Si todavía no descubres a “Las Manes” prepárate para hablar de orgasmos, juguetitos, sangre y mucho amor propio.
“Venimos a hablar sin tapujos”. Esa es la frase que te da la bienvenida a la cuenta de Instagram de “Las Manes”, un grupo de cuatro chicas decididas a construir un espacio seguro para que las mujeres hablen de su sexualidad. Un espacio que, de mano con los tiempos que vivimos, venía siendo necesario en el medio.
Mi viaje personal con Las Manes comienza con una historia en la que recomendaron sitios de “porno feminista”. Sé que hay posiciones divididas frente a que el porno pueda ser feminista o no, pero me atrapó la posibilidad de que hayan páginas especializadas para poder ver porno hecho para el placer femenino y alejado del male gaze.
Más aun, me pareció increíble pensar en la conversación que implicaba este post: Las mujeres vemos porno. O al menos unas lo hacemos. O lo hicimos alguna vez. O estamos pensando en hacerlo.
Esto es de lo que se trata Las Manes. Poder hablar de esas cosas de las que, por diferentes motivos, no nos animamos a hacerlo públicamente. Tal vez googleamos estas preguntas en la confidencialidad de nuestro celular, o se las hacemos a esa amiga con la que más confianza tenemos, pero es difícil deshacernos de esa vergüenza intrínseca que sentimos para hablar de nuestra propia sexualidad.
Con Las Manes, esa vergüenza se queda fuera. El orgasmo femenino, cómo escoger tu primer vibrador, la copa menstrual, anticoncepción, cuidado vaginal… ¡Todo se vale! Y aunque Las Manes no cuentan con un sitio web, aprovechan bien todas las herramientas que les ofrece Instagram. Hacen encuestas, preguntas, trivias y lives. Mientras más interacción tienen con el público, mejor.
Hace unos meses se aliaron con Magnolia, una distribuidora de juguetes sexuales en Quito, para un sorteo y, más recientemente con OVA, una marca de copa menstruales, para dos sorteos. Que estos “giveaways” tengan una gran cantidad de comentarios, y amigas etiquetadas, sólo puede llevarme a la conclusión de que Las Manes llegaron para quedarse.
Estas chicas que dicen estar aquí “por amor a la causa” y firman “Con amor, Las Manes” han abierto una ventana y afuera se puede respirar muchas posibilidades. Uso esta metáfora cursi porque ver su contenido es refrescante en medio de tantas noticias de la pandemia, y lo mucho que extraño conversar con mis amigas cara a cara.
Aunque la idea no es absolutamente original y “Las Manes” me recuerda a espacios como “Pussypedia” o los foros en “Glow” —una aplicación de pago para registrar tu período—, es emocionante que este sea una iniciativa local, con chicas locales. Me emociona, también, que estas chicas se hayan adueñado de la graciosísima y contradictoria expresión “la man”, y han puesto en los feeds de muchas mujeres preguntas y respuestas necesarias en tiempos de autonomía, amor propio, género, y derechos sexuales y reproductivos.
También me intriga saber hacia dónde van de aquí en adelante. Porque si algo siento que impulsa el corazón de Las Manes, es un espíritu feminista. ¿Y qué es el feminismo sino cuestionarse una y otra vez lo aprendido? Cuestionar esas actitudes machistas que se encuentran, de muchas formas, hasta en la más activista de nosotras. Esa educación basada en el miedo, en la ignorancia y en el pudor sobre nuestros cuerpos y nuestro placer.
Así mismo, es desaprender la indiferencia, y aprender a mirar a otros lados. Por eso espero, y pido, que Las Manes hablen con la misma pasión con la que hablan de esas experiencias que nos atañen a todas, hablen de otras experiencias más específicas.
Quisiera que el término “interseccional” se inmiscuya en su contenido y reconozca, por ejemplo, la sexualidad desde la experiencia trans o lesbiana. O que hagan una colaboración con “Cuarto de Luna” (@cuarto_luna), que es otra cuenta en Instagram, pero especializada en “conversaciones sexuales negras”. En fin, sólo estoy lanzando ideas porque tengo fe en que Las Manes han hecho mucho y que pueden hacer mucho más.
A cambio, prometo interactuar más con sus posts y sus historias. Porque es lo mínimo que podemos hacer como audiencia para mantener este tipo de espacios vivos. Y porque “Las Manes” no tiene sentido de existir, si no habemos otras manes que quieran hablar, sin pelos en la lengua, de sus pelos, de sus vaginas, de su sangre, de su masturbación, de su salud, de su felicidad y de su autocuidado. Así y sólo así, estaremos construyendo y apoyando más espacios genuinamente seguros y sororos.