Quixosis, productor de electro-folclor de avanzada, nos lanza un nuevo mutante musical cósmico que destripa la música andina y le da la vuelta para ponernos a zapatear en la pista.
El «caracara carunulado» es un ave endémica de los Andes. Conocido como «curiquingue» por los indígenas de la región, se convirtió -quizás por su caminado particular- en el protagonista de una de las canciones más representativas de la música andina a lo largo de la historia.
Ahora aparece Quixosis para intervenir las raíces ancestrales de esta tonada y vestirla con los colores de la música electrónica. El resultado es su último EP, el FUTURIKINGUE.
Quixosis se ha distinguido a lo largo de su carrera por utilizar a la música andina de forma sutil. Saca de ella una base de percusión por ahí o un compás por allá, para insertarlas en sus propios beats y darles ese saborcito andino nostálgico, creando una atmósfera oscura.
Con el Futurikingue, alzó la pata para irse hacia otro lado y trasplantar el sabor del sanjuanito a la electrónica, sin diseccionar tanto su base rítmica. El resultado es esto, un «trans-juanito psicodélico», que suena como sonaría una banda de pueblo andina del futuro, con la delicada voz de Renata Nieto (vocalista de EVHA) comandando los coros. Es un tema festivo que conserva mucho de la alegría de los carnavales andinos, donde la gente se desarma zapateando esto hasta que el amanecer se asoma detrás del cerro.
El EP incluye un segundo tema, «Caída Libre», que suena más apegado a su trabajo anterior, sin tanto del aire andino soplando en sus melodías y con una dosis bastante más alta de ácido electrónico futurista. Este tema es anacrónico, vuela por sí solo y nos transporta a un lugar que remite a las montañas, pero donde estas fácilmente se confundirían con cráteres espaciales.
Ambas canciones son una probadita de un álbum que planea ir sacando de a poquito a lo largo de este año, según confirmó en una entrevista para THUMP. Con ellos, Daniel Lofredo nos demuestra los alcances de su investigación musical y nos prepara de alguna forma para una era más movida de ese virus sonoro que él concibió como Quixosis.