Tanque es una de las bandas más representativas de la escena punk en Quito. Conversamos con sus integrantes sobre su historia y el lugar del punk en sus vidas.
Ficha de Tanque/ Por: Radio COCOA. Fotos del lado izquierdo: archivo. Foto del lado derecho: cortesía de Estudio Morrón.
El punk es un género musical, una cultura urbana, una ideología y una manera de vivir que existe desde los años 70, y que llegó al Ecuador en los 80. En Quito tuvo su apogeo a finales de los 90 e inicios de los 2000, de la mano de bandas como El Retorno de Exxon Valdez, Tanque y bandas más under como Soluka Punk o los Antipátikos.
A pesar de ser parte de la historia de nuestra cultura, de haber aportado bandas indispensables del cancionero ecuatoriano y de mantener una escena fiel hasta la actualidad, en los medios de difusión y demás espacios culturales, no se habla sobre el punk. Estas bandas son herederas y sufren, tanto como gozan, del estigma de ser punks.
Tanque quizá sea la banda más representativa de este género a nivel nacional. Al principio, hace más de veinte años, sus miembros hacían covers de Dos Minutos y de bandas por el estilo y también de bandas de metal. Pero muy pronto empezaron a componer y grabar los temas de su primer disco.
El público durante la presentación de Tanque en el Carpazo 2015/ Foto: cortesía de Estudio Morrón
Su primer concierto, según lo recuerdan, tuvo lugar en un sótano, con bandas más gamines y un público que no disfrutó el show, excepto las dos veces que hicieron un cover de «Cerveza», de Dos Minutos. Con ese inicio, la alineación de la banda ha cambiado muy poco y se mantiene desde hace dieciocho años, después del segundo cambio de baterista. Sebastián Burbano y Xavier Müller, los dos guitarristas de esta mítica banda, nos contaron sobre la historia del grupo, su gestión y sus ideas.
«En ese concierto había un man con una cadena que sacaba chispas del piso, nosotros estábamos muy asustados porque parecía que nos iban a sacar la puta. Por eso repetimos la canción de Dos Minutos y nos fuimos de una».
Actualmente, Tanque no toca muy seguido, ya que hace más de dos años sus miembros están enfocados en la composición, arreglos y grabación del nuevo disco. Sin embargo, para gestionar las presentaciones de la banda, ellos reciben invitaciones de productores y aceptan aquellas que les resultan atractivas: si es un show interesante en relación al lugar, al público, o si la propuesta es afín al espíritu de la banda. En otras palabras, si promete ser un show divertido. Desde hace algunos años organizan únicamente los lanzamientos de sus discos y contados conciertos, pero esto no siempre fue así.
En sus primeros años organizaron gran número de eventos en los que se presentaron ellos y más bandas. En esa época tenían contacto con un señor de La Mariscal que les alquilaba una casa abandonada. Cuentan que la casa le pertenecía a un policía, y este señor —sin tener nada que ver con el propietario—, la rentaba por 300 mil sucres la noche (equivalentes a unos 44 dólares con 34 centavos hoy). Para reunirse con el tránfugo arrendador, Xavier se vestía con terno. Como tocaron varias veces en ese lugar, ellos mismos construyeron una tarima para la sala de la casa, pero siempre tenían la angustia de que el policía, dueño del inmueble, apareciese de repente.
Por otro lado, la producción de los discos mantiene un proceso totalmente autogestionado, cosa que no ha cambiado desde sus inicios. Su primer disco, «El Pank de Cada Dia», fue compuesto y producido por ellos mismos, con el ímpetu y la rebeldía de chicos que estaban en plena adolescencia y aún no terminaban el colegio. Aunque la grabación tuvo lugar en el año 96, el disco no se publicó hasta el 2000, porque entonces, en Ecuador no se fabricaban CDs. “La voz nos terminó de cambiar durante la grabación del disco”, recuerdan.
Dos décadas después de su estreno, Tanque sigue firme/ Foto: cortesía de Estudio Morrón
Para la producción de «Hasta la Muerte de su Titular», Xavier tenía el estudio Rana, donde grabaron y mezclaron los temas compuestos con tiempo y también los de relleno. Para ello utilizaron equipos más aniñados que los que la banda. Estos equipos eran dejados por algún cliente despistado, por una noche o un par de días mientras grababan su material.
Por último, para la producción —aún en proceso— del tercer álbum de la banda, Xavier cuenta que sufrió una contractura en la espalda y para el dolor le recetaron opiáceos. Postrado en su cama y volando en Tramadol, empezó a hacer riffs y temas que entusiasmaron a los demás miembros de la banda. Ellos rápidamente se sumaron a la composición de los cerca de 40 temas con los que esta producción contará.
La financiación de estos procesos, tema complejo en nuestro medio —y más al tratarse de un grupo de punk—, se da con los ingresos que la banda genera, y que en su totalidad se reinvierten, cosa que no la hace auto-sustentable económicamente. Sus integrantes piensan que ésta es una de las dificultades que pasan los músicos en el Ecuador. Si tienen éxito y empiezan a vivir de la música, tienen que tocar cada fin de semana, y las mismas canciones que al público le gustan. Eventualmente, repetir siempre las canciones que el público demanda hace que tocar pierda su gusto.
Por otro lado están las bandas que nunca llegan a generar los ingresos necesarios para sostenerse, por lo que eventualmente abandonan la carrera. Para Tanque, lo indispensable en relación a la existencia y funcionamiento de la banda es la diversión. Todos sus integrantes saben que se trata de la pasión y de pasarla bien, y que el rédito de mantener vivo ese proyecto no es económico.
Esto no es casual y tiene mucho que ver con su origen y el género al que la banda se dedica. Tanque inició como una banda que tocaba exclusivamente punk rock, pero con el tiempo amalgamó los estilos musicales que cada miembro prefiere. La ideología, por otro lado, se mantuvo en forma de burla y mofa de la cotidianidad y la realidad social, cagándose en la política de izquierda y de derecha, cosa que se evidencia en la temática de sus canciones y en los samples de sus discos.
“Ni cagando aceptaríamos aparecer en la tele haciendo playback”.
Tanque durante El Carpazo 2015/ Foto: cortesía de Estudio Morrón
Esto último no quita que hayan moderado sus ideas en torno a la anarquía, tradicionalmente ligada al punk, puesto que consideran que cierto orden político y social es necesario para convivir. Tanque es una banda que no cree en la propaganda, ni en los shows que no les parecen llenadores o divertidos. Es una banda que ha cambiado con los años, a pesar de lo cual se mantiene fiel a su hermetismo con respecto a los medios de difusión, y su irreverencia ante la sociedad.
“El razonamiento hace egoístas a las personas, si fuéramos animalitos capaz podríamos vivir en la anarquía”.
Tanque tocando en El Carpazo 2015/ Foto: cortesía de Estudio Morrón
Ellos afirman que el punk existió como consecuencia de la realidad política, económica y cultural de los países donde nació. En adelante, lo que se ha hecho en este estilo es una réplica, puesto que ya no propone algo en relación a la realidad. Ha evolucionado y se ha reformulado en otras formas más estéticas que ideológicas.
“El punk efectivamente existió como ideología y estilo de vida, pero en 1977”.
De ahí que Tanque crea en la honestidad, en la diversión y en hacer algo auténtico: es fiel a estas ideas y esta búsqueda, a la que sus integrantes no están dispuestos a renunciar. Para ellos, ser punks no consiste en tener cresta y vestirse con la mayor cantidad de spikes posibles. El punk tiene diversas caras, y, como dice Xavier, “capaz el punk más punk del mundo se viste de terno todos los días para ir al trabajo, no por eso es menos punk”. Entonces, según Tanque, el punk vive en la mente y las ideas que cada quien mantiene.
Ilustración de Tanque / Por: Lu Andrade
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Radio COCOA: ¿Artista, disco o canción ecuatoriana que les marcó?
Xavier: El empleado del mes de «El retorno», de Exxon Valdez
Sebas: Mamá yo quiero ser rockero, de Carbono 14. Escuché esa canción y pensé: “no, sí hay cómo… sí hay cómo hacer algo así”.
RC: ¿Quito en 3 palabras?
Ollín, irreconocible, chola.
RC: ¿Con qué figura pública les gustaría compartir un viaje en Ecovía?
Xavier: Con el Rodas, pero ése nunca se va a subir a la Ecovía. Así que fuera bacán un viaje desde el Benalcázar hasta la Río Coca con el Bacerola… para actualizarnos.
RC: ¿Trago (caña o norteño) o biela?
Biela… Si venías un año antes te decíamos caña, pero ya no, ya no hay cómo. El Xavier tiene hígado graso.
RC: ¿Metrónomo?
Antes no usábamos metrónomo, pero ahora sí. Los temas en vivo salían rapidísimos o lentísimos y, aunque a veces iba con el momento, sí se perdía la esencia de la cosa. Ahora queremos sincronizar cosas. Sería imposible sin metrónomo.
RC: ¿Comida nacional favorita?
Ceviche manaba, con maní. O locro.
RC: ¿Hueca en Quito?
La pizza Hut de “La Zona”. Nadie sabe dónde es. Es como el Juan Eljuri… nos encanta porque no va nadie.
RC: ¿Bici o tabla?
Bici.
Un momento de esparcimiento para los miembros de Tanque/ Foto: cortesía de Estudio Morrón
RC: ¿Qué harían si no fuera música punk?
Sebas: Si no pudiéramos hacer música, ya nada. Se acabó.
Xavier: Ahí sí, ya chao.
RC: ¿A quién le meterían un quiño?
Xavier: A todos los que están mandando a la verga a los venezolanos, un solo quiño generalizado a todos esos hijueputas. Me he metido a leer los comentarios en la página del periódico y me dio full ansiedad. El quiteño común es una verga.
Sebas: Al P**** B******, el taxista que se robó mi tele. Le choqué y les llamó a sus panas taxistas, que se metieron a mi casa y me robaron… mi tele… Era Sony.
RC: ¿90s, 00s o 10s?
En los 00s era cheverazo. Si se puede llamar así, era una escena. Luego se segregó: los metaleros por allá, los punkeros por acá. Era buenazo, conocías a todos, compartías con todos. Ahora es feo porque hay chamos que nunca han cargado un amplificador, nunca han gestionado nada ni compartido con nadie y ya se creen la gran huevada.
RC: ¿Qué proyecto actual de música les gusta y recomiendan?
