Isadora Parra: Cuando una ama y cuando una desea, se tuerce hacia el otro

por Juan Sebastián Jaramillo
En “Torcer mi nombre es conjurar tu cuerpo”, la artista visual y poeta Isadora Parra profundiza sobre la enfermedad, las discapacidades, el cuerpo femenino y su relación con la naturaleza. En esta entrevista te revelamos las claves de la muestra que estará hasta el 1 de abril en +Arte.

Isadora es una hija de la migración. Aunque nació en Quito, proviene de un padre chileno y una madre riobambeña. “Torcer mi nombre es conjurar tu cuerpo” es su primera muestra individual y proyecto de titulación de la carrera de Artes Visuales, en la Universidad Católica de Quito. “Yo me acerco al arte desde el activismo feminista”, se presenta Isadora.

Al entrar a +Arte, la atmósfera se vuelve completamente azul. Una tela azul cubre por completo la entrada de luz natural de la galería. Las luces interiores se encuentran tapadas por un filtro de este color y una instalación de sal en grano se ha apoderado de gran parte de la superficie de la galería.

En esta muestra, exhibida en la galería +Arte, entre el 11 de marzo y 1 de abril de este año, la artista profundiza sobre la enfermedad, las discapacidades, el cuerpo femenino, el cuidado y cómo estos se relacionan con la naturaleza.

Torcer es doblar. Doblar es aumentar. Conjurar es decir. Decir es expandir. Expandir es trazar. Trazar es habitar. Estas elaboraciones no son certezas, son hipótesis de la correspondencia”, empieza el texto curatorial de la muestra, escrito por Andrea Alejandro, escritorx, curadorx y artista, además de pareja de Isadora.

Isadora Parra

Las piezas se encuentran situadas a una altura moderada, para que mucha gente pueda estar en contacto con ellas. Foto: cortesía de +Arte Galería

La muestra consiste en cuatro obras en distintos formatos. Una instalación salina (“Rimas con vendaval”), una instalación sonora (“Llagas con lenguas”), fotografías de escáner (“Posición de la carne”) y una obra textual forman parte de “Torcer mi nombre…”.

La obra de Isadora llega con un bagaje literario extenso. Y es que no sólo es artista, también es poeta. Sin embargo, es notorio —luego de conversar con ella— que la profundización que hace en las discapacidades y las enfermedades vienen más de la experiencia personal, que de la erudición.

Como actividad complementaria a la obra, se desarrollaron encuentros en el espacio cultural Media Agua. Consistieron en “encuentros de lecturas y escrituras colectivas”, con el fin de “ acercarnos a las potencias, agencias y afectos de las corporalidades que conviven con enfermedades y discapacidades”.

Todo esto dentro de un marco inclusivo con las personas con discapacidades. Por ejemplo, las piezas de la exposición se encuentran instaladas a una altura moderada para que cualquiera tenga facilidad de observarlas, ya sea que las mire de pie o sentadx. En la galería se instaló un espacio con el nombre de la muestra y el texto curatorial en braille. Finalmente, los encuentros paralelos en Media Agua contaron con una intérprete de lenguaje de señas.

De cierta forma, la obra de Isadora resuena con la de la poeta guayaquileña Ileana Espinel (1933-2001), que se dedicaba en su obra a la “exploración del ser y del cuerpo en relación con la enfermedad y el consumo de fármacos”, como lo explica María Auxiliadora Balladares, en el estudio introductorio del libro antológico de la poeta, Con una Valium 10 (2017).

Madre mía, tú sabes que cuando uno está enfermo

todo se dificulta:

hacer. Pensar. Reír. Y amar.

Tú sabes muy bien que cuando uno está enfermo todo se hace insufrible:

el ruido de la máquina. El chirriar de la puerta. Y la voz”.

 – Fragmento del poema “Tú sabes” de Ileana Espinel

 

El cuidado de la madre, el dolor, y la percepción del cuerpo enfermo, son elementos que se pueden observar en este poema, así como en la obra de Isadora. Esto demuestra que, aunque estos temas no son los más nombrados en el arte contemporáneo global y local, están latentes en la historia de la producción artística ecuatoriana. Son temas que requieren cierta sensibilidad —cercanía, acaso— para ser tratados.

Sin más que decir, compartimos una entrevista que tuvimos con Isadora Parra, en el marco de “Torcer mi nombre es conjurar tu cuerpo”.

Isadora Parra

La obra de Isadora Parra es una reflexión sobre las identidades. Foto: cortesía de +Arte Galería

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Juan Sebastián Jaramillo: ¿Podrías contarme un poco sobre el nombre de esta muestra?

Isadora Parra: Yo creo que toda mi obra va alrededor de la escritura y de los encuentros con otros cuerpos: de la escultura, el dibujo y a la escritura. Se mueve siempre, pero la escritura es central en mis exploraciones. Cuando pensaba en el título, lo pensé desde mi escritura, y también desde mi trabajo con las materias. Tengo un trabajo con la escultura que en este momento no está aquí, pero me ha sido muy vital.

Pensé mucho en mi identidad. En realidad, sentía que mis reflexiones sobre la identidad eran pensar en una no-identidad y que los cuerpos performan de distintas formas en el mundo. Y que las identidades se diluyen y se difuminan y que tenemos muchas identidades y que podemos usar identidades estratégicas.

Entonces pensaba que sí, yo no soy sólo una mujer que es lesbiana, que vive en Quito, que tiene una hermana, que es hija, que es madre, que es amante, amiga, artista, que tiene un cuerpo enfermo.

Soy todo al mismo tiempo y no sólo soy una cosa. Cuando tengo una crisis, no sólo soy así como una persona enferma que está en la cama, o que termina en el hospital. Soy muchas otras cosas además de eso. Pensaba cómo el nombre se tuerce.

Isadora Parra

«Posición de la carne». Fotografías en escáner. Foto: Juan Sebastián Jaramillo

Era un juego de amor también. Cuando una ama y cuando una desea, se tuerce hacia el otro y se tuerce para cogerlo y para amarlo. Y para estar juntxs. Y, a veces, en estos juegos los cuerpos se difuminan, los nombres se difuminan.

Yo pensaba en un espacio que acoja a todos los cuerpos, que pueda torcerse y donde los cuerpos puedan torcerse hacia él. No me interesaba representar cuerpos que no necesariamente son míos y que están ahí en mi vida cotidiana.

JS: ¿Por eso el braille?

IP: Sí. Y por eso también pensé mucho en las alturas. Todo está bajo. Incluso pienso que todavía puede ser más bajo. Los museos, las galerías y las universidades no están pensados para todos los cuerpos.

Las universidades siguen siendo súper rígidas, súper erguidas y erectas, pensando en que la historia del arte ha sido muy masculina y el mundo sigue siendo muy masculino. Y no se mueve.

Implica eso también. Esto no es sólo una muestra, porque yo soy una artista, sino que es mi activismo. Es una forma de estar con mis compañeras feministas, anti-racistas, anti-capacitistas y pensar este mundo que queremos juntas desde el lugar en donde estamos.

JS: Cuando vi el braille, me pareció que era una forma de taparle la boca a esas personas que dicen que el verdadero lenguaje inclusivo es el braille. Típico comentario de Twitter…

Algo que pienso mucho es —porque es horrible el tema de la inclusión— “si me van a incluir a su mundo de mierda, no quiero que me incluyan. No gracias. Estoy bien donde estoy”. Pero siento también que el mundo no está configurado no solamente para ciertos cuerpos que tienen otras velocidades o para gente disca o que convive con enfermedades, sino para niños o gente de la tercera edad.

Isadora Parra

El nombre de la muestra en braille. Foto: +Arte Galería

Los niños no pueden ver los cuadros en las muestras porque no les alcanza la vista. Siempre hay una medida de cómo deben estar los cuadros o las instalaciones. Los niños no pueden correr, una persona en silla de ruedas no puede alcanzar a percibir ciertas cosas, o una persona sorda no alcanza a percibir ciertas piezas…

JS: ¿Dirías que por eso es tan multi-sensorial la expo? Está el oído, está el tacto, la vista…

IP: Sí, yo creo que es por eso. Y no hubo otra intención que pensar en mis amigas y en mis amores. Pensar en lo político es pensar en esa otra gente del mundo, que estamos ahí compartiendo vida con ellxs. Y me jode pensar que tengo amigas y amores y en que hay lugares donde ellxs no pueden estar, y que eso podría pasarnos a todxs.

A veces, incluso, el braille u otros acogimientos son sólo accesorios. Creo que las universidades deberían pensar en eso también. No solamente es dejar entrar gente negra, indígena o disca, hay otras cosas y movimientos que tiene que haber. Y creo que es hora de que lxs artistas pensemos para quiénes estamos haciendo obra.

JS: ¿Cómo dialogan las cuatro piezas de esta muestra entre sí?

IP: Pensaba en un ecosistema salino, porque me interesaba en pensar en las relaciones con otras especies de este mundo, que es tan antropocéntrico. Y siempre ha habido una falta de pensamiento desde la humanidad y desde el arte contemporáneo en esos otros cuerpos no humanos.

Esa es una discusión que no es mía, sino que está en la teoría crítica de forma muy latente. Pienso en Donna Haraway o en todas las ecofeministas latinoamericanas como Lorena Cabnal. Es importante pensar cómo nos hemos relacionado de formas tan violentas con estos otros cuerpos no humanos y cómo estos cuerpos resisten.

La sal deshace, pero también cura. Foto: Juan Sebastián Jaramillo

Creo que tiene que ver con una reflexión, también, sobre cómo nuestros cuerpos se pueden relacionar también con estos otros cuerpos de formas muy bellas y muy similares. Pensaba en la fragilidad de mi cuerpo y de otros cuerpos.

De cierta manera, la fragilidad une a todos los seres porque estamos expuestos al daño, pero también expuestos al cuidado y al amor. Pero como hay cuerpos que son más frágiles que otros, pensaba qué otro cuerpo es frágil como el mío. Por eso pensaba en la sal, que se deshace, que fluye y que está en todos los cuerpos del mundo. Además es un cuerpo violento.

Hay una autora que me gusta mucho que se llama Johanna Hedva, que tiene un libro titulado Teoría de la mujer enferma. Ella convive con una enfermedad autoinmune y habla de la enfermedad como un visitante, que está ahí y que de repente aparece y la inmoviliza durante mucho tiempo. Pensaba en eso también, que es algo externo que te llega y es violento con tu cuerpo.

Pero la naturaleza tiene mucha capacidad curativa también. Es algo que nuestras ancestras y las comunidades lo saben: una necesita de ciertos cuerpos de la naturaleza para equilibrar su presencia corporal. Pasan muchas cosas con la sal: cura, es mágica.

Cada persona que viene me dice una cosa distinta que se puede hacer con la sal: poner la sal con agua en una lavacara y poner los pies para que te desintoxique, o andar cargando una funda de sal (para protección). La sal fue la primera moneda.

Pienso en mi mamá también. Dar de comer es un cuidado y la sal no falta en la comida. También tiene que ver con eso.

En cuanto a las otras piezas, las fotos (scans) son de mi cuerpo después de una crisis. Así que me interesaba pensar cómo dialogan estos dos cuerpos en este contexto, el mío y el de la sal.

Isadora Parra

Lo textual es otro componente indisociable de esta expo de Isadora Parra. Foto: Juan Sebastián Jaramillo

En cuanto al audio, no es solo mi voz, son experimentos sonoros. Estoy leyendo mis textos, estoy leyendo otros textos, hay audios de otras personas. Dan cuenta de que estas reflexiones no son sólo mías, sino que las he ido conversando con amigas, con amores, con gente cercana, gente con la que he trabajado.

Siento que los procesos no son individuales, son comunitarios. Y esta palabra no es solamente mía, sino que me ha llegado de distintas formas.

Esta pieza que tienen los textos, son unas transcripciones literarias de unos experimentos sonoros y de unos performances, como este que suena y en el que estoy golpeando una funda llena de agua contra mi cuerpo. Hice estas transcripciones pensando en mi amiga sorda que percibe el sonido de otras formas. Así como yo le puedo contar cómo suenan las canciones de reggaetón, pseudo contarle cómo suena este performance de manera escrita

JS: ¿Qué resultados te ha traído los encuentros paralelos a la expo en Media Agua?

IP: El objetivo era pensar juntxs, dialogar y hacer alianzas entre lo que estamos produciendo. Siento que hay mucha potencia de pensar que la obra y el mundo que queremos se construye conversando y llegando a alianzas. Poniendo sobre la mesa nuestras diferencias, pero también los actos que queremos hacer y conjugar.

JS: Háblame de esta palabra, “conjurar”, es un vocabulario muy de brujería, de bruja. Cuéntame, por favor, sobre el porqué es tan importante para ti esta palabra.

Han pasado cosas que me han sorprendido un montón. La sal es muy mágica. A mí me sorprendió la materia y este cuerpo, en contacto con el mío, de maneras que no sé cómo explicar. La magia era pensar no solamente en la curación, pero sí en formas de acompañarnos. Y una puede conjugar esos pactos, esos encuentros, esas maneras de acompañarnos más bonito, más amorosamente.

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También, tal vez sí, prestarle atención a este cuerpo que a veces olvidamos. Siento que ahora, con la emergencia sanitaria estamos más presente. Se nos ha muerto tanta gente, tanta gente cercana y amada, de maneras muy trágicas. Ha sido supremamente triste no velar a la gente que amamos. La enfermedad está ahí a flor de piel y eso implica volver a escuchar nuestro cuerpo. Siempre estamos expuestos pero creo que ahora más.

Cuando te duele algo estás más pendiente y escuchas tu propia materialidad. Es conjugar esas alianzas no sólo con otros cuerpos, sino con el mío, qué reconciliaciones, qué deseos, qué amores, qué cuidados están ahí.

Lo que pasa en el cuerpo puede estar muy involucrado con la visión, con el color. Foto: Juan Sebastián Jaramillo

JS: ¿Por qué tanto azul?

IP: Tengo una enfermedad mental. Después de que tuve una crisis muy fuerte, empecé a ver ciertas cosas azules. Y me di cuenta de esto después de que comencé a trabajar con el azul.

Investigando, me di cuenta de que mucha gente que está en procesos de locura puede ver las cosas de ese color. Hay gente que se ha quedado toda la vida con las cosas tinturadas de azul. Como que la visión tiene algo relacionado con lo que le puede suceder a tu cuerpo.

Hay todo esto también de que el azul no existe. Existen muy pocos materiales azules. El mar que vemos azul y el cielo que vemos azul no son en realidad azules, sino que en realidad nuestros ojos no logran percibir algunos colores. Pero, en realidad, creo que mi decisión es muy visceral.

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