Por qué no deberías subestimar a la comunidad gamer

por Katicnina Tituaña

Los videojuegos han dejado de ser un mero pasatiempo de niños y adolescentes. Hoy son parte de una industria millonaria que no para de crecer. Aquí te damos algunas razones para dejar de subestimar a tu amigx gamer.

5 mil millones de dólares. Esa fue la suma que facturó la industria de los videojuegos en América Latina solo en 2018. Según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los videojuegos han llegado a superar las ganancias generadas por la industria del cine, de la música y automotriz

“Hoy, esta industria goza de uno de los más altos crecimientos en la historia del entretenimiento”, dice el estudio del BID. 

Aunque no seas un aficionado a los videojuegos, no deberías ser indiferente a ese crecimiento, pues ya está generando logros impresionantes en América Latina y el Caribe. 

Ya que superamos el debate de si son buenos o malos, es momento de ver a los videojuegos como una oportunidad. No tomarlo en serio a nivel país nos está poniendo en desventaja frente a países como Brasil, Colombia o México —en este último, la industria facturó 1.901 millones de dólares en 2020—. 

“Los videojuegos no son un juego: Los desconocidos éxitos de los estudios de América Latina y el Caribe.”. Banco Interamericano de Desarrollo. (2019)

La buena noticia es que existe una iniciativa en Ecuador que lleva algunos años promoviendo el crecimiento de la comunidad de desarrolladores de videojuegos.  

Global Game Jam

Desde el 2015, Ecuador se unió al Global Game Jam (GGJ), un hackatón de desarrollo de videojuegos no competitivo. Este encuentro de programadores (hackatón) sucede simultáneamente en más de 50 países del mundo. 

El GGJ es una compañía registrada con sede en California.

Cada país reúne a un grupo de personas para crear prototipos de videojuegos en 48 horas. Lo interesante es que no solo participan programadores o ingenieros en sistemas, como podría pensarse, también pueden hacerlo ilustradores, cineastas, músicos o escritores. 

En nuestro país el evento es organizado por la Asociación de Desarrolladores de Videojuegos Ecuatorianos (ADVEC) y por OpenlabEc

Este y el año pasado se llevó a cabo de manera virtual por la emergencia sanitaria. Este 2022 sucedió entre el 28 al 30 de enero. Durante los días 29 y 30 se desarrolló la jornada de prototipado. Además, en paralelo hubo charlas sobre videojuegos, propiedad intelectual y cultura digital. 

Iván Terceros, miembro de la ADVEC, cofundador de OpenlabEc y organizador del GGJ sede Quito, dice que “el campo de desarrollo de videojuegos en el país no es nuevo, tiene más de 20 años”. 

Sin embargo, pocas personas lo conocían, tanto así que en el primer GGJ participaron apenas 13 personas. En 2020 participaron de manera presencial más de 120, un aumento que ha sucedido de manera gradual, pero que indica un cambio importante en cuanto a las actitudes que se tienen frente a esta industria. 

En esta octava edición hubo 161 personas registradas y se completó la creación de 10 videojuegos.

La industria de videojuegos en Ecuador

“El siglo 20 tenía al cine como el arte bandera. El siglo 21 tiene a los videojuegos como su arte bandera y la cantidad de dinero que están recaudando es inmensa. Esa es una oportunidad muy grande que tenemos como región, porque, ¿qué se necesita para desarrollar videojuegos?”, dice Iván. Y la respuesta es más capital intelectual que económico, a diferencia de las producciones cinematográficas, por ejemplo. 

Ecuador cayó seis puestos en el Índice de Desarrollo de la Banda Ancha durante el 2020 y el 2021. Se ubica en el puesto 54 de 65 economías.

Pero cabe reconocer que para países como Ecuador, que cayó seis puestos en el Índice de Desarrollo de la Banda Ancha durante el 2020 y el 2021, no será tan sencillo potencializar esa industria. Es decir, para que ese capital intelectual pueda trabajar, crear y crecer, todavía se necesita invertir en infraestructuras, calidad y accesos tecnológicos. 

Allí es donde las instituciones públicas deberían cumplir un rol. Y parece que algunas empiezan por lo menos a interesarse en el tema. Este fue el primer año en el que el Ministerio de Cultura y Patrimonio se convirtió en un aliado para la organización del Global Game Jam. 

El apoyo del Ministerio no es económico, pero no deja de ser relevante. “El Ministerio más bien es un ente articulador entre los artistas, los gestores, los emprendedores, los creadores de videojuegos con la ciudadanía y con la empresa privada”, señaló María Elena Machuca, Ministra de Cultura, en una entrevista para RC. 

Esta alianza con la institución pública avala el evento, dijo la ministra Machuca. En ello coincide Iván. “Que el Ministerio pueda apoyar un evento comunitario como es el GGJ le da un espaldarazo”, menciona.

Y es que difícilmente una comunidad, como la de desarrolladores de videojuegos, que no ha recibido atención de muchos sectores de la sociedad, podría convertirse en industria sin la articulación. 

Por ello, Iván concluye que, “es importante que el Estado tome un papel fuerte, tal vez no protagónico, pero sí decisivo, para la promoción de la industria. Es estratégico por lo menos”. 

Más allá del impacto económico

Consideremos que no se trata de una mera industria del entretenimiento. Tampoco se trata solo de los 5 mil millones de dólares que facturó en América Latina en 2018. 

Se trata de que está permeando áreas como la educación, la cultura, el campo laboral y las representaciones de género, y eso concierne a toda la sociedad. 

Tomemos como ejemplo a Ariana Green, una joven programadora de Barbados. Ariana cofundó Couple Six Inc., el primer estudio de videojuegos en su país, enfocado en crear contenido que refleje la cultura y el folclore del Caribe. 

En 2018, Ariana ganó la competencia de starups Demand Solutions Miami con “Le Loupgarou”, un juego ambientado en 1930 en Barbados. Empieza con un incendio en una plantación y tiene como protagonista a una activista en derechos civiles disfrazada de doncella. Para sobrevivir en el juego, conocer la historia y la identidad de Barbados es clave. 

“El verdadero ímpetu inspirador de Le Loupgarou fue la falta de representación de la comunidad queer y afrocaribeña que había en los videojuegos”, escribió ella en un artículo. Con las ganancias del concurso, Couple Six Inc. pudo consolidar el estudio de videojuegos en un país donde aún no existe una industria de ese tipo. 

En definitiva, hay que pararle más bola a esta industria y dejar de subestimar las capacidades de las comunidades de gamers y desarrolladores de videojuegos de la región, porque más temprano que tarde irán conquistando nuevos territorios de la sociedad. Más vale estar en primera fila para verlo. 

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