Renata Chebel saca la belleza del lado oscuro en «Tzantza»

por Martín González
Cuando Nicola Cruz se fue a tocar en las playas de Grecia el año pasado, no se imaginaba que éstas serían la inspiración para que una artista brasileña convirtiera su música en un rompecabezas visual.

Unas manos plateadas salen del agua con uñas negras largas y afiladísimas; parecen pertenecerle a algún reptil hecho de metal. Luego intercalan con una tormenta eléctrica de colores. Sobre ella brota la piel de una serpiente que se divide en los fractales de un caleidoscopio. Más y más imágenes psicodélicas se comienzan a montar una sobre otra, en un collage hipnótico. Entonces nos vemos sumergidos, sin percatarnos, en un vórtice vibrante junto con los sonidos de «Tzantza», single de Cantos de Visiónel último EP de Nicola Cruz.

La encargada de darle vida a este viaje visual frenético se llama Renata Chebel y es una artista brasileña de alto calibre que ha dado la vuelta al mundo, creando imágenes con un poderoso testimonio de feminidad y de nuestra relación con la naturaleza.
 

 
Renata tiene ocho videoclips en su historial, como una parte de su extensa carrera como cineasta y artista visual. Pero a pesar de contar con ese bagaje, admite que el proyecto de dar imagen a «Tzantza» fue un desafío para su técnica y su creatividad: tardó cinco meses en unir sus piezas, como un collage.

No hay nada de animación digital dentro del video. Todo es material grabado en locación. Cada imagen que aparece para ponerle cara a las notas de Tzantza fue capturada por Renata en alguno de sus viajes por el mundo, y luego intervenida con los filtros que encontró disponibles en el software de edición. El video fue armado como un rompecabezas, poniendo a prueba a su creadora y obligándola a salir del molde de sus convenciones.

No hay nada de animación digital dentro del video. Todo es material grabado en locación.

Miconos

La inspiración le llegó cuando conoció a Nicola en un bar donde trabajaba en Grecia, y luego entabló amistad con él y con su música. Juntos salieron a recorrer las playas de Miconos un día con la canción en mente, inspirados por la belleza del lugar. Renata dice que lo primero que vino a ella al escuchar Tzantza eran colores, y los que encontró en las rocas y las algas de ese lugar eran justo los que se le habían aparecido al escucharla.

Nicola por su lado, admirando el paisaje, le planteó la idea de hacer que todo fuese abstracto. Ella entonces se propuso hacer el videoclip, siguiendo el corrientazo creativo que les había llegado con la marea.

Renata Chebel, Nicola Cruz, Tzantza

Renata en Miconos / Fotos: Cortesía de Renata Chebel

Chebel incluso se aventuró a llevar a cabo algunas pruebas de cámara bajo el agua de ese mar cristalino, como una especie de piloto de su primera idea del video. No obstante, su tiempo de estadía en Grecia se terminó, y el proceso creativo se desenvolvió por otro lado. Así fue como el viaje visual que comenzó en esas playas, terminó tomando un rumbo totalmente distinto, sin retorno alguno.

Renata Chebel, Nicola Cruz, Tzantza

Pruebas de Cámara en Miconos.

Rompecabezas

Dado que nunca hubo un guión, Renata tuvo que hacer una revista a todo su archivo fílmico para encontrar las piezas que calzaran con la idea original de Tzantza. Así, el video se fue armando como un rompecabezas, poco a poco, únicamente desde la mente de la artista. Los fragmentos que le dieron vida tienen orígenes tan diversos como las formas que surgen en la obra.

La tormenta eléctrica fue grabada hace un año en Chapada dos Veadeiros, un parque nacional de Brasil. La estatua iluminada corresponde a un performance visual que ella había realizado en Copenhague. La serpiente, parte de un trabajo que tuvo en São Paulo. El bailarín con el cabello de hebras metálicas es un performer brasileño con el que se encontró en una fiesta y los cristales y las manos azules fueron filmadas con una amiga suya en el Parque Nacional Joshua Tree, en California.

Cada parte del video era como una pieza de rompecabezas, según Renata: «a veces una de ellas no funcionaba y tenía que tratar una y otra y otra vez hasta que encajara con el resto del video». Además de eso, tuvo que repensar las imágenes, para que el ritmo de cada una pudiese adaptarse al que dictaba la canción. Esto se le presentó como un reto, dado que, según confiesa, lo que filma suele ser «muy contemplativo». La más importante, fue la «sirena-alien», el único remanente de lo que había imaginado en Grecia, y la única construcción que ella creó expresamente para el video.

Renata Chebel, Nicola Cruz, TzantzaDando vida al personaje. Berlín.

Sirena-Alien

Renata cuenta que filmó esta parte del video en Berlín con una amiga suya. Fue lo más fuerte que brotó de aquel día en que imaginó todo con Nicola, y decidió fabricarlo siguiendo las guías que él había planteado: «él me dijo que, incluso si se veía una mujer bailando, que solo fuese su cuerpo y no se mostrara su rostro».

Chebel tuvo que ir más allá de su oficio de cineasta para convertirse también en maquillista y darle vida a aquella criatura de su imaginación. Ella sola hizo todo el maquillaje y junto con su amiga concibió a la sirena, inspirada en una foto de Sebastião Salgado de una mano de iguana, tomada en las Islas Galápagos.

Renata Chebel, Nicola Cruz, Tzantza

Esta última imagen fue la columna vertebral dentro del collage, y de cierta forma, el vínculo que las ató a todas bajo la misma línea conceptual. El hecho de que la inspiración para darle vida al personaje viniera de una iguana, y que esto la hiciera semejarse a la serpiente, a la tormenta o a las piedras de río, habla para Renata de «cómo la energía de la naturaleza vibra con el lado femenino de todas las cosas».

«Para mí, cuando piensas en los atributos de lo masculino y lo femenino, muchas veces lo femenino se vincula al ying, que representa la noche y la oscuridad, y ese es el tipo de energía que yo veo en este video.» Renata en el video muestra «la belleza del lado oscuro» de alguna forma.

Renata Chebel, Nicola Cruz, Tzantza

Renata Chebel es una cineasta que provoca a la imaginación de formas sutiles y envolventes. Su trabajo con esta canción de Nicola es su testimonio de cómo un creador debe reinventarse para encontrar lenguajes nuevos.

En palabras de Nicola, Tzantza nos invita a pensar en un ritual de iniciación desde su sonoridad. Por su parte, Renata nos plantea un viaje visual energético e hipnotizante hacia la energía femenina que podría habitarnos, iluminando nuestro subconsciente.

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