Recuerdo una época en la cual canales como Film Zone y Cinemax repetían una y otra vez una película incómodamente divertida llamada “Election”. Situada durante la campaña electoral de un colegio en Nebraska, cuenta la desafortunada historia de un profesor que se embarca en arruinar la oportunidad, de que la estudiante más odiada de su clase, sea elegida como presidenta.
El picado de abeja sobre el ojo del profesor McAllister revelado ante su clase, y las manos semi sangrientas de Tracy Flick furiosamente destruyendo sus propios carteles de propaganda – son escenas que siguen grabadas en mi memoria. Y es a través de ellas que esta película se va mostrando, poco a poco y sin miedo, como una de las obras maestras de la comedia negra de los noventa.
Después de habérmela repetido tantas veces, me dio mucha curiosidad saber quién era el realizador detrás de todas estas situaciones. Las cuales hacen de la risa algo tan moralmente incorrecto, y a la vez inevitable. Descubrí que se llama Alexander Payne, y que “Election” es su segunda película, después de otra exitosa sátira llamada “Citizen Ruth”.
Entonces, ¿por qué recomiendo seguir la trayectoria de Alexander Payne? Antes de él, nunca había visto películas tan entretenidas que traten a la sociedad americana con una óptica tan crítica, sin tomar un lado en el argumento. Su lado es su perspectiva, aquella que concierne a la historia como un todo, sin estar atada a la de ninguno de sus personajes.
Lo que hace Payne con esta postura crítica es una de las cosas más difíciles del cine, y por esa misma razón es una suerte poder verla. Hace de ella una cuestión que satiriza y filosofa los profundos conflictos éticos de la vida diaria de sus personajes, sin nunca perder de vista su humanidad.
Y sí, sus personajes son una de las grandes razones por las cuales recomiendo tanto a Payne. No solo lo delatan como un gran director y guionista, pero como un clásico director de actores. Todos son fascinantes de ver, aún cuando ellos parecen sentir lo opuesto sobre sí mismos. Tracy Flick, Jim McAllister y Ruth Stoops son la primera muestra que Payne da sobre un gran grupo de personajes que están tirados al abandono, pero quieren vivir.
Recuerdo haber ido al cine con mi papá a ver su tercera película: “About Schmidt”. No tenía la edad para verla, pero aún así tuvo un efecto fuerte sobre mi. Jack Nicholson interpreta a Warren Schmidt, un hombre viejo y amargado que toma una especie de road trip al matrimonio de su hija, con el fin de convencerla de que no se case. Durante toda la historia, aunque no me lo permitía, sólo quería odiarlo.
Pocos realizadores pueden lograr este tipo de reacción sobre sus espectadores. Payne nos demuestra que no tiene miedo a ponernos en situaciones incómodamente cercanas a sus personajes, quizás más cercanas de lo que él pretende. Por lo cual con frecuencia podemos ver en ellos, aquello que no nos gusta de nosotros y simplemente reírnos.
Por ejemplo, están Miles y Jack, los protagonistas de “Sideways”, la cuarta, y en mi opinión mejor película de Payne. Lo que empieza como un viaje de despedida de soltero por los viñedos de California, se transforma en un retrato de la muerte y el nacimiento de las relaciones humanas. Aquí vemos a un realizador maduro, que ya domina la técnica y se ha establecido como un visionario dentro del cine independiente contemporáneo.
Otra razón por la cual recomiendo ver el cine de Alexander Payne es por su trabajo actoral. Este realizador parece tener un ojo muy particular que ha hecho a sus actores más notables, y edificado personajes memorables. Por mencionar algunos: Reese Witherspoon como Tracy Flick, Paul Giamatti como Miles, Thomas Hayden Church como Jack, George Clooney y Shailene Woodley como padre e hija en ¨The Descendants¨, y más recientemente Bruce Dern y June Squibb como marido y mujer en «Nebraska».
Estas dos últimas revelan más claramente esa humanidad que muchas veces está camuflada en la incomodidad y la ridiculización. Las dos implican una alegría de experimentar dentro del cine tanto para Payne, como para nosotros.
Como nota final, creo que es importante saber que Payne ha escrito y dirigido todas sus películas, a excepción de «Nebraska». Y por sus logros como co-guionista, ha sido galardonado dos veces con el Oscar en la categoría de Mejor Guión Adaptado. Ha presentado dos veces en Cannes, y la última vez, Bruce Dern ganó el premio a la Mejor Interpretación Masculina. A principios de este año, Martin Scorsese expresó su optimismo por un futuro brillante del cine. Allí, mencionó a los realizadores en quienes confía, y no es coincidencia que haya aparecido el nombre de Alexander Payne.
Quizá algún día todas sus películas vuelvan a ser programadas una y otra vez en Film Zone y Cinemax, y seguiré teniendo la misma curiosidad sobre cómo la risa puede ser tan moralmente incorrecta, y a la vez inevitable. Solo que ya todos sabremos quien está detrás de ella.
1 comentario
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