¿Cuál es la razón para asistir a un concierto? La pregunta aparenta carecer de todo sentido, ser una perogrullada; el motivo más obvio para comprar la entrada a un evento en vivo es el deseo de ver a una agrupación cuya música se admira, más aún cuando se trata de conjuntos que vienen del exterior, de músicos los cuales se pensaba no sería posible verlos en nuestro medio, muy lejanos a la humilde realidad escena local. Claro está, la gente asiste a conciertos por muchas razones más, desde el deseo de escuchar a sus bandas favoritas hasta la aparentemente frívola motivación de “ir a una buena farra” (ninguna de estas razones tiene menor validez que otra). ¿Qué se puede decir para motivar a alguien para que asista al concierto mencionado? Pienso que lo mejor es dejar de lado los motivos personales, perfectamente válidos, que cada cual pueda tener y que no se deben juzgar de modo tan rígido, es indispensable hacer un poco de historia de lo qué significan cada una de estas bandas y el sentido del evento en su conjunto.
Empecemos con Curare, soy sincero, no he sido un gran seguidor de esta agrupación nacional, no obstante, eso no implica que no se pueda reconocer la trayectoria y valía de Curare en la escena nacional: un esfuerzo musical que ha logrado sostenerse, crearse una reputación y establecer un objetivo musical y conceptual. Curare busca fusionar la música nacional y el metal, establecer un punto de encuentro entre esos estilos (que encontró amplía difusión desde los años 90 en ciudades como Quito, Ambato y demás). Una tarea nada fácil, que puede encontrar críticas, obstáculos, pero cuyo mérito es indudable.
El otro aporte nacional es Veda, banda nacida directamente del entorno que surgió alrededor de lo que fue la “Escena Hardcore En Vivo”, hoy convertida en “Alarma”. Cabe recordar que la “Escena Hardcore en Vivo” fue parte de todo un conjunto de iniciativas que buscaban romper la rigidez y esquematismo que dominaban la escena quiteña a inicios de la década pasada. Yo estuve cercano a esa experiencia y puedo hablar, en cierta manera, como partícipe: la idea era dar a conocer ese amplío universo musical que el hardcore y metalcore (con todos los géneros asociados) nos podían ofrecer y que hasta ese momento no eran admitidos por ese malsano purismo entonces imperante (algo parecido a lo que hoy se llama burlonamente como la actitud de “TRUE” metalero). ¿Qué fue Veda? El primer conjunto de jóvenes que inspirados por esa escena se aproximó al lado más melódico de los géneros asociados al hardcore (¿post-hardcore, emo, indie? Poco importan las etiquetas) y que lo hizo demostrando gran calidad técnica y comprensión de la ética, de la concepción del mundo ligada a este estilo musical.
Comentemos ahora la primera banda internacional: Memphis May Fire. Para los que gusten de buscar en la red, encontrarán que la música de Memphis May Fire es clasificada de modos muy variados (metalcore, post-hardcore, hardcore) y esto se debe a una razón muy simple: Memphis May Fire es una de las bandas que mejor encarna ese nuevo momento musical que inicia desde la segunda mitad de la década pasada y continúa hasta el presente. Uno de los tantos desarrollos que dio lugar a la popularización de los géneros ligados a la fusión hardcore-metal a inicios del siglo XXI. Por supuesto, en Memphis May Fire se nos muestra una faceta más bien técnica, melódica y algo rocanrolera de este período musical, que tiene muchos rostros; si bien su música no carece de fuerza y potencia, esto es más bien un aspecto dentro de un conjunto de elementos muy diverso. En este sentido, la presencia de Memphis May Fire es muy valiosa pues nos servirá para juzgar de primera mano una faceta de la música contemporánea, a ligar el pasado con el presente.
Pasamos a Carajo, grupo musical argentino conformado con ex-miembros de A.N.I.M.A.L.; por eso, para quienes tengan cierta referencia de lo que significó esta banda en los noventas, ya puede servir de carta de presentación. A.N.I.M.A.L fue en su momento uno de los máximos exponentes de lo que se llamó power-trío o “metal de los noventas”, no obstante, Carajo es mucho más que una simple extensión de lo que fue su referente; es un grupo que con una larga trayectoria (ya cercana a los 14 años) se ha ganado a pulso su lugar en el mundo de la música pesada. Con una dinámica que es capaz de fusionar hip-hop, hardcore y groove-metal, lo que Carajo puede ofrecer es de una variedad poco común en la escena metal-hardcore (a veces muy ligada es esquemas y modelos inamovibles) y que se aleja a lo que era común a los power-tríos de los años noventa más bien enfocados en la potencia y en los riffs de guitarra ultrapesados. Carajo bien puede pasar de una rápida canción hardcore, a un potente tema lleno de groove o una balada realizada con gran maestría. A esto se suma un mensaje lleno de reflexiones sobre lo que es la vida en América del Sur, de los problemas de la juventud y las esperanzas de un mañana mejor.
Finalmente es momento de hablar de Killswitch Engage, formación musical hoy reconocida como una de las agrupaciones más importantes del metal junto a Pantera, Megadeth y muchos más. Quisiera en este momento reflexionar sobre lo significó la música de Killswitch Engage cuando se dio a conocer, allá por el año 2000, un momento sin duda muy difícil para el metal. Por un lado, la sofocante moda del nu-metal estaba en su auge y llegaba a los límites del absurdo, y por otra parte, los puristas no podían ofrecer nada más que viejas reverencias al sonido del pasado. En ese momento, irrumpe Killswitch Engage junto a muchas otras agrupaciones (Shadows Fall, Heaven Shall Burn, Caliban, Himsa, God Forbid, Poison The Well, Throwdown, Bleeding Through, Zao, Darkest Hour), que demostraban la capacidad de reinstalar la potencia, velocidad y técnica legada por el metal clásico.
Para quienes vivimos este momento, un sonido así significaba un retorno del metal extremo, pero el nacimiento de algo nuevo y fresco; cabe aclarar que, ciertamente, estaban muy lejos del radar de nuestra realidad. En estos tiempos, ocurría el desarrollo previo del metalcore con bandas como Merauder, Morning Again o Congress, sin hablar de Aftershock y Overcast, ambas experiencias previas en las cuales, los futuros miembros de Killswitch Engage y Shadows Fall, comenzaron a forjar su visión musical. Con Killswitch Engage se popularizó este género que había madurado previamente desde hace una década. Esto no significo una moda más, implicó la vuelta del metal en sus verdaderos fueros, el regreso de la innovación en la música extrema. Además, la introducción no solo de los elementos típicos del hardcore-metal (los famosos quiebres), sino también el surgimiento de una nueva ética, de un mensaje positivo que llamaba a pensar cómo cambiar el mundo de forma positiva, a la autocrítica para llegar a ser una mejor persona, cosa inédita en el metal de décadas pasadas.
Con esta amplitud bien se puede decir que el evento organizado por Alarma para el próximo 15 de agosto no es un simple concierto, es un festival que reúne diversas facetas de la música contemporánea nacional e internacional, siendo así la valoración en su conjunto, al menos para mí. Esta tocada es imperdible para quienes deseen adentrarse en lo que significa el metal y el hardcore del siglo XXI. La decisión está en sus manos.