Coyote Imperial: “Un podcast para que te hagas más preguntas”

por Martín González
A veces, la mejor forma de encontrar respuestas a lo que nos inquieta es tratando de hacernos más preguntas. 
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JJ Alomía, creador de Coyote Imperial. Foto: Thalia Noboa Lamar

Para nosotrxs, los millennials y centennials, alias niñxs rata del internet, los podcasts son lo que para nuestrxs viejxs es la radio. Pero mejor. Podrían entenderse como la evolución de los diales FM y AM en el ecosistema de “la red”, sin comerciales, sin cadenas nacionales, y disponibles para escuchar en el momento en el que queramos. 

Quizás por esas características se escabullen de la inmediatez patológica que plaga al mundo digital. Y al hacerlo nos entregan cargas informativas que, más allá de proveer nuestra dosis de dopamina diaria, activan el otro 90% del cerebro que, según la leyenda, estamos sub-utilizando. 

El podcast “Coyote Imperial, de JJ Alomía sí, el recordado y querido “hipster local” de Radio COCOA—, le apuesta a esa cualidad de forma frontal y convencida. Es, como él mismo dice al iniciar cada entrega: “un podcast de formato largo. Un podcast para que te hagas más preguntas”.

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Afiche de Coyote Imperial

No será un producto totalmente prolijo en cuanto a su factura técnica. JJ podría tener un poco más de tacto como presentador, o ecualizar con más cariño las pistas de audio. Pero esas imperfecciones se perdonan, porque el contenido está cargado de un condumio muy importante

El podcast nos propone escuchar conversaciones civilizadas y edificantes acerca de cosas “álgidas” —que no deberían serlo—: el feminismo para el placer, la legalización de la marihuana más allá del uso recreativo o la configuración del poder político en nuestro sistema corrupto. Lo hace, tratando estos temas con ecuanimidad —cosa rara en nuestros días—.

Así, baraja un montón de data pesada y compleja, de una manera que es sorprendentemente fácil de comprender. Su funcionamiento prueba que los sistemas mediáticos hegemónicos no son más digeribles. Son menos inteligentes —y eso es contagioso y peligroso—.

Vale mucho escucharlo por las razones que trataré de sintetizar a continuación.

1. Da gusto escuchar a gente informada, honesta e inteligente

Lxs invitadxs son personas “astutas y sigilosas como coyotes”, según el mismo Alomía —de ahí el nombre del proyecto—. No tienen fama, pero sí algo que importa mucho más: conocimiento del tema que tratan. No están ahí por defender ningún interés económico, ni buscando adoctrinar a nadie. Lo que dicen deviene, básicamente, de su generosidad y/o convencimiento certero a la hora de responder a las interrogantes que se les plantean.  

Son especialistas en la materia, porque la estudian —en niveles académicos altos como maestrías o doctorados—, la ejercen en su práctica profesional, o militan en ella desde sus principios ideológicos —a veces, todo eso junto—. Son voces llenas de ideas valiosas y coherentes que han sido adquiridas con un afán honesto de aprender más. Voces que merecen ser escuchadas, pero que difícilmente encontrarían espacio para ello de no ser por este podcast. 

Además, el hecho de que sean amigxs o conocidxs del presentador demuestra que es válido y necesario apostarle a nuestrxs semejantes cuando sabemos que tienen los méritos para ello y que saben más de algo en específico que nosotrxs. Es una forma de resignificar la confianza que depositamos en nuestras relaciones personales, más allá del atrincheramiento ideológico.

2. Da gusto recibir contenido que aterriza debates académicos con sencillez

Esto proviene, justamente, de la confianza que Alomía tiene con sus interlocutores, o al menos de la sinceridad con la que expresa su curiosidad. Como presentador, él se plantea abiertamente como una persona que no es “la más docta” en las materias que le generan inquietud. Y eso permite que la conversación parta de un terreno fértil.

Sus invitadxs, al verse interpelados de esta manera, devuelven sus testimonios y saberes con reciprocidad. Logran explicar ideas muy difíciles con sencillez y sinceridad, porque su objetivo principal no es impresionar a nadie, ni probar nada. Lo están haciendo por responder a las preguntas que alguien plantea desde una postura diferente.

Esto nos permite a nosotrxs recibir la información sin vernos contagiados por la tensión crónica que normalmente atraviesa a los temas que se tratan en el programa. La aterriza en un entorno amable, de formas benevolentes e interesantes para nuestro propio entendimiento. 

3. Da gusto escuchar reflexiones constructivas y no polarizadas

Todo lo anterior conlleva a esta virtud, que seguramente es la más destacable. Las conversaciones que conforman los nueve episodios del podcast van más allá de las dualidades simplistas, más allá de la estrechez de las opiniones personales, más allá del miedo a escuchar al otrx.

Los “ladridos del Coyote” demuestran que se puede ejercitar el diálogo como algo constructivo, y no necesariamente como una confrontación ideológica. “El hipster local” pregunta porque no sabe, y escucha para saber mejor. Su comportamiento se revela abierto y respetuoso a recibir información que no necesariamente corrobora lo que él conoce, pero que seguro sí lo amplifica. 

Lo que este podcast plantea es un ejercicio dialéctico transparente y noble, que se siente saludable en la actualidad.

 *** 

El miedo a lo que es distinto es una gran causa del caos con el que estamos teniendo que lidiar el presente. Engendra ideas opresoras, nos vuelve demasiado proclives a reducir nuestra capacidad de interacción a grupúsculos que piensan y actúan igual que nosotrxs, y borra las posibilidades de construir lazos empáticos reales.

La polarización que aqueja a nuestro entorno informático —las noticias que vemos, los videos que consumimos, las personas a las que seguimos— es un síntoma de dicho miedo, que se agrava por causa de algunos fenómenos sombríos. Los algoritmos traicioneros del internet, la forma en la que los poderes de turno capitalizan la ignorancia para sus fines abusivos, las desigualdades sociales y económicas que la pandemia está agudizando.

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Sumado a todo esto está el hecho de que, hoy en día, quince segundos son demasiados para contar una historia, y peor aún para plantear una reflexión. Y sin embargo, todo el mundo cree tener la verdad en sus dedos. 

Entonces, Coyote Imperial gana, justamente, por proponer que hagamos el ejercicio vital de preguntar con honestidad sobre aquello que ignoramos, y escuchar las respuestas que recibamos con atención. Aunque suene obvio, sabemos que esa ya no es la forma en la que nos comunicamos. Y por eso mismo es necesario reivindicarla. Es bueno además, que esto sea un podcast de formato largo, porque dicho ejercicio toma tiempo, y es necesario que así sea.

Si pretendemos vivir en una sociedad en la que los derechos humanos signifiquen algo, en la que la colectividad sea una posibilidad de diseñar mundos mejores y en la que sea posible tener vidas dignas sin opresión, tenemos que aprender a preguntar y atender con respeto. Dialéctica básica.

Cabe felicitar y agradecer al hipster local por haber dedicado un pedazo de su tiempo, energías y conocimientos, ad honorem, a tener estas conversaciones y a divulgarlas. Este podcast demuestra que la era digital todavía puede ser favorable en tanto ayude a multiplicar el alcance de propuestas como esta, que nos ayuden a entender mejor el mundo en este momento complejo.

 

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