista, el señor Cueva dice que nosotros hacemos nuestras películas para los piratas. Yo no hago películas para piratas. Ninguno de los productores hacen películas para piratas. Yo creo que se aprovechan todavía, por el acolite del Estado. ¿Cómo puede ser piratería algo que se vende a la vista de las autoridades? Entonces, ¿quién es más culpable?

¿Por qué lo llamamos cine guerrilla? Porque somos activistas, y más que por una paga, como lo hacen otros cineastas -a los que respeto-, nosotros lo hacemos por una causa.

Antes de «El Ángel de los Sicarios», tus películas se han distribuido en copias formato DVD. Esta se estrena en salas de cine ¿Cómo te ha ido con eso?

En la historia del MAAC Cine de Manta nunca se había visto un lleno total. La vez que estrenamos el primer corte, en el Segundo Festival Bajo Tierra, tuvimos que cerrar las puertas porque ya no entraba más gente y así fueron los siguientes días. En Guayaquil, casi lleno. Bueno, en Quito, más bajo. Pero vino la gente que realmente necesitábamos: un público crítico que nos hace ver nuestros aciertos y errores.

Hasta al momento hay algo muy interesante de «El Ángel de los Sicarios», y es que la gente no se aburre. La gente vive cada momento, se ríe, aplaude, a veces llora. Y eso me llena a mi, cuando lo escribí no pensé llegar tanto. Una vez, una chica en Manta le decía gritando al personaje, “¡Te amo!”. He visto a gente llorar en el desenlace. Fueron cosas que yo sí las sentí el momento que estaba escribiendo, pero nunca los ves como una posibilidad . Yo soy muy apasionado al igual que el resto del equipo y eso nos une.

¿En tus anteriores películas recuperaste tu inversión?

Mira al principio esto era un pasatiempo, como un hobby. Después se fue convirtiendo en una especie de pasión y ahora se convirtió en un proceso. Antes no buscamos un rédito económico, nuestra satisfacción consistía en hacerlo y que la gente lo viera. Pero cuando nos dimos cuenta que otros se estaban beneficiando, empezamos a vender nuestras películas, a hablar de negocios con ellos. Pero es súper terrible. Las asociaciones te ofrecen 25 centavos por cada copia. Hay empresarios que te ofrecen un dólar, pero sube el precio de la película a 5 dólares. Nuestro público no está preparado para comprar una película a ese precio, prefiere comprar cinco películas de un dólar.

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 ¿Cuándo empezaste a hacer cine?

De un juego. Nosotros practicábamos artes marciales con un grupo y nos gustaban las motos. Éramos como 28 personas que pertenecían al mismo club motorizado, pero todos practicábamos en diferentes academias. Había prácticas de kung fu, tae kwon do, karate, boxeo thai… Discutíamos de quien tenía mejor estilo, quién era el campeón nacional y nos dábamos golpes como hermanos. En algún momento, llega un hombre -que se llama Jerry Vera- con una cámara que le había mandado su hermana de Estados Unidos y grabó una pelea nuestra. Cuando llegamos a Chone vimos el video y dijo: “grabemos una película”. A mí me pareció descabellado. Me insistió dos veces y le dije: “listo, hagámoslo”. Cuando nos preguntamos qué íbamos hacer, aceptamos que lo único que sabíamos era cómo darnos golpes y montar motos, y así empezamos. Nuestras peleas fueron reales, las caídas y armamentos también. Ahí empezó todo.

Pero, ¿por qué digo que ha nacido este movimiento ahora? Porque hemos estado solos, porque hemos decidido frenar la piratería, ir directamente donde los distribuidores y comercializar con ellos para abaratar cortos. Hemos decidido estar claros en los artículos que nos protegen y vamos aplicar la ley tal como está. Vamos a mandar a demandar a los que sean necesarios, para que respeten de una vez por todas el esfuerzo que  hacemos los productores que no tenemos apoyo del Estado.

¿Qué directores te inspiran?

A mí me encanta la producción de Tarantino y en algún momento me han comparado con él, pero yo jalo mucho con Almodóvar y este tipo de cine como Mel Gibson, «Corazón Valiente», y todas sus películas. Ese tipo de cine me gusta, porque tú no sabes para donde te vas a ir. No me gusta anticipar los finales, me gusta salir por otros lados. Estos directores tienen esta estrategia, tú te imaginas 5 finales y resulta que ninguno es.

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Cuéntame un poco de tu proceso de realización de El Ángel de los Sicarios desde la escritura del guión hasta la exhibición.

Mira, nosotros teníamos otro proyecto que se llama «Tierra de Fuego», pero resulta que esta película requiere muchos gastos y estábamos ahí parados por eso. Entonces se me ocurre la historia de un vengador que no es la misma del vengador que hubo en Manabí, porque con eso no me meto. Hablé con los compañeros y decidí escribir una historia, que se arma en 11 días. Te digo algo: yo soy muy pasionario para escribir. Escribo 18… 20 horas diarias porque pienso que pierdo las ideas, pierdo la pasión o la fuerza que tengo ese momento.

Uno de estos compañeros me dijo que no, porque estaba hablando de «El Justiciero».  Me puse a pensar por qué decía esto y le di el guión. Eso hizo que incorporara dos personajes más: dos policías. Eso cambia la temática de la historia y nos justifica a nosotros. Cuando corrijo eso, me encuentro en un carretero por Calceta con el resto de muchachos y se los propongo. La siguiente semana estábamos grabando algunas escenas.

Empezamos a rodar y se fueron unieron otras personas y actores que empezaron a trabajar en el equipo de producción. Nosotros hacemos todo: las actrices en el campo también son cocineras. Hay una cadena de mando, una nota que se respeta. Pero en el momento de hacerlo ya no hay una cadena, debes hacerlo porque es el proceso y asunto arreglado.

Solo grabábamos los fines de semana. Era increíble. En algún momento era un día miércoles, y alguien decía: “faltan 2 días para estar en el campo de batalla”. Y todos pensaban: “hermano ya quiero estar en Manabí para estar en el rodaje”. Fueron casi cuatro meses trabajando. Cuando termínamos de trabajar, sentíamos un vacío terrible, pero nos seguimos viendo. Nos inventamos cosas para grabar. Nosotros no somos como compañeros de trabajo, somos como hermanos.

Luego empezó la edición, los efectos. Nos tomó mucho tiempo. Llegamos a un primer corte. Es ahí cuando empiezas a autocriticarte. Empezamos a sacar escenas, a pulir hasta que se logró lo que queríamos.

En algún momento, Mariana Andrade… mira, te digo una cosa: el Cine Bajo Tierra tiene un nombre, “Mariana Andrade”. Sin ella y Miguel Alvear, no fuéramos nadie. No es que seamos la gran cosa, pero en este momento ya existimos, no solo para este país; la BBC de Londres ya nos hizo una entrevista. Y ahora viene otro proceso que es la presentación de los Sicarios en la sexta muestra de cine ecuatoriano en EE.UU. Entonces el equipo de producción se enfrenta a otro reto que es poner los subtítulos en inglés. Eso sí les ha dado duro a los muchachos, pero está hecho. Yo creo que tiene sus errores que los vamos a corregir en el futuro. Hemos decidido no solo traducir la película en inglés, tengo un amigo ruso que va ayudar a subtitularla, vamos hacerlo en francés, italiano y portugués para subirlo para la descarga. Vamos a probar ese medio.

Vamos a pagarle a los actores porque en este Cine no se pagaba y se trabaja por convicción. Vamos a seguir con nuestra siguiente producción “Tierra de Fuego”, aunque tenemos 5 guiones listos para darle.

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¿Qué piensas del resto del cine ecuatoriano?

La verdad el cine ecuatoriano, como se ha estado haciendo, no me gusta, pero debo respetar. Cada director es un mundo, y los directores que han hecho estas películas lo han hecho desde su perspectiva, pero yo vivo otra realidad. Vivo en un pueblo que es diferente a todos. Chone tiene sus propias historias, su propia violencia, su propia pasión y todo.

Algunos nos catalogaban como violentos, pero he escuchado testimonios de gente de aquí de la Sierra que va para allá y dice: “yo estaba equivocado con respecto a ustedes». Pero sí somos muy pasionarios en cuanto hacer el bien o el mal, somos muy extremistas. Nosotros damos todo. Yo te conozco hoy día y mañana es como si fueras mi hermano, pero si me fallas es como que la cagas. Sí manejamos nuestros extremos, nos dejamos llevar mucho por la pasión ante todo, eso lo he visto en mis padres, mis hermanos, personas que han estado cerca de mi.

Bueno, concretando un poco más la pregunta, lo que pienso de los demás, en lo personal, es que no se debe seguir haciendo el mismo tipo de cine. Yo no sé… yo me aburro, y sé de mucha gente que se aburre. Entonces, ¿qué van a pensar los extranjeros? Pero ojo, yo entiendo que las realidades son muy diferentes, no es lo mismo el pensamiento de un costeño que el de alguien que vive en la Sierra, son otras costumbres. De pronto yo estoy equivocado, pero en lo personal tengo mi propio estilo. Me han catalogado de violento, sangriento, grosero y de todo, pero ese es mi estilo y ese es Fernando Cedeño y así seguirá, porque así lo quiero yo.

¿Cuál es la mejor respuesta que ha surgido de tus películas?

Un día alguien se me acercó en Manta y me abrazó y la vi llorando. Le pregunté qué pasaba y me dice: “es que a mi hijo le pasó lo mismo, y yo me alegró que haya gente en este país que hacen las cosas tal cual pasan”. Le dije : “señora usted y yo sabemos que la realidad es brutal, es terrible de alguna manera cómo uno la maquilla un poco para no afectar tanto”, y ella me responde: ”Dios lo bendiga por lo que esta haciendo”.  Es la cosa que más me ha impactado.

 

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