Anatomía de una Culebra de Monte

por Martín González
EVHA estrenó un nuevo videoclip hace poco como relanzamiento de su single «Culebra de Monte». Nosotros conversamos con el artista que lo conceptualizó para mostrarles el reptil por dentro.

Seguramente se acuerdan de El Viejo Hombre de los Andes, la banda de electrónica experimental que explotó en el 2014 con un disco homónimo y que trajo a nuestros oídos una propuesta vanguardista y muy refinada que, en sus palabras: «es a la vez raíz y médula, tierra y tradición, pero es también el cuerpo sonoro de un pacto con el futuro».

Hace poco, la banda revivió. EVHA volvió a caminar por las montañas y al hacerlo nos dejó un videoclip para volver a lanzar su sencillo «Culebra de Monte», esta vez con el sello AYA Records.

Nosotros conversamos con Paúl Rosero, el artista que los ayudó a conceptualizar y dar vida a la culebra, para que nos contara todos los secretos que alberga en sus entrañas y para que podamos meternos mejor en el ritmo que las mueve.

Paúl Rosero es un artista multidisciplinario de larga trayectoria. Experimenta con lenguajes como la fotografía, las instalaciones multimedia y el video. En su haber tiene videoclips para bandas en Colombia y en Ecuador, entre las que se cuentan Clo Sísmico, Guanaco MC (hechos en colaboración con el director David Holguín) y la Rocola Bacalao (su hermano fue Santiago miembro de la Rocolita). Eventualmente, su carrera tomó otros rumbos y se alejó de la producción de videoclips, pero conservó el video y lo empezó a usar como una herramienta más bien contemplativa en sus obras.

Y así, no fue hasta que Ivis Flies -representante de Aya Records lo contactó, que retomó el afán de hacer un videoclip. Paúl accedió cuando se familiarizó con la música de EVHA. No obstante, su evolución artística combinada con la particular sonoridad de la banda lo impulsaron a conceptualizar un videoclip mucho más experimental en comparación a sus trabajos anteriores.

Inspirado por una curiosidad personal y por el beat de la canción, Paúl se decidió a construir a la «Culebra de Monte» como si fuera una máquina Goldberg, un mecanismo que funciona según el principio de acción y reacción, como un rompecabezas que se va armando en movimiento.

«Me vino a la cabeza de una esta pelota que está siendo transportada en un recorrido», dice Paúl. Le propuso la idea a la banda y así se sincronizaron todos. Paúl cuenta, no obstante, que la culebra tardó mucho tiempo en cobrar vida.La idea pegaba con la canción, pero para levantarla y hacerla realidad les tocó arrastrarse un poco más de lo imaginado.

Pese a todo, el impulso definitivo llegó cuando el equipo ganó un fondo proporcionado por el Centro de Arte Contemporáneo de Quito. En ese contexto, para llevar a cabo el rodaje construyeron el set en el CAC como una especie de exhibición artística. Así se aseguraron de cumplir con los requisitos de la convocatoria y abrieron la trocha para construir la culebra y filmar dentro de ella. Lo que quedó entonces fue el rastro del rodaje. «Quedó como una escena del crimen» dice Paúl, «todo sucio, regado por los efectos especiales que íbamos haciendo en vivo».

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Con todo armado, solo quedaba darle vida al reptil. «La máquina Goldberg era una culebra. Tú estabas como en el interior de la culebra. Funcionaba como una analogía. La pelota que está circulando por ahí era como un fluido sanguíneo dentro de la culebra». En la idea original de Paúl, esto se conjugaba también con algunos planos que pretendían imitar el punto de vista de la culebra. Eso explica por qué de las imágenes de árboles y vegetación. Paúl cuenta que las hicieron yendo a la selva y poniendo a «reptar» a la cámara.

Según comenta Paúl, en su forma de trabajar nunca le ha gustado pensar en los efectos visuales como algo hecho en la post producción, sino más bien una parte del video que se hace en el mismo set. Para conseguir la atmósfera misteriosa en la que fluye la pelota y se nos revela la máquina, utilizaron arena, humo y luces de colores entre algunas otros elementos sencillos. El trabajo de cámara también fue muy importante. Estuvo a cargo de Daniel Andrade, quien trabajó la dirección de fotografía de tal forma que se pudiera crear esta abstracción visual de la culebra.

El proceso fue un experimento en todos los sentidos. Paúl cuenta que fue un poco como volver a las raíces de su trabajo, a moverse con bajo presupuesto y en una actitud más de guerrilla. Al mismo tiempo, el hecho de haber montado el set en un lugar público también le daba un carácter particular a todo el trabajo, haciendo que el público que llegó a ver el set instalado en el CAC se convirtiera en parte de la obra. Por todo esto, Paúl habla de la experiencia como un momento muy particular de su carrera.

Poco tiempo después del rodaje Paúl tuvo que partir para la Antártida para su proyecto «Arriba»y por ello dejó un borrador de montaje en las manos de Alejandro Mendoza, tecladista y arreglista de EVHA, quien se hizo cargo del corte final y le imprimió un carácter diferente y más cercano a la visión de la banda. Comenta que hoy, cuando ve el video terminado, se sorprende del resultado y de las cosas que él no hubiera imaginado hacer.

Para él, esto fue un proceso de aprender a «ser desprendido» de sus obra y ver en ella el valor de la experiencia y del acercamiento a gente con la que no había trabajado antes. De algún modo, Paúl tuvo que adaptarse al ritmo de la banda y dejar que la culebra se arrastrara sola de vuelta hacia ellos.

Aquí está el resultado final. Déjense ir dentro de los compases del reptil mientras se arrastra entre la visión compartida de Paúl y de El Viejo Hombre de los Andes.

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