(Des)encanto T3: Por qué vale la pena ver la última serie de Matt Groening

por Juan Sebastián Jaramillo
(Des)encanto no deja de mejorar conforme transcurren sus temporadas. Aquí te revelamos qué de bueno ofrece, en general, la más reciente serie de Matt Groening. Y, también, qué de nuevo nos trae su tercera temporada. 

(Des)encanto

La tercera y última temporada —hasta el momento de (Des)encanto se estrenó el pasado 15 de enero, en Netflix. En esta entrega, la serie alcanza un nuevo nivel de profundidad y elaboración en su trama. Lo cual la confirma como una historia entretenida, acompañada de la comedia sarcástica y oscura, característica de las series de Matt Groening.

En esta temporada encontramos aquello de lo que el programa carecía en sus anteriores entregas: encuentros sexuales transespecie, complots, golpes de Estado y guerras, y algunas muertes y pérdidas importantes. Pero, más importante aun, una trama bien elaborada, nuevos personajes y respuestas a misterios anteriores. Las cuales en realidad sólo dejan nuevas interrogantes. 

Se podría decir que esta serie cierra la trilogía perfecta para Groening, pues con Los Simpson se había encargado de retratar y parodiar a la perfección a la sociedad gringa de finales del siglo XX y principios del XXI. Con Futurama, de visualizar cómo sería un planeta Tierra del siglo XXXI, con viajes interestelares y una convivencia entre distintas especies inteligentes, además de los humanos.

(Des)encanto

Moe y Elfo. Fotograma de Los Simpson y (Des)encanto

Con (Des)encanto, por otro lado, recrea una sociedad feudal del medioevo, dentro de la cual Bean (princesa Tiabeanie) es la protagonista. Como buen personaje de novela de caballería, esta atraviesa el proceso conocido por escritorxs y guionistas como “el viaje del héroe” —o heroína, en este caso—. 

No voy a elaborar una explicación profunda sobre en qué consiste este concepto. Sólo daré una idea. En pocas palabras, se puede decir que es el proceso por el cual un héroe se convierte en tal, con todas sus caídas y derrotas, que curiosamente lo llevan a transformarse en el valiente que su mundo necesita. También existen los más conocidos arquetipos de personajes, aliados o enemigos, que acompañan o enfrentan al héroe a lo largo de su aventura.

Un poco de contexto (si ya te viste las temporadas 1 y 2, salta al siguiente bloque; para lxs demás, spoiler alert)

El planteamiento del programa es sencillo. Bean es la hija de Zog, un amargado rey que perdió a su esposa, la madre de Bean, cuando esta última era una niña. Se podría decir que la testarudez de su padre, junto con la ausencia de su madre y la convivencia con su extraña madrastra Oona —un ser mitad anfibio, mitad humano—, hicieron que Bean se convierta en una princesa adolescente por fuera del estereotipo. Ella disfruta de emborracharse y drogarse, del sexo casual y de desobedecer y encarar de manera constante a su padre y autoridad.

En lo que respecta a la trama, la primera temporada trata sobre las esporádicas aventuras de Bean junto a Luci y Elfo, sus dos amigos no-humanos que la acompañarán de aquí en adelante. Luci es un pequeño demonio (¡ja!) con el humor negro y sarcástico de Bender. Mientras que Elfo es un elfo con cara de Moe que recuerda a la inseguridad de Fry y la inmadurez de Bart, por hacer referencia a las otras series de Groening. 

Ambos terminan por casualidad en la vida de Bean. Pero desde el capítulo inicial se quedarán a su lado como partes, tan análogas como complementarias, de una especie de personaje colectivo.

Princesa Bean y su madre, la reina Dagmar. Fotograma de (Des)encanto

La segunda temporada, por otro lado, pone en contexto la vida de Bean, y revela, tanto a ella como a la audiencia, datos importantes sobre su pasado y el de su familia. Aquí se señala qué pasó realmente con su mamá, la reina Dagmar.

Volviendo al tema (sin spoilers)

La tercera temporada de la serie, a mi parecer, reivindica a la tercera obra de Groening, dejando de lado los comentarios negativos que esta pudo tener en su primera entrega. La nota “La peor serie de Groening”, con fecha de 2018, del portal “Código Espagueti” —que es de las primeras páginas en aparecer en Google al buscar (Des)encanto—, declara que la serie es “mediocre en comparación a muchas genialidades actuales y pasadas”.

No sé de cuáles genialidades habla, pero si la comparamos con otras series animadas para adultos, podemos decir que, en efecto, la serie está lejos, por ejemplo, del nivel de Rick & Morty. Pero no porque esté lejos de la perfección quiere decir que sea mala o mediocre.

 

En general, (Des)encanto ha ido de menos a más. El portal especializado Rotten Tomatoes, el cual ofrece reseñas de la crítica especializada, así como del público en general, le da una puntuación de 62/100 y 75/100, respectivamente.

A la segunda temporada le fue mejor. Los críticos le dieron una puntuación de 73/100, aunque no hay registro de una puntuación de la audiencia. 

En lo personal, considero que la tercera es la mejor temporada del programa, y se nota que esta se está acercando al clímax. Si bien la primera temporada se parecía más a una típica serie animada, al puro estilo de Bob Esponja, donde cada episodio es una aventura diferente, la segunda y tercera entrega dejaron una trama desarrollada que traspasa las fronteras de cada episodio.

De hecho, al ser una serie situada en un contexto medieval, tiene mucho de Game of Thrones, la aclamada producción de HBO que rompió récords de audiencia y mantuvo al mundo entero a la expectativa de su —decepcionante— final. Y es que los complots por el trono, las guerras entre familias y especies, así como las relaciones amorosas, tienen sustentos realistas, casi que históricos en el contexto de (Des)encanto.

Con cada vez más aciertos, (Des)encanto se acerca a su clímax. Quizá los críticos se han equivocado

Ocurre así porque las guerras y conflictos están basados en hechos que se vieron en las anteriores temporadas. Lo mismo sucede con las relaciones interpersonales. Al igual que en la vida, estas no son estáticas y constantes, sino que hay desencuentros, reconciliaciones, altos y bajos

El final de esta temporada deja algunas interrogantes y muestra un poco sobre qué va a tratar la cuarta, que ya ha sido anunciada para el próximo año…

Así que, en definitiva, la experiencia vale la pena. Aunque la serie no busca parodiar y criticar el mundo contemporáneo, como lo hace Los Simpson, la historia de Bean, al seguir la estructura del viaje del héroe, muy posiblemente resonará en quien la vea. Esta heroína pierde y gana batallas, al igual que pierde y gana amigos o familiares. Y así mismo, crece como personaje, y eso siempre logra que unx se sienta indentificadx. 

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Además, la ubicación espacio-temporal en una era medieval —emulando el feudalismo europeo—, pero en un contexto fantástico, lleno de criaturas y especies mágicas —similar a la Tierra Media de El Señor de los Anillos—, genera cierta fascinación en el espectador. Al fin y al cabo, siempre van a existir contrastes entre el mundo de fantasía y el mundo real.

(Des)encanto

Bean aparta nuevos matices a la imagen tradicional de la princesa. Fotograma de (Des)encanto

El asunto funciona también en otros niveles.  

Por un lado, ver (Des)encanto es volver en el tiempo y revivir las costumbres y maneras que las películas nos han enseñado sobre el medievo. Por otro lado, es ver, a través de la metáfora medieval, las semejanzas del ser humano antiguo con el actual. Las disputas emocionales y políticas suelen ser las mismas en todas las épocas

Por último, es refrescante ver una historia en la que la princesa rompe los estereotipos que se le han sido otorgados en películas como La Cenicienta, La Sirenita o Blancanieves. Si bien esto ya la hizo Fiona en Shrek, en esta serie no hace falta deshumanizar a la princesa para que sea una mujer hecha y derecha, sin que esté obligada a caber dentro del prototipo de “delicadeza” y sumisión que dichas películas perpetúan.  

(Des)encanto es, a mi parecer, una obra que vale la pena ver y cuya primera temporada es necesario aguantar para saborear las teorías conspirativas y dramas familiares, propios de una verdadera guerra de tronos animada.

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