A todos nos han roto el corazón alguna vez. Algunos logran recuperarse tan rápidamente que parece sorprendente que, en tan poco tiempo, vuelvan a enamorarse de otra persona. Pero, después de ver Sleepless in New York entiendo que no es que lo vuelvan a hacer, sino que nunca dejaron de estar enamorados.
El rechazo amoroso es una adicción. Después de una ruptura, el cerebro emite las mismas sensaciones de necesidad y apego que ocurren cuando el amor romántico empieza. Por eso, con el corazón roto nos aferramos aún más a la otra persona. Ésta se convierte en “el otro”, a pesar de que por mucho tiempo fue parte de tu mundo. Por más intentos de romper ese vínculo tan grande que generamos, es nuestro cerebro el encargado de definir cuándo esto sucederá. Por eso es tan difícil: porque no es nuestro corazón el que define qué sucede. El final lo decide el organismo, no las emociones.
El director Christian Frei hace un recuento sobre el desamor. Escoge tres historias que ilustran esa amalgama de emociones y los cambios que las relaciones fallidas generan. Una experiencia personal lo llevó a preguntarse si podría mostrar el poder de esa adicción en un documental. Por medio de tres historias individuales -pero paralelas-, muestra las distintas etapas por las que pasa una persona enamorada cuando descubre que su amor ya no es correspondido.
Desde las sillas, los espectadores entramos en la película. Conocemos a Alley Scott, a quien dejaron hace cuatro días. Está desgarrada, llora cada vez que repite su historia y se acuesta en un sillón, mientras la pena se apodera de ella. Lleva la cuenta hasta de las horas que ahora permanece sin su pareja. Ya ha pasado más de una semana, son ocho días -y después treinta y uno- pero aún siente un dolor insoportable. Parece que nunca dejará de sufrir, y no importa qué le diga la antropóloga Helen Fisher sobre las razones técnicas por las que siente que se va a morir, ella no encuentra consuelo. También se contacta con el director, a quien le cuenta –con palabras, pero más con el lenguaje corporal que genera en cada comunicación por Skype- cómo se siente.
Aparece Michael Hariton, ese hombre absolutamente enamorado que no sabe qué hacer sin el amor de su vida. Tiene claro que debe seguir adelante, pero no encuentra la forma de organizar su nueva vida. Tras dos semanas de separación, él mantiene la esperanza de que puedan volver. Pero nunca lo hacen. En ese camino doloroso aprende a vivir solo. No encuentra respuestas, pero al menos acepta el camino que tomó su relación.
Rosey La Rouge utiliza máscaras cuando sale al escenario. Así –disfrazada- fue cómo conoció al que cree que es el amor de su vida. Tuvieron un romance efímero. Se besaron frente al tanque de los tiburones, ella vestida de sirena y él de rey. Después del encuentro físico, cada quien se fue por su lado. Ella guardó su número de celular, pero él nunca la llamó; durante el documental pasan seis meses. No se vuelven a ver, y ella sabe que tiene que dejar ir. No es la historia de amor que pensó.
La doctora Fisher recomienda romper, botar, borrar todo lo que hace genere recuerdos de la otra persona. Dice que el rechazo, como toda adicción, necesita ser tratado con cuidado. Así como a un alcohólico en recuperación no le dejas una botella en la mesa de noche, tampoco a alguien que sale de una relación amorosa, le permites que haga una ‘llamada inesperada’.
Las historias son reales, con personajes que no siguen otro guión que el de sus propias emociones. Y como público también sufrimos, nos acordamos de nuestra propia historia amorosa. También nos han dejado, hemos sentido que estamos en el infierno, pero eventualmente logramos salir de ahí.
El amor se termina o se transforma para dar paso a la aparente soledad. Aceptarla es el primer paso, pero también el más difícil. Es pasar de tener alguien que te acompañe todas las noches, a pedir que -por favor- te abracen. Son esos pequeños detalles que se encargan de recordarte que ahora estás solo. Pero los días pasan, las lágrimas se secan y empiezas a olvidar. Hasta que un día todo parece estar mejor; tal vez conoces alguien más o simplemente hiciste cosas nuevas.
“Sleepless in New York” es una muestra de las etapas que siguen al rechazo amoroso. El audio que sigue a cada personajes es intenso. Te transporta a ese lugar abstracto desde donde nace el sufrimiento. Cuando la película termina, haces un recuento de tu propia vida y te das cuenta de que sí, te rompieron el corazón tantas veces, pero sigues aquí.
1 comentario
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