Al Oriente, una película que se pregunta ¿cómo hemos llegado hasta acá?

por Katicnina Tituaña
Un vínculo entre el presente y el pasado construyen la trama de Al Oriente, un largometraje del director ecuatoriano José María Avilés, que explora preguntas sobre la riqueza, la identidad y el destino.

Dirección y guión: José María Avilés 

Productoras: Angamarca (Ecuador) y Una Presencia Cine (Argentina) 

País: Ecuador 

Año: 2021 

Duración: 100’

Funciones: 2022 (fechas por confirmar) 

Muy a menudo, cuando observo los campos, volcanes, montañas y montes que delinean nuestro país pienso en la cantidad de siglos que llevan existiendo. Y cuando llego a uno nuevo, pienso en que, lo nuevo, realmente, es mi existencia. 

Cuando supe sobre Al Oriente, la película del director ecuatoriano José María Avilés, me pareció curioso reconocer esta práctica de mirar hacia el pasado mientras se hacen preguntas sobre el presente. 

El largometraje narra la historia de Atahualpa, un hombre que actualmente trabaja en la construcción de una carretera que va hacia el Oriente. Un tesoro escondido a inicios de la colonia, una ruptura amorosa y una búsqueda de respuestas sobre la identidad, construyen la trama de esta película que emplea gestos cinematográficos para trasladarnos hacia el pasado. 

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Cortesía

Al Oriente fue producida por la cineasta argentina Julieta Juncandella, en asociación entre las compañías productoras Una Presencia Cine (AR) y Angamarca (EC). Se estrenó a inicios de septiembre en el Festival Internacional de Cine de Venecia y llegará a salas de cine nacionales el próximo año.

Aunque la idea de la película lleva cocinándose desde hace 7 años, fue rodada y producida este año. “El guión sufrió una serie de cambios muy importantes. Siempre pensamos que la película tenía que ser una película sobre la actualidad, y la relación de esa actualidad con el pasado”, explica José María.

Un calendario del que cuelga una mascarilla y donde Atahualpa marca la fecha es una escena que funciona como un golpe de realidad en los primeros minutos de la película.

Fotograma de la película.

Es la primera vez que veo una historia de ficción ubicada en tiempos pandémicos y a pesar de que llevamos casi dos años viviendo ese contexto, la escena me tomó completamente por sorpresa.

“[En] el cine hoy en día, hay como un borroneado de la realidad y me parece que eso puede ser a veces peligroso. Y en esta película nos interesaba dar cuenta de la realidad a pesar de estar hablando en código de ficción”, señala el director.

De clase obrera en un país que atraviesa una severa crisis económica, Atahualpa es una persona que parece no tener control sobre su destino. Una conversación con su novia, Rocío, que pronto abandonará la ciudad, refleja esa frustración:

—Me ofrecieron un trabajo en el oriente. (A)

[…]

—Me dijiste que no te podías ir de acá. (R)

—¿Tú crees que un hombre como yo puede decidir qué hacer? (A)

Durante ese mismo diálogo, las respuestas de Atahualpa dejan ver su anhelo por un porvenir mejor, motivado por la flaca promesa de una fortuna.

—Y ahora que te vas me da igual a donde ir. (A)

—¿Por qué me dices esto ahora? ¿Qué hay en el Oriente que les interesa tanto? (R)

—No te sorprendas si llego con los bolsillos llenos de oro. (A)

Por otro lado, este diálogo de alguna manera nos conduce hacia el final de la historia de Atahualpa en el presente. “Hay una primera y segunda parte de la película. La primera parte sucede en la actualidad y la segunda sucede hace 100 años, actuada por el mismo personaje, pero no son la misma persona”, señala el director.

Si en la primera parte se observa un paisaje más de ciudad, la segunda es un traslado total hacia un paisaje agreste. El personaje de Atahualpa es ahora un campesino que emprende una travesía hacia el Oriente como acompañante de John, un extranjero, y Augusto, un hacendado.

Cortesía.

“John es un norteamericano que tiene expectativas de hacer fortuna en el país y que cree que ahí hay territorios que todavía pueden ser explorados, explotados y dominados y refleja un poco este espíritu colonialista”, explica José María. Por otro lado, Augusto, “representa de alguna manera a esta clase dominante de la sierra ecuatoriana”.

Entonces, aunque el personaje de Atahualpa no es la misma persona que en la primera parte, se encuentra en una posición muy similar de obediencia. “En la segunda parte es más claro cómo está estratificado el poder y a quién él (Atahualpa) responde. En la primera parte de alguna manera también, hay un hartazgo del personaje, ganas de que las cosas sean de otra manera”.

Las tomas largas y los silencios que se producen entre los personajes son elementos que permiten al espectador acompañar a Atahualpa, el del pasado y el presente, en su melancolía e incertidumbre.

Finalmente, a través de una trama compleja con varios momentos de tensión y drama, “de alguna manera lo que la película quiere hacer es preguntarse cómo hemos llegado hasta acá”, señala José María. “Imaginar cuáles son esos pasos que nos conducen hacia el presente”. 

Cabe resaltar que la fotografía de este largometraje es impecable, lo cual también implicó un desafío, porque las locaciones elegidas para el rodaje, a campo abierto y silvestre, no presentaban las condiciones más óptimas para la grabación. Pero es claro al ver el producto final que de los imprevistos se sacó mucho partido. Al final, todo fue una suma que hace de Al Oriente una experiencia cautivadora.

Algunas particularidades de Al Oriente:

  1. Esta película fue una de las cuatro ganadoras del fondo que otorga la Biennale College di Venezia para producciones cinematográficas de bajo presupuesto.
  2. No hubo un casting tradicional para la selección de actores. Por ejemplo, Alejandro Espinosa, quien interpreta a Atahualpa no es un actor profesional. De hecho, es un conocido cercano de José María. Un día se encontraron por casualidad en un bus y durante una conversación surgió la idea de que Alejandro interpretara a Atahualpa.
  3. La película fue grabada en la construcción de una carretera entre Cielo Verde y Quinindé, en Santo Domingo de los Colorados, en el Parque Nacional Cotopaxi, en el Parque Nacional Llanganates, en el Páramo del Ángel y en Mindo.
  4. En la segunda parte de la película aparece un personaje peculiar, un burro, llamado en la vida real Sin Vergüenza y que es campeón nacional de carreras de burros.

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