Manual de elaboración de Porno. y Pop Sucio

por Martín González
Porno. y Pop Sucio Records son una banda y una disquera independiente que busca abrirse camino en la escena demostrando que el «lo-fi» también puede ser un estilo musical para tomarse en serio.
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Lo-fi como un plátano contra un fondo rosado. ¿Les recuerda a alguna banda?

Para gozar de la música que uno hace (o intenta hacer), no es necesario haber ido al conservatorio, ni saber componer solos intricados en cuatro compases, ni tener un estudio de grabación insonorizado, ni consolas que parecen instrumentos de nave espacial.

Se puede gozar de la música que uno hace (o que intenta hacer), sin saber bien cómo hacerlo. Lo único que hace falta es tener muchas ganas de ser honesto y de hacerlo bien con todo lo que se puede. De eso más o menos se trata el lo-fi, y en eso se basa la esencia de Porno.—banda quiteña de indiepunk—, y de Pop Sucio Records, la disquera que nació en paralelo a ella y que ahora la cobija.

Ambos proyectos empezaron a gestarse como la tesis de graduación de producción musical de Pablo Suárez. Él quizo hacer una investigación sobre el poder del lo-fi como un estilo de grabación y composición, y con la misma viada terminó por consolidar dos proyectos que ahora parecen caminar solos.

Su camino hacia la obtención del lo-fi implicó inventar una «receta» en la que los ingredientes y los procesos parecieron no tener pies ni cabeza. Aquí intentamos descomponerla en algunos pasos para que sea más digerible, mientras Porno. y Pop Sucio Records buscan contagiar con su onda a más bandas para que se animen a preparar su música del mismo modo.

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Una guitarra de juguete y una grabadora de cassette: las herramientas principales de composición y grabación de Porno. y Pop Sucio Records / Foto: Pablo Suárez.

Paso 1: Entender el lo-fi

El lo-fi (abreviación de low fidelity) es una estética musical que se basa, a breves rasgos, en resaltar honestidad de algo que tiene «baja fidelidad». La música lo-fi podría catalogarse como algo que se hizo sin pensar demasiado y sin herramientas demasiado caras, y que por eso mismo es auténtica. “El atractivo no está en que suene mal, o en que suene mal grabado. El atractivo está en que sea honesto», dice Pablo al respecto.

“La conclusión de mi tesis fue que yo traté de encasillar todas las cuestiones que hacen honesta a una grabación lo-fi desde lo académico, y plantear que se pueden usar esos recursos para fingir honestidad en un estudio de verdad, si quieres”. La investigación fue como retornar a los orígenes de los sonidos que ama escuchar y que ama componer. Sin darse cuenta, Pablo fue mutando su propio chip musical poco a poco y con ello empezó también a gestar lo que pronto se convertiría en Porno. y su primer EP.

Inspirado en el sonido de bandas como The VaselinesThe Velvet Underground o Nirvana, que son geniales por hacernos creer que «tocan mal» con su sonido sucio, Pablo empezó a componer sus propias canciones lejos del mecanismo al que estaba acostumbrado. Según dice, buscó todo lo que ama de esas bandas para componer las canciones de Porno. con los dos primeros acordes que le brotaban de las manos y las primeras palabras que se conectaban en su cerebro para las letras. Antes se demoraba hasta tres meses en terminar una canción, pero con los temas de Porno. ninguno le tomó más de dos días.

Esto también significó replantearse los instrumentos que estaba utilizando para tocar y grabar. Así fue como decidió utilizar una guitarra de juguete que le había costado 15 dólares en Estados Unidos, y una vieja grabadora de cassette de cuatro canales para darle un feeling vintage a la música. De su tesis surgieron los bocetos de música en el lenguaje del lo-fi. Lo que vino después fue conformar la banda, y gracias a la amistad, eso se dio orgánicamente y sin pensar demasiado.

Paso 2: El ensamble pornográfico

Porno. ahora está conformada por cuatro personas. No todos son «músicos» en el sentido más estricto de la palabra, pero sí aman la música y han sido amigos durante casi toda la vida. Pablo Suárez fue el fundador de la banda y ahora se encarga de cantar y tocar la guitarra además de componer. Gabriela Guerrero canta y toca el bajo. Pablo Dávalos, o «El Dávalos», se encarga de la percusión. Alejandro Zambrano cierra el escuadrón en los teclados y la segunda guitarra.

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De izquierda a derecha: Pablo, Gaby, El Dávalos y Alejo.

La primera en unirse al proyecto fue Gaby. Según cuentan, desde hace 5 o 6 años ya tenían la idea de formar una banda hipotética y desde entonces sabían que se iba a llamar “Porno”. El Dávalos, por su parte, había sido amigo de Pablo desde que tenían 8 años, y aunque no sabía tocar ningún instrumento, su amor compartido por la música los llevó a formar una banda en el colegio para tocar covers de The Doors. Su incorporación a la banda se dio un día en que llegó a la sala de ensayos y encontró los toms que se estaban utilizando para montar las canciones. “Tenía eso en el piso y él se puso a tocar encima por huevear», cuenta Pablo. Así salió el beat que quedó en el disco, y el Dávalos entró a la banda.

Alejo es el integrante más reciente. Tras regresar de un intento frustrado de estudiar producción musical en Chile, encontró refugio en la sala de ensayos de Pablo, su amigo de años, y naturalmente fue incluido en el ensamble pornográfico. Alejo ha sido baterista toda su vida, y su incursión en los teclados y en la guitarra también es como una nueva aventura. Cuando Pablo le pregunta si sabe qué acordes son los que pone en la guitarra cuando toca, se encoge de hombros y niega en silencio con una sonrisa.

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El logo de Porno. es un dibujo de Pablo inspirado en la portada del álbum «Andy Warhol» de The Velvet Underground.

Pablo relaciona la forma en que se ensambló su banda con la historia de otras bandas de gente que “no sabe tocar” y que tienen un sonido lo-fi puro, como Beat Happening. “Suenan Lo-fi porque no saben tocar. El guitarrista es un man que toca con un solo dedo. Yo quería que la banda también tuviera esa esencia un poco más primitiva”. Según dice, buscó esto por oposición a los estilos a los que estaba acostumbrado en los círculos de músicos donde se había movido antes, y donde generalmente se pensaba que mientras más compleja la composición, mejor era el tema.

“Yo creo que no seremos los músicos más pro de la vida, y nunca lo vamos a ser, pero nos gusta lo que hacemos. Todos hemos tenido el interés de hacer música toda la vida”, dice Gaby convencida. Así, con la certeza de que querían ser una banda de gente que no necesariamente sabe tocar, han dejado su nombre en lugares más grandes a paso lento pero seguro.

El nombre, justamente, es una de las cosas que más notoriedad les ha dado de alguna forma. Está inspirado en parte en la novela homónima de Irvine Welsh, secuela de Trainspotting, pero su verdadero sentido está en lo «sucio» que suena. “Porque nos llamamos Porno. no nos van a poner en la radio ni en un festival para niños organizado por el gobierno. Solo ya anulamos todas esas posibilidades”, dice Pablo. “¡Gracias a dios!”, agrega Gaby entre risas. Su nombre a veces les obliga a presentarse en voz baja para que sus abuelitas o sus papás no alcancen a captarlo del todo, pero para ellos eso es parte de su identidad y les encanta.

El nombre es un rasgo de rebeldía, una muestra de la esencia punk que les gusta. Llamarse Porno. los convierte en la banda que tus papás no quieren que escuches, y para ellos eso ya es lo suficientemente punk, sin importar que su música y su estética puedan parecer todo lo contrario.

Paso 3: Continuar moviéndose cadenciosamente

Así, a pulso, han conseguido que una de sus canciones (grabada en el micrófono de una laptop) forme parte de un compilado de bandas latinoamericanas de la disquera californiana independiente Burguer RecordsMás recientemente, fueron convocados para la quinta edición de El Carpazo, que si bien no llegó a darse por falta de ingresos en la taquilla, no deja de ser uno de los escenarios más importantes para la música independiente en Ecuador. La casi-experiencia quedó en ellos como un horizonte más alto al cual sienten que pueden pegarle. Pensar en un escenario grande les gusta, aunque les asusta.

“Nunca habíamos tocado en un escenario grande. Hay cuestiones técnicas que tal vez nos costaría un poco asumir. Nuestros instrumentos no están súper calibrados ni tienen cuerdas nuevas y tenemos un solo afinador para toda la banda”, dice Pablo entre risas. “Pero yo sí creo que es algo posible de hacer y por eso me parece bacán que nos hayan considerado para El Carpazo, porque aunque no somos unos musicazos, el hecho de que nos hayan llamado para un evento grande quiere decir que sea como sea la música pega”, dice Gaby.

Pablo, Gaby y el Dávalos. Antes de la llegada de Alejo. Extraída del Facebook de Porno.

Aunque se quedaron con la pica, sienten que el reconocimiento quedó hecho y que mientras tanto se van a seguir preparando para pegarle duro al próximo escenario grande que puedan pisar. Quizás ese es el secreto de su alcance, el empuje. “A pesar de que no sea pro, sí hay trabajo detrás. Quizás no hemos invertido full tiempo porque no nos da a todos, pero sí full trabajo”, afirma Gaby convencida.

Paso 4: Dejar macerar y fermentar para obtener Pop Sucio

En medio de la ola de lo-fi que los estaba empujando a todos para sacar Porno. adelante, Pablo se dio cuenta de que podía aprovechar el impulso para “darle algo en qué sostenerse a grabaciones que a veces no son tomadas en serio”, pensando en su propia banda como un ejemplo. Así nació Pop Sucio Records como disquera, casi como una expansión de la banda.

Para Pablo, Pop Sucio funciona como un respaldo, un sello que le da chance a la música lo-fi de ser tomada en serio y no perderse para siempre en las profundidades del Internet. “No importa si la música no le parece seria a nadie o si las grabaciones no son serias para cualquier productor, ya tienes un disco de verdad, un producto en serio”. El afán de dar cabida a propuestas musicales de este estilo surgió de la misma curiosidad que hizo germinar a su banda, pero también de las ganas de cuestionar los sistemas de producción musical tradicionales, en los que a veces el dinero parece ser un obstáculo para la creatividad.

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Logo de Pop Sucio, dibujado por Pablo y digitalizado por Gaby.

Pablo cuenta que tiempo atrás formó parte de una banda que invirtió dos mil dólares en un EP que tardó tres años en terminarse, y del cual finalmente no salió nada. Pop Sucio funciona lejos de esa forma de trabajar. Como disquera es un lugar en el que se puede dar rienda suelta a las ideas y hacerlo a un ritmo acelerado gracias a la magia del lo-fi que le da más fluidez a todos los procesos. Además, no representa un sacrificio para el bolsillo de los músicos que quieren darse a conocer, porque está manejada por músicos que como ellos, también saben lo que es no tener plata para invertir en el trabajo propio.

“El hecho de que pueda haber una opción de hacer algo en serio y que no cueste un ojo de la cara es bacán. Con eso puedes mostrar tu trabajo y hacer notar que hay mucho esfuerzo detrás», dice Gaby.

En la práctica, Pop Sucio funciona con una interfaz de ocho canales y una grabadora TASCAM de cassette de cuatro canales. Pablo cuenta que el combinar la tecnología análoga con la digital—grabar en cinta y digitalizarlos después—, le da a la música una vibra vintage muy característica del lo-fi. El disco de Porno fue grabado así, y con un solo micrófono: un Shure SM57. Según Pablo, es algo así como la vieja confiable de los productores musicales. Utilizando el mismo sistema también se grabó el primer disco de Koala Precipicio, el proyecto de Alejo.

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Nuevo logo de Koala Precipicio.

Otra parte fundamental de tener una disquera, la imagen, viene de la mano de Gaby que es publicista y tiene gran afinidad por lo visual. Ella es la encargada de diseñar o mejorar las portadas, los logos y las imágenes de las bandas que han trabajado con ellos o que quisieran hacerlo. El logo de Pop Sucio y de Porno., por ejemplo, fueron dibujos que Pablo hizo y que ella digitalizó y retocó para convertirlos en símbolos de la música que hacen. “La idea ha sido darle una imagen pro a cosas que tal vez no son tan pro”, dice ella.

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Portada del segundo EP de Porno., «horribles». Ideado por Ivanna Coba y digitalizado por Gaby.

En poco tiempo, Pop Sucio Records ya ha publicado cuatro trabajos discográficos de bandas distintas, de las cuales una es internacional. Pablo cuenta que durante la investigación de su tesis se topó con el trabajo de Tani, una compositora argentina que grabó un disco entero en un solo día utilizando el micrófono de su computadora. Después de ponerse en contacto con ella, consiguió su permiso para publicar el disco en Ecuador con el sello de Pop Sucio. Gaby digitalizó el arte del mismo, que estaba hecho a mano porque ella lo pegaba en los cassettes que vendía en Argentina. Así de lo-fi era todo el asunto.

Después de invertir una fracción mínima de los dos mil que gastó alguna vez en aquel EP infructuoso, Pablo logró imprimir un tiraje de 200 discos entre los de Porno., Koala Precipicio y Tani, y con ello generó la primera ola de ganancias de su disquera en menos de un año.

Actualmente, Pop Sucio se encuentra desarrollando dos discos más para otras dos bandas. Uno de ellos pertenece a Niño Baldío, un proyecto de un amigo suyo que estudia publicidad en Chile y le está enviando demos desde allá. El otro es el primer disco de Laguna Guna, una banda joven de indie local que los contactó a través de Facebook. Pablo dice que su caso es curioso, porque vienen de Carcelén, un barrio del norte de Quito que parece estar en la periferia de la escena musical, pero que se mueve con vida propia.

***

La banda y la disquera van moviéndose a la par, apoyándose y alimentándose entre sí como dos partes de un solo organismo más grande: la música lo-fi. Poco a poco esperan  crecer y al hacerlo, abrirle la puerta a muchas propuestas musicales más que quizás están escondidas por temor a no ser lo suficientemente “buenas”, o por falta de dinero. Para ellos, el único requisito para formar parte del club lo-fi es ser honesto y tener amor por hacer música.

El trabajo de Porno. y Pop Sucio Records, y la aceptación paulatina con la que han sido recibidos en la escena, son una muestra de que no importa si no sabes bien qué estás haciendo, basta con empeñarse mucho para hacerlo bien: el espíritu del lo-fi en crudo.

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