¿Por qué entrar a La Casa del Ritmo?

Un fotograma de «La Casa del Ritmo»

La Casa del Ritmo retrata a Los Amigos Invisibles al cumplir 20 años como banda. Esta propuesta nació de la mente del diseñador, músico y ,esta vez, productor Juan Miguel Marín. Fue el director Javier Andrade quien coordinó las ideas para condensarlas dentro de un largometraje que está en las salas de cine locales desde el jueves 17 de abril.

Recomiendo que cuando vayan al cine esta semana, elijan entrar a La Casa del Ritmo. Pienso que vale la pena ver este documental por las dos historias que le dan vida. Por un lado están las contundentes secuencias que lo construyen, el disfrute de un concierto de Los Amigos Invisibles y el acercamiento a su música y trayectoria. Por otro, existe  el proceso de producción, el mismo que significó una aventura para los creadores.

El concert film 

La Casa del Ritmo es un largometraje que se desarrolla alrededor de una presentación de Los Amigos Invisibles en el Highline Ballroom de Nueva York. Así, la trayectoria de la banda se cuenta principalmente a través de su música. Durante el concierto, el espectador puede descubrir a artistas sin pretensiones, que están dispuestos a explorar y divertirse. Este panorama se arma con las canciones en vivo, que naturalmente se mezclan con los testimonios de los seis integrantes del grupo. De esta manera, la historia se siente coherente y fluye, hace que te enganches a ella mientras bailas sutilmente en la banca del cine.

Al ver el documental, se puede percibir que las entrevistas fueron elegidas con cuidado y afecto. Los testimonios dan cuenta de los procesos creativos de la banda, la expansión de su música a nivel internacional, la transición a un esquema independiente y las claves de la relación entre los músicos. Se revelan además datos que dan contexto a las expresiones únicas de la banda, esas que definen su estilo divertido e irreverente. Por ejemplo, se cuenta la historia detrás de la emblemática canción «Mentiras», se muestra el origen del nombre «Los Amigos Invisibles» y se aclara cuál es la verídica «Casa del Ritmo».

El backstage 

La Casa del Ritmo logra colarnos en el camerino de Los Amigos Invisibles. Se los puede ver hablando desde sus espacios cotidianos, que los alejan de la euforia del escenario. También se descubren aspectos personales de cada integrante de la banda, que luego se evidencian en la música. Pienso que la película logra esa cercanía por la honestidad de la intención de sus creadores. Juan Miguel Marín y Javier Andrade descubrieron a Los Amigos mucho antes de retratarlos. Los dos sienten admiración por la independencia de su música y la frescura de su propuesta. En el documental, se percibe ese previo conocimiento de la banda, y a la vez esa curiosidad por descubrir los cómos y los porqués.

Es posible que con esa misma motivación, los fans del grupo se unieran al proyecto. Ellos son coresponsables de La Casa del Ritmo. A través de una campaña de crowdfunding, activada en Kickstarter, pudieron contribuir al financiamiento de la película. Juan Miguel Marín y Javier Andrade lograron recaudar y superar, en un plazo de 30 días, el presupuesto necesario para producir el documental. El resultado final es un largometraje que cuenta con contribuciones personales que consiguen alinearse a través de la música y la historia de la banda.

Recomiendo ver La Casa del Ritmo porque es una experiencia sensorial que vale la pena. Pero además, es un proyecto que reconoce el trabajo artístico y fue hecho con la sólida intención de celebrar la música de Los Amigos Invisibles.

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