HeartStopper: Los peligros y victorias del utopismo LGBTQ+

HeartStopper, el nuevo drama LGBTQ+ de Netflix ha causado furor. Pero en un esfuerzo por generar nuevas narrativas que cementen ideales de representación: ¿Qué es lo que verdaderamente innova con los mensajes que deja en pantalla?

por Gustavo Iturralde V.

The Breakfast Club, Back to the Future, Romeo + Juliet y hasta Titanic, las relaciones amorosas dulzonas han sido una de las bases de la cultura pop desde sus inicios. Llenando las esperanzas románticas de sus audiencias, siguen siendo producidas en gran cantidad hoy en día. Estas producciones siempre muestran a una pareja de jóvenes ilusionados que caen por juegos del destino en una relación idílica. Una vez juntos, se proponen enfrentar las vicisitudes de la vida: poniendo a prueba la confianza y, más que nada, su indudable amor por el otro.

Este esquema narrativo es uno de los más “quemados” por los estudios cinematográficos, arrastrando el canon de la relación heterosexual como única alternativa de la felicidad; directo desde la era dorada de Hollywood. Dichas historias puede que no resulten peligrosas a primera vista, pero al considerar a la idealización como un cercano paso al adoctrinamiento mediático, lo que está en juego es mucho más alto.

Los resultados de esta herencia son claros. Se pueden nombrar un sinnúmero de películas y series en las que los protagonistas heterosexuales adolescentes enamorados son el enfoque principal de la trama… pero el número se reduce drásticamente cuando se piensa en producciones LGBTQ+ que mantengan estas condiciones.

En un nuevo universo mediático surge Heartstopper, una serie basada en el exitoso web cómic homónimo. El nuevo drama LGBTQ+ de Netflix causó furor en TikTok, donde internautas jóvenes y emocionados no tardaron en inundar las redes con memes que alaban la producción. La reacción masivamente positiva en audiencias se ha reflejado también en otras plataformas, manteniendo un puntaje en Rotten Tomatoes del 100%.

Pero en un esfuerzo por generar nuevas narrativas que cementen ideales de representación: ¿Es Heartstopper una extensión de los esquemas de representación que trata de batallar? ¿Qué es lo que verdaderamente innova con los mensajes que deja en pantalla?

Trama

La serie de ocho capítulos muestra la historia de amor entre dos jóvenes de 15 y 16 años, Charlie y Nick. Ellos son compañeros en una escuela solamente para chicos, en Inglaterra. Su relación es compleja, ya que Charlie está completamente fuera del closet; mientras que Nick se presenta desde un comienzo como heterosexual. Entonces crece el conflicto en el ansioso ambiente de la secundaria, el cual resulta mucho más intenso de lo que los protagonistas esperan.

Este esquema básico es enriquecido en gran manera por el storytelling, que muestra a algunos de los amigos de Charlie y Nick (Elle, Tao e Isaac) de manera sutil, pero integrada a la trama principal. Otro aspecto destacable es que en varias ocasiones los puntos clave de la historia se dan por medio de mensajes de texto, lo cual es increíblemente realista y no se siente forzado en el flujo de los hechos.

También, aun así los episodios de la serie duran tan solo 30 minutos, los arcos de personaje se sienten completos y sin cabos sueltos. La trama recorre aproximadamente un año escolar (9 meses) en la vida de los personajes. Todos estos pequeños detalles narrativos enriquecen a la producción. En suma, se destaca el ojo detallista de la escritora del web comic original, Alice Oseman, quien se encargó de adaptar el texto al guión de la serie.

Los amigos de Charlie son una parte clave dentro de la representación, ya que tanto Elle como Tao son personajes de diferentes ascendencias étnicas; hecho que se mantiene auténtico desde los cómics. Específicamente Elle es una chica transexual afrodescendiente, una realidad que muchas veces no es representada en medios masivos, especialmente aquellos dirigidos para audiencias adolescentes.

Representación

Pero existe otra cara al utopismo representativo de Heartstopper. Aunque llega muy lejos en la normalización de las condiciones de los personajes, es inevitable percibir que toda la historia es vista desde un nivel de privilegio.

En ocasiones se menciona que Charlie fue víctima de bullying por salir del closet; además es evidente la constante censura personal e incomodidad que debe vivir en el entorno híper-masculino de su escuela. El sufrimiento de Charlie es indudablemente válido, resultado de una persecución irracional con graves efectos en la salud mental de las personas de la comunidad. Pero un criterio inescapable es que: el acoso que sufren los protagonistas es mucho más fuerte en contextos menos tolerantes..

La serie tambalea al sugerir que las experiencias positivas de los miembros de la comunidad LGBTQ+ dependen solo de cuánta aceptación tengan de su entorno y no de sus privilegios clase e incluso raciales. Estas dimensiones no son tratadas en la trama, pero son claves en el desarrollo de los jóvenes queer del día de hoy.

Dicha crítica puede ser expandida al considerar a Heartstopper como una idealización de lo LGBTQ+, una expresión mediática que responde a esquemas de opresión que han sido tristemente normalizados a través de los años. En pocas palabras, los protagonistas en gran parte “no causan problemas” o “no son inconvenientes” como personas homosexuales en su sociedad. Esta retórica se expande al considerar que los protagonistas gays son caucásicos, acarreando aún más bagaje de ideales arcaicos.

Sin embargo, existen muchos puntos de vista que resaltan los triunfos de la serie. Si se observa a Heartstopper con una visión que considera todas las historias LGBTQ+ que muestra en pantalla: hay muy pocos shows de semejante tamaño y alcance que construyen el complejo pero real concepto de la diversidad dentro de la diversidad.

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Autenticidad

Es precisamente en este frente que la serie deslumbra, aún con una sociedad casi utópica, muestra a personajes que son altamente reales, complejos y multidimensionales. Desde la ávida lectura de Isaac, hasta la presentación en la banda de Tara, cada uno de los participantes de la historia se sienten como compañeros reales de la secundaria.

Esta gran riqueza es acompañada en gran medida por un proceso de audiciones para el reparto, que fue inmaculado. El elenco fue formado priorizando la edad de los participantes (nuevamente gracias al excelente trabajo de Alice Oseman detrás de las cámaras). Esta decisión tiene repercusiones increíblemente positivas en el producto final, ya que los rostros resultan creíbles a los personajes.

Dichos elementos generan apoyo a la autenticidad, pero también a la representación, ya que no participan en la generación de ideales de belleza e imagen corporal hipersexualizada que es inalcanzable para los adolescentes. Shows recientes como Elite, Gossip Girl y hasta Euforia han generado un bombardeo de cuerpos hegemónicos y adultos, creando un estándar estético imposible de llegar para el adolescente promedio. Por lo que definitivamente es refrescante tener una serie que no tenga como protagonistas a modelos de Abercrombie y Victoria Secret en sus 30 ‘s, queriendo hacerlos pasar por púberes.

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Heartstopper no es una serie perfecta, como muchos aclaman. Pero no es necesario el show perfecto para realizar activismo mediático positivo. Si bien utópica, dulzona y hasta cursi, que esta serie se atreva a mostrar a la experiencia del amor adolescente LGBTQ+ en una luz positiva es un paso que, hace 10 o 5 años, simplemente hubiese sido negado. Son estas victorias en los frentes mediáticos las que terminan por cambiar las construcciones sociales alrededor de los grupos vulnerados y las que generan una aceptación mayor desde los medios con grandes repercusiones positivas en la sociedad.

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