A veces lo único que nos queda, si en tal caso nos encontramos despojados de ese llamado todo, somos nosotros mismos. En dicha aparente soledad, estamos y está nuestra necesidad de crear y recrear ese todo que somos y nos rodea. Esta es la premisa inicial de In another country, la nueva obra del realizador surcoreano Hong Sang-soo, quien deliberada y sigilosamente nos envuelve en ella al afirmar una manera universal de visualizar la creación.
Dicha premisa se dispara cuando somos introducidos a Won-joo, una joven aspirante a cineasta, que se sienta sola en la habitación de un hotel a escribir un guión sobre una encantadora visitante francesa que va en busca de un faro. Se trata de Anne, interpretada con gracia y sencillez por Isabelle Huppert, que llega de visita a un pequeño pueblo en la costa de Corea del Sur llamado Mohang. Nos es presentada en primer lugar como una directora de cine, en segundo lugar como una mujer que busca al hombre que ama, y en tercero como una mujer recientemente separada de un hombre coreano. Anne es una y todas a la vez, es las infinitas posibilidades que el cine lleva en su naturaleza.
En dicha naturaleza, está la improvisación. A través del transcurso de la historia y de su guion, Won-joo reinventa a esta encantadora visitante francesa en distintas circunstancias – todas juntándose en coincidencias que circulan como la vida misma, sin particular finalidad. Es curioso que el proceso en el cual se embarca Won-joo es una metáfora o una proyección del proceso en el cual se embarca Hong Sang-soo con su obra.
La fluidez que vive en la pantalla no se queda estancada ahí, es fruto de una aproximación afuera de ella que involucra un proceso creativo entero que asienta sus bases en lo repentino y en lo incierto. Empezando por el hecho de que este realizador escribió el guion conforme lo filmó, escogió a Huppert como la protagonista sin tener premisa alguna, y por el hecho de que los zooms abruptos que constantemente suceden en la película son tanto casualidad como causalidad.
Es posible jamás preguntarse sobre el peso que estas dos fuerzas tienen sobre todo esto, y sobre cuál es la finalidad que Hong Sang-soo tiene con esta obra y la creación de Anne. Y asimismo, es posible preguntarse y por nuestra cuenta reinventarla. Y si, en tal caso, existe una finalidad – es la de continuar circulando, porque todos buscamos el faro.
