Actor, productor y ahora director. J.T. Tepnapa (Long Beach, California) es uno de los invitados del festival de cine gay, «El Lugar Sin Límites», el cual cumple 10 años en Ecuador. En la muestra, J.T. exhibe su ópera prima: «Judas Kiss», la historia de un frustrado director de cine, quien viaja en el tiempo para arreglar cuentas con su pasado. El filme conjuga elementos de ciencia ficción, drama, comedia y musical.
Esta entrevista recoge algunas de las impresiones de J.T. sobre el cine gay, la visibilización de la comunidad GLBT a través del arte y sus desafíos como productor de filmes independientes.
¿Cuándo decidiste que querías hacer cine?
Realmente empecé como actor. Fui a una escuela de actuación… Pero lo chistoso es que tengo ascendencia tailandesa e irlandesa y me incluían en papeles estereotípicos. En California, un estereotipo mío como actor, sería hacer de un cocinero o un miembro de una pandilla. Como quería interpretar diferentes roles, empecé a hacer cortometrajes y amé dirigirlos. Cada vez actuaba menos y dirigía más…
¿Cuáles son tus primeros recuerdos del cine gay?
«Torch Song Trilogy». Es una película de los ochenta, dirigida por Harvey Fierstein quien es un gran defensor de nuestra comunidad. Fue una de los primeros filmes gay que alcanzó popularidad. Mucha gente la vio…
¿Cuál es tu opinión sobre Hollywood? En tu película hay varias referencias irónicas sobre esa la industria…
Mi problema con Hollywood es que la gente trata de clasificarte. Por ejemplo, si me ves a mí, soy moreno, no me veo asiático pero tampoco como blanco… Entonces me ponen en la categoría de «latino». Ese es el único rol que podría tener. No podría interpretar lo que yo pienso que es una persona real. Alguien con sentimientos, emociones y problemas. Por eso decidí que quería hacer películas. Quería crear personajes que tengan esos líos, como en «Judas Kiss». Ser gay no es lo más importante del protagonista, si no que su vida está jodida y él está tratando de arreglarla.
La idea del destino es el eje de la película. ¿Por qué lo escogiste como el motivo de la historia?
Está bastante relacionado con mi propia vida. En ese punto, estaba por cumplir 35 años y sentía que no estaba haciendo suficiente con mi vida. Tenía un trabajo que no me gustaba y sentía que iba en la dirección equivocada. Y me dije a mi mismo: «¿Qué pasa si tuviera el chance de hablarle a mi YO más joven y tener la oportunidad de decirle, ‘no hagas esto, haz esto’…». Así fue como se desarrolló la historia: «si tuviera el chance de hacerlo de nuevo, cómo lo haría». Y también aprendiendo que no tienes que regresar al pasado, sólo tienes que cambiar ahora.
La música tiene un rol importante a lo largo de la película. ¿Por qué decidiste darle tanto protagonismo?
No sé… Además de que amo la música, lo que he notado de varias películas independientes es que no tienen dinero suficiente, así que tratan de tomar canciones de internet y sólo ponerlas ahí. Nosotros hicimos la banda sonora. Queríamos contar la historia a través de los temas y también queríamos apoyar a artistas independientes… Me gusta la idea de los artistas trabajando en conjunto.
Esta es tu primera película como director. ¿Qué elementos de tu background como actor y productor llevaste al filme?
Creo que más como actor. Llevé la comunicación de cómo yo le hablo a otro actor. Pienso que es bueno para un director haber actuado, aunque no tienes que ser actor, pero si quieres hacerles entender cómo deberían comunicarse con otra persona, es importante tener ese background. Me encanta trabajar con actores, me emociona muchísimo. Cuando estamos desarrollando una escena… hay dos o tres personas que se tienen que comunicar; a eso yo lo llamo «jugar», «tener diversión». Para mi, no es ni siquiera trabajar, porque lo disfruto demasiado.
¿Crees que hay una estética marcada en el cine gay?
Sí… Hay una, y tengo que ser cuidadoso, porque la estética depende de un presupuesto que tengas para una película. Por ejemplo, «Brokeback Mountain» es una película gay, pero hecha con millones de dólares y su estética está marcada por eso. El cine gay a veces puede estar limitado por el dinero y eso, ciertamente, cambia la forma en cómo se ve y la calidad del filme. Eso también hace que sea difícil para una audiencia más mainstream, ver películas independientes.
Para ti, ¿cuál es la importancia de que exista un festival como «El Lugar Sin Límites»?
Es muy importante aquí en Ecuador. En EE.UU hay 200 festivales como este, también, gays y lesbianas son personalidades públicas, como Ellen Degeneres y existen más shows (de Tv) como «Will & Grace», por ejemplo. Mientras más gente GLBT aparezca públicamente, es una oportunidad para entender que no existe un estereotipo. Aquí en Ecuador, el festival tiene 10 años y mientras más exposición tenga, o mientras muestren más a nuestra comunidad, la gente va a entender que somos como el resto de la personas. Tengo problemas, relaciones, esperanzas y sueños… Creo que de eso va «Judas Kiss», sobre lo que el protagonista sueña y desea. Eso es lo más importante…