6 conclusiones sobre la gestión de festivales de cine en Quito

por Radio COCOA
La gestión cultural en Quito presenta varios retos y oportunidades; para los festivales de cine, la reformulación de políticas públicas y un cambio de actitudes de la sociedad civil están entre las necesidades del sector.

A mediados de mayo en Radio COCOA iniciamos la producción de una serie documental para examinar cuál es la situación de la gestión cultural en Quito en cuatro sectores: festivales de cine, música, casas culturales y galerías de arte. Para ello invitamos a quienes están al frente del quehacer cultural cotidiano para conocer de primera fuente tanto los desafíos y obstáculos de su labor como el potencial y las oportunidades de cada sector.

¿Qué puede hacer la administración pública para facilitar su trabajo?, ¿qué puede hacer el público para apoyar a su sector?, y ¿qué pueden hacer los gestorxs para cambiar las situaciones que afectan su labor? fueron algunas preguntas que les hicimos a lxs participantes. De las 25 entrevistas que hemos realizado hasta ahora, pudimos comprobar algunas premisas que nos habíamos planteado y llegar a ciertas conclusiones.

Hasta la fecha hemos compartido en formato reel a través de nuestro perfil de Instagram (@radio_cocoa) 11 productos sobre cine y casas culturales con el hashtag #LxsGestorxsHablan.

Si aún no has visto el especial te invitamos a hacerlo y más adelante seguiremos publicando por partes esta serie documental en torno al sector musical y galerías de arte. Sin embargo, también nos parece necesario recapitular las principales ideas compartidas por lxs gestorxs de cada sector para analizarlas con mayor detenimiento.

A continuación, te compartimos algunas conclusiones de la situación del sector del cine a las que nos ayudaron a llegar Virginia Sotomayor, co fundadora del Festival Equis de cine feminista, Xavier Sánchez, coordinador del festival de cine LGBT ‘El Lugar Sin Límites’, José Cobo y Juan Reece, creadores de Afuera Producciones y del Festival Ecuador Cine de Aventura, Diego Coral, gestor independiente y Paola Guevara, gestora independiente.

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1. Los festivales de cine son una ventana para creadores emergentes y para sensibilizar públicos.

Que existan festivales de cine dentro de una sociedad es importante por varias razones. En primer lugar, porque estimulan la economía de un país, ciudad o región.  También, porque son una plataforma para talentos emergentes que buscan exponer su trabajo a audiencias ya establecidas o nuevas.

Asimismo, no solo acercan realidades lejanas u ocultas, también pueden darle protagonismo a situaciones cotidianas que merecen una mayor apreciación y valorización dentro de una sociedad. En otras palabras, generan en las audiencias actitudes más sensibles, matizadas y críticas frente a temas de relevancia social.

2. En Quito no hay suficientes espacios para desarrollar festivales de cine.

Quito carece de espacios adecuados en cuanto a infraestructura y logística técnica para llevar a cabo festivales de cine que acojan a grandes audiencias. Los que existen y que abren sus puertas a propuestas como festivales —el Cine Ochoymedio y la Cinemateca, por ejemplo— se ubican en el Centro-Norte de la ciudad.

Esto es un problema porque hay audiencias que quedan por fuera de las programaciones debido a las largas distancias entre un punto de la ciudad y otro; esto, a su vez, imposibilita generar lazos con barrios no céntricos para hacerles partícipes de estos eventos.

Por otro lado, lugares como teatros que, en un supuesto, podrían utilizarse, no tienen las condiciones técnicas, por ejemplo, de sonido, para prestarse a festivales de cine.

A ese obstáculo hay que sumarle otro: el presupuesto. Por un lado, los fondos públicos para la producción de cine en el país son inestables y el sector privado, por su parte, no apuesta por auspiciar o invertir en propuestas artístico culturales. Esto, entre otras cosas, genera incertidumbre y dificulta la sostenibilidad de las iniciativas.

3. El cine no solo depende de los gestorxs; necesita alianzas entre distintos actores sociales y con las empresas públicas y privadas.

Como acotó Xavier Sánchez, coordinador del festival de cine LGBT ‘El Lugar Sin Límites’: “La gestión no sólo depende de los gestores como tal. El apoyo es importante en las empresas públicas, privadas, en universidades, en institutos”. No es casualidad que algunos de los festivales de cine más relevantes a nivel mundial, que toman lugar año tras año, cuenten con respaldos institucionales.

Sin embargo, en el caso de Ecuador, también hace falta articular redes y diálogos más diversos, actualizados y frecuentes. Esto permitiría identificar los desafíos y oportunidades similares que enfrentan –usualmente de manera aislada– los actores del sector, y así trazar caminos más claros y transitables. “Es la única forma de sostenernos ante una Ley de Cultura mal concebida”, manifestó Paola Guevara, gestora independiente, ex coordinadora del Festival Ecoador de cine ambiental.

4. El Estado necesita refrescar las políticas públicas para la creación de cine y arte en el país.

En Ecuador, las políticas públicas culturales están cobijadas por la Ley Orgánica de Cultura, creada en el 2016 y sobre unos pilares que, para gestores como Paola Guevara, “están totalmente resquebrajados”. Para Guevara “no es cuestión de seguir aumentando política pública”, sino de reformular la que está vigente.

Asimismo, las normas y regulaciones de un ente deben trascender el mismo. Es decir, y como ejemplificó Diego Coral, gestor, profesor, actor y director de cine, la política pública implica una comunicación y articulación entre entidades estatales como, por ejemplo, el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Educación, para que el trabajo de una entidad tenga resonancia en la otra.

5. Las esferas de poder deben entender que la cultura es parte del bienestar individual y colectivo de una sociedad; es su deber garantizar condiciones para su ejercicio y desarrollo.

Es sabido que la salud y el bienestar de una persona o colectivo están estrechamente asociados a la calidad de su entorno. Un entorno habitable, agradable y seguro tiene a la cultura como uno de sus pilares. No obstante, en el país este aspecto tan trascendental suele quedar marginado de los planes de gobierno de las autoridades nacionales, y no se diga, de las locales.

Y por otro lado, si el ejercicio de la cultura en el país es inestable se debe a que sus instituciones están sujetas a la transitoriedad de sus cabecillas y no a unos principios o preceptos sólidos. Hasta que eso no cambie, lxs gestorxs culturales seguirán trabajando sin condiciones y como sociedad nos perderemos de los beneficios de su labor en plena potencia.

6. El cine, como las artes en general, es un trabajo; el público debe entenderlo y respetarlo.

Si hay algo que podemos hacer como ciudadanos o como audiencia es empezar por cambiar el chip de que el cine, como las artes en general, son el resultado de pasatiempos o hobbies. Es un trabajo y como todo trabajo, el cine necesita y merece retribución, tanto económica como de valía, sólo así puede ser sostenible.

“Tiene que haber un interés, una actitud, una capacidad de apoyo”, mencionó Diego Coral y eso tiene que ver también con dimensionar que el cine y las artes son aspectos vitales de nuestras vidas e identidades individuales y colectivas.

¿Agregarías más conclusiones? Escríbelas en los comentarios y sigue nuestra serie documental #LxsGestorxsHablan en nuestras redes sociales.

Mira el video completo sobre gestión de festivales de cine en Quito

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