Del 6 al 11 de septiembre se llevó a cabo el Festival Internacional de Cine Ambiental, Ecoador, en Quito. Dentro de las proyecciones estuvo Antropoceno: La Era Humana, un documental que nos invita a analizar esta nueva era geológica como diagnóstico y paradigma.
El ser humano ocupa más del 75% del planeta, lo que causa efectos masivos en todas las formas de vida. Cada año, en el Festival Internacional de Cine Ambiental, Ecoador, se reflexiona sobre esta problemática.
En salas de proyección del Teatro Capitol, Cinemateca de la Casa de la Cultura, Cine Ochoymedio y Yaku, Museo del Agua se socializaron documentales de más de 10 países. Uno de estos fue Antropoceno: La Era Humana (2018). El documental, dirigido por Jennifer Baichwal (documentalista), Edward Burtynsky (fotógrafo) y Nicholas de Pencier (cineasta) nos guía por seis continentes y 20 países para analizar el impacto profundo de la actividad humana en el planeta: la era del Antropoceno.
El proyecto multidisciplinario lleva 10 años de investigación bajo el nombre de: Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno. El grupo ha lanzado dos filmes más: Paisajes Manufacturados (2006) y Marca de agua (2013). Antropoceno: La Era Humana es la tercera película de la trilogía.
Un documental que incomoda
Desde el inicio no tenemos diálogos o voz en off. Las capas de sonido fluctúan entre ambientales de la naturaleza o la máquina, que dan un toque minimalista y electrónico. La cinematografía nos presenta tomas largas e impactantes.
No es como otros documentales, no tenemos un rostro conocido, un lugar que nos sea familiar. Aún así, testimonios en forma de subtítulos –la gran mayoría, de trabajadores– evidencian el enfoque social del cambio climático. En estos vemos experiencias transformadoras, como la de la trabajadora en las minas de potasa (mineral industrial derivado del cloruro de potasio) rusas, quien se siente “orgullosa” de su trabajo, a pesar de que este implica un alto riesgo ambiental. ¿Cómo podemos decirle a las personas que dejen la labor que les enorgullece y da de comer a su familia?
Para ella y muchos otros trabajadores, su oficio es esencial para el progreso económico de localidades que viven de las grandes industrias. Sin estas, miles de familias no tendrían a dónde ir o qué comer. Si queremos cambiar hacia una economía circular y sostenible también debemos pensar en estas personas, para las cuales esa es su única realidad.
Se nos presentan lugares que probablemente nunca conozcamos y a animales que las futuras generaciones o nosotros mismos no podremos ver en años próximos. A lo largo del documental se muestran tomas propias de una película de ciencia ficción. Escenas que no catalogamos dentro de lo “natural” u “orgánico”, escenas irreconocibles gracias a la transformación humana.
Con estas imágenes parece que hemos llegado a una distopía en la que las grandes máquinas se han apoderado de la naturaleza y hemos creado entornos artificiales para reemplazar los que hemos destruido.
Hemos desarrollado granjas verticales con cultivos controlados para reemplazar los terrenos áridos y erosionados del monocultivo. Todas estas acciones direccionadas en nombre del progreso. No hay desarrollo o países de primer mundo si en el camino vamos destruyendo, explotando y monetizando todo. No podemos creer que dominamos la Tierra, somos parte de ella.
Antropoceno: La Era Humana crea una atmósfera extracorporal. A pesar de que entiendes que esto está sucediendo aquí y ahora, el sentimiento de impotencia es más fuerte. En medio de la proyección surge este diálogo entre los asistentes:
Mario: “Me siento como en una cápsula. En el espacio”.
Yo: “¿Cómo un observador?”
Mario: “Sí, como un observador”.
Y así como Mario, la mayor parte del mundo siente que no tiene el poder de transformar las cosas, siente que es un simple observador dentro de la gran conspiración destructiva. Pero de una forma u otra, todos –desde lo mínimo o complejo– somos parte de esta nueva era. Las acciones de nuestro día a día, nuestros trabajos, nuestros hábitos de compra, todo permite que este modelo siga escalando. Es absurdo pensar que este es el problema de los “otros”.
El largometraje fue galardonado con un Emmy Internacional, 3 Premios Gemini y el Mejor Documental Canadiense Cultural y Mejor Independiente en Hot Docs.
Como recomendación adicional, La Isla de las Flores (1995) del director Jorge Furtado. Los argumentos de este documental siguen vigentes y así como Antropoceno: La Era Humana, evidencian la condición y miseria humana bajo un ojo crítico.