Ema: hablemos de mujeres y reggaetón

por Juan Sebastián Jaramillo
Ema es mujer, latinoamericana, libre, sensual, sexual, inteligente… indomable. Te invitamos a cachar la nueva peli de Pablo Larraín.

Dirección: Pablo Larraín 

Guión:Guillermo Calderón, Alejandro Moreno, Pablo Larraín

Reparto: Mariana Di Girolamo, Gael García Bernal, Santiago Cabrera, Giannina Fruttero, Catalina Saavedra, Eduardo Paxeco, Mariana Loyola, Paola Giannini, Antonia Giesen, Josefina Fiebelkorn y Susana Hidalgo

País: Chile

Año: 2019

Duración: 107’

Estreno: Enero. El 1 de mayo estuvo gratis en Mubi. Sigue disponible ahí para quienes tienen una cuenta. Para saber más, haz scroll down hasta el final de esta nota.

 

Valparaíso, antes de las revueltas sociales ocurridas en Sudamérica en 2019, provocadas por el hartazgo de las desigualdades, el neocolonialismo, el machismo y los fallidos sistemas políticos y económicos que nos rigen desde siempre y hasta siempre, viva la patria.

Un semáforo derritiéndose por las llamas que lo asfixian. Ema (Mariana Di Girolamo), una bailarina, herida, confundida y dispuesta a actuar para cambiar su situación. Gastón (Gael García Bernal), su pareja, director de danza contemporánea, mexicano, migrante, excéntrico. Ambos están pasando por una crisis existencial de culpa y remordimiento que los enfrenta a la sociedad donde viven. Una visita a una trabajadora social. Una mujer en un hospital con medio rostro quemado y rodeada de su familia.

Uno de los planos iniciales. Muestra de la gran factura técnica de la peli. Fotograma de Ema

 

Esta es la puesta en escena con la que abre su última película el aclamado director chileno, Pablo Larraín. Una película intensa, en todos sus sentidos. Evidentemente, la historia gira en torno a Ema, su (intento de) maternidad, sus sueños, su voluntad y el baile. Sobre todo, el baile.

Y es que desde el principio, Larraín arroja, desde los diálogos, sus primeras provocaciones al conservadurismo latinoamericano. Sin mencionarlo, está tratando temas como la legalización del aborto, la emancipación femenina, el libre albedrío de los cuerpos:

— Yo puedo donar. Un litro.

— ¿Cómo se te ocurre, Ema? Con suerte te dejan donar medio litro.

— Mi sangre. Hago lo que quiera con mi sangre.

Nicolas Jaar es el encargado de componer y ejecutar el soundtrack de esta obra cinematográfica. Y es gracias a ese sonido etéreo, que de pronto se convierte en un camuflado reggeatón, que el baile y la película cobran vida.

Algo similar a esas películas gringas, como Step Up, donde de la nada, sus personajes empiezan a bailar viendo a la cámara con una mirada arrogante. Sólo que de alguna manera, Larraín logra hacerlo no tan alejado de la realidad.

Te sumerge tanto en el mundo de esta compañía de bailarines contemporáneos, que hasta parece normal y creíble que estos personajes existan y bailen perfectamente y de manera espontánea en el transporte público, en la cancha de barrio, en el malecón.

Cartel de Ema

El reggaetón, así como la sexualidad, el poliamor y la familia, es un hilo conductor en esta película. Es sumamente mencionado, sin embargo, no suena a reggaetón. El dembow está escondido detrás de las texturas espaciales de Jaar, pero explota como cualquier “Safaera” en el cuerpo de las protagonistas. Porque Ema es una película sobre mujeres.

En una secuencia, quizás la parte que más se me quedó grabada en la mente, Gastón le incrimina a Ema por estar bailando reggaetón y no la música academicista y elitista que él dirige en sus coreografías. En esta parte de la película se discute y vence el discurso anti-reggaetón que existe, no sólo desde las alas conservadoras tradicionales, sino desde el mundo de la música y las artes:

— Esta música de mierda que están bailando. ¡Qué onda! ¿Por qué?

— ¿Te explico?

— No, no me expliques nada. ¡Qué vergüenza, por favor!

Corte a la escena siguiente:

“Es una música de cárcel. Una música para escuchar en la cárcel. Chapum cha pum chapum cha pum —a ritmo de dembow—. Todo el pinche día, todo. Es una música, claro, para no pensar. Justamente para olvidarte de la cárcel que tienes, para crear una cárcel en tu mente y para olvidarte de los barrotes que tienes en frente. Es así. Pum chapum cha pum. Es un ritmo hipnótico que te apendeja.

Es eso, es una ilusión de la libertad, es para que la gente no piense. Sexo sí, drogas sí, heroína sí, orgías sí. Pero al otro día, ¡pum! Tienes que venir a trabajar. Y a ustedes les convencieron, alguien, no sé cómo carajos, les dijeron que si mueves las caderitas son mucho más libres. ¡No! En lo absoluto.

Eso es dormirse en la derrota, eso es irse a vivir a Ibiza. Eso es agarrar e irse a Los Ángeles y estar allá tomándose sus putas selfies todo el tiempo. Y hacer exactamente lo mismo y ¡es una cultura de la violencia! Donde las mujeres se convierten en objetos sexuales completamente y el hombre ¡es un puto macho que está metiendo todo el tiempo el puño en el culo a las mujeres! ¡Y eso es justo lo que quieren!

Y ese es el ritmo: pum chapum cha pum chapum cha pum, “no te reveles, no pienses nada, dame, dame, dame” ¡No puedo creer! ¡Me caga la madre que ustedes estén bailando reggaetón! ¡Por Dios! (…) Me cago en el reggaetón”.

A lo que la amiga de Ema le responde, victoriosamente:

“Tú nos veías bailar y nos decías, “lindo, qué lindo”. Yo no sé lo que es lindo. Supongo que tú sí, porque eres más inteligente que nosotras, ¿no? Lo único que sé es que no me gusta lo que siento cuando veo algo lindo. Y ahora me gusta mucho más bailar porque es como estar tirando: feliz, con la cara roja, echando garabatos, caliente, loca, rica, moviéndome.

Y, de repente, ¡pa! Estoy rodeada de gente. Y están todos igual de calientes que yo, moviéndose como si estuvieran tirando, pero con música. Es rico, conche tu madre, es rico. Es la vida. Y yo te bailo la vida, y si vos estás vivo y estás aquí es porque alguien en algún momento se calentó y tuvieron un orgasmo. Y hoy día ese orgasmo lo podemos bailar”.

Se me hace imposible escuchar este diálogo y no pensar en el lío que hubo recientemente con los reggaetoneros y los Latin Grammys. Así como se me hace imposible no pensar en el discurso de Drexler, claramente un intelectual en la música, reivindicando el valor de este género latino-tropical-urbano.

Mujeres que perrean, mujeres hermanas, mujeres amigas, mujeres mamás, profesoras, directoras, libres y oprimidas. De todo hay aquí.

Hablando de la peli con amigos, hubo quienes me dijeron que el guion es escueto y forzado, que los personajes son planos. Y sí, les doy la razón. Pero el cine es más que el texto, es justamente el poder audiovisual en todo su esplendor.

Más allá de su factura, Ema es una obra rica en símbolos e interpretaciones.

Esos diálogos escuetos se ven compensados por además de la música— una increíble dirección de cámara y de iluminación. Ema es fuego nocturno, es el lanzallamas, es un automóvil explotando, es un dragón.

La actuación de Di Girolamo y de García Bermal logran configurar unos personajes con personalidades bien marcadas e irresistiblemente atractivos, es decir, magnéticos. Después de pasar como chileno natural en dos hits anteriores de Larraín, ¡No! y Neruda, García Bernal vuelve a trabajar con este gran director que se ve que sabe sacar actuaciones muy maduras en él. Le doy crédito en la dirección a Larraín por eso.

Un amigo me decía una vez, “yo, cada que estoy frente a un semáforo, me pregunto ¿qué me impide acelerar ahorita? Más allá de las consecuencias, nada me está impidiendo realmente que aplaste el pedal a fondo. El semáforo es sólo una luz. Soy yo aceptando las convenciones sociales.”

De cierta manera, creo que Ema es ese semáforo quemándose en la primera toma de la película. Ema quema las convenciones sociales, es incandescencia pura en busca de encontrar material para su combustión.

Ema es, como dijo Mariana Di Girolamo, el retrato de esta generación de mujeres. Para mí, Ema es Ana Tijoux, la Mala Rodriguez, Mon Laferte. Ema es Las Tesis, La Suerte y Las Comadres. Esa es su naturaleza, seguir quemando e iluminando mientras se dirige a su objetivo final. Ema es mujer, latinoamericana, libre, sensual, sexual, inteligente… indomable.

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Seguramente has pensado: ¿cómo puedo ver Ema si no tengo una cuenta de Mubi? Hay buenas noticias. Puedes crear una cuenta gratuita si tienes un mail estudiantil. Así que no hay excusas para perderte esta gran peli.

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