Pistola de Balín salió al mundo el pasado viernes 25 de mayo. Trece temas fueron liberados, y con ellos sonaron los propósitos de reinvención de Da Pawn. A continuación, un panorama de los procesos, sonidos y significados del tercer disco de El Peón.
Portada de Pistola de Balín / Arte: Adriana Crespo y Martín Samaniego
«Cuando las ganas de crear llegan y te que queman por dentro, no hay nada que pueda salir mal», decía Mauro Samaniego en su perfil de Facebook la mañana del lanzamiento. Con esas palabras, y casi sin previo aviso, presentaba el tercer disco de Da Pawn. Pistola de Balín fue liberado por completo ese día, es un disco que nació rápida e inesperadamente y que se construye a través de trece canciones que significaron un proceso de reinvención para la banda.
De pronto, solo nació
Foto: Juan Pablo Viteri
«Sin bien algunas canciones ya existían y estaban consideradas para ser grabadas en algún momento, la idea de hacer un disco tan de la nada nació de un viaje que hice a Brasil», cuenta Mauro. Allá pudo ver a algunos de los mejores músicos que había presenciado en su vida, y encontrarse con sonidos que no había escuchado antes. Ese fue un primer detonante.
La experiencia del viaje coincidió con la invitación que recibieron para el mercado musical FIMPRO. «Yo la verdad estaba harto de Verano en Coma. No aguantaba más, todo se volvió demasiado monótono y repetitivo para mí… Cuando recibimos esta invitación, solo pensé en que no podía llevar a México algo por lo que ya no estaba emocionado». Así fue como decidieron producir un disco en el tiempo que les quedaba. «Al principio creo que a todos les pareció un poco imposible, pero la verdad es que yo necesitaba reinventar la banda para poder seguir, y así fue como pasó».
Estuvo listo en un mes
Foto: Juan Pablo Viteri
Cuando Mauro llamó al Chelo Suárez, ingeniero de sonido de la banda, para contarle, él le respondió: “no has dicho nada, lo que necesiten, sólo hagámoslo”. Chelo fue un personaje clave en la creación de Pistola de Balín, «se jaló las largas sesiones de grabación y mezcla conmigo hasta un punto ridículo. Pasamos sesiones desde las 11 am hasta las 4 am. Un tipo con un amor por la música y por su trabajo muy fuerte y particular».
El disco estuvo listo en un mes, con pre producción, grabación, mezcla y masterización. Hubo incluso temas, como «Helio,» que fueron terminados antes de entrar a grabar; o como «La Última Oportunidad», que fue compuesto mientras armaban y microfoneaban la batería. «Esta situación hizo que ninguno tenga una idea o concepción previa de cómo tenían que sonar las canciones», cuenta.
«Sin duda, es el disco más musical y libre que he hecho…”
Foto: Juan Pablo Viteri
La banda tuvo que aprender muchas de las canciones antiguas que Mauro replanteó para poder interpretarlas en este disco. Esto significó para todos un salto al vacío y un gran voto de confianza. «Sentí que hubo una confianza ciega de la banda en mí, y eso me permitió llevar el proceso de este disco de la forma más libre posible y sin presión».
La creación del álbum se llevó a cabo sin compromisos. «Fue algo muy parecido a jugar con música», dice. «No existía la presión de que esto le tenga que gustar a alguien, porque nadie sabía que lo estábamos haciendo… el hecho de que lo hayamos tomado como un juego nos hizo olvidarnos de cómo debía sonar la banda, las expectativas de los oyentes, el potencial comercial y todas esas huevadas que a la final nublan la musicalidad y creatividad de un proyecto».
Los sonidos nacieron en distintas épocas de creación
Foto: archivo de la banda
En el disco hay tres grupos de canciones. Están las que fueron hechas en el 2009, «que nunca lograron encajar en el puñado de las que sí salieron». Para Mauro, esos fueron temas de aprendizaje, crecimiento y experimentación. En el segundo grupo están las que tienen influencia “beatlezca”, temas que fueron hechos cuando Mauro estudiaba las innovaciones de grabación y producción musical de los Beatles, y aplicaba esas técnicas en música inédita. Y en la tercera categoría están las canciones que representan una nueva búsqueda. «Como vamos ocho años tocando juntos, llegamos a un punto en el que estábamos un poco aburridos y necesitábamos renovar hacia otra dirección».
Esta vez, Da Pawn presenta canciones que fueron creadas por otros integrantes de la banda. Por ejemplo, está «Tres» de Martín Samaniego y Fernando Procel, o «Helio» que fue compuesta por Martín, y Mauro le puso melodía y letra antes de entrar a grabar. «Creo que es un paso importante para nuestra música…El hecho de trabajar en ideas de otras cabezas es algo que me emociona y es un reto divertido, salen cosas diferentes».
Son canciones que estuvieron todas marcadas por la incertidumbre y que representaron un desafío. Fueron temas que les permitieron revisarse como banda en el presente y descubrir hacia dónde van. «Creo que son canciones que comparten unas ganas fuertes de romper lo que nuestros oyentes piensan que significa esta banda o la manera en la que debería sonar, también cómo la industria debería funcionar… la música debería sentirse siempre así de libre».
Cuenta con una familia musical extendida
Foto: archivo de la banda
Hace ocho años, cuando Da Pawn comenzaba a sonar, algunos de los integrantes tenían pendiente cumplir metas externas al proyecto. Sin embargo, querían que la banda siga. En ese proceso, la alineación pudo nutrirse de grandes amigos que acompañaron temporalmente el crecimiento del grupo. «El sonido de la banda lo hemos construido entre mucha más gente. Algunos de ellos son Rodrigo Capello, Andrés Benavides, Mateo Terán y Joaquín Terán. Es increíble la influencia y marca que ellos han tenido en nuestro sonido…»
Después de siete años, la banda regresa a su configuración original, pero su música evoluciona nutrida por el paso de esos músicos amigos. «De hecho, las baterías de este disco fueron compuestas entre el Pedro (Ortiz) y el Bena; el Bena sin duda nos dejó un legado rockero para experimentar largo. Y por ahí alguien nos dijo que las guitarras del interlude de “Tres” suenan un poco a La Máquina Camaleón, que en realidad esa sonoridad guitarrística ya es una marca original del Rodri (risas)». Mauro reconoce que la banda ha sabido apreciar e incluir la personalidad musical de cada artista que se ha sumado al proyecto. «Esto ha hecho que la posibilidad y dirección de la música sea muy amplia».
Pistola de Balín incluye no solo el talento de los músicos que han pasado antes por la banda, sino que adquiere nuevos matices con la intervención de tres voces femeninas. Las invitadas fueron Paola Navarrete, Verónica Largiu y Mariela Espinosa. «Sobre todo, quería voces femeninas para darle un color especial y nuevo a los temas… ellas se pasaron y llevaron la música a otro nivel», afirma. Otra voz invitada en este disco es la de su «pana del alma» Mateo Terán, de Nuevo Bravo.
Las historias no se cuentan únicamente a través de los sonidos
Foto: Juan Pablo Viteri
«Siento que es un disco con una oscuridad particular, pero con muchos elementos de mi construcción como individuo que vienen desde niño», dice Mauro. Cuenta que, entre otras cosas, el álbum trata de conspiraciones, creencias y trabas sociales que son impuestas en la infancia. «La pistola de balín simboliza todos los miedos y normas que te meten desde chamo para que seas una persona funcional en la sociedad, y a medida que vas creciendo, te das cuenta que todo es un set up, mecanismos de control. Quería simbolizar esto con un bebé en un cohete en el cielo, este para mí es el elemento central del disco».
A partir de esa idea, se fueron planteando otros símbolos para cada canción. Así, cada elemento del arte tiene un significado vinculado a la música, y cumple una función en la composición. Mauro trabajó esta propuesta primero con Martín Samaniego (guitarras, voces y percusión), quién sacó algunas imágenes para crear un collage. La composición final la hizo Adriana Crespo, que dio un orden a todos los símbolos e imágenes y creó un escenario para las canciones.
