¿Por qué leer ‘Hablas demasiado’?

por Ana María López Jijón

Hablas demasiado - Juan Fernando Andrade

Bueno porque, you talk way too much

Para mí, la primera razón por la que hay que leer «Hablas demasiado» (HD) es porque hay que conocer a Juan Fernando Andrade, el autor. Si bien escribió esta novela, su ópera prima, después de algunos años de trabajar como cronista, creo que es una buena carta de presentación. Al terminar el libro, como lector empiezas a reconocer su estilo y un poco de su vida también.

Él nació en Portoviejo y estudió cine en la USFQ. La Cultura B es su blog personal, donde por lo general escribe sobre música, cine y literatura. Los posts son una extensión de sus pensamientos y los reproduce en un lenguaje que algunos han denominado pop. Desde 2007, Andrade es el baterista de la banda también portovejense, Los Pescados.

En el epílogo de «Hablas demasiado», Andrade dice que cuatro libros fueron el referente para escribirlo: The Catcher in the Rye (J. D Salinger, 1954), ¡Que viva la música! (Andrés Caicedo, 1977), Less Than Zero (Brett Easton Ellis, 1985) y Mala onda (Alberto Fuguet, 1991). A lo largo de toda la narración, las referencias -especialmente hacia Holden Caulfield-, son muy claras. Este personaje dice que a veces quisiera que un autor fuera su amigo, al cual poder llamar cuando quisiera. En «Hablas demasiado» pasa algo parecido: mientras lo lees te imaginas que estás teniendo una conversación tanto con Miguel como con Andrade, mientras ellos toman una Club verde (símbolo referencial a lo largo de todo el libro y que también se repite en varios posts del blog).

Su personaje principal, Miguel, me desafió durante toda la historia. Es un chico introvertido y muy sensible. Estudia Finanzas para dar gusto a sus papás y no fue lo suficientemente valiente para decidir qué le gustaría hacer con su tiempo. Sabe que hay más, solo que aún no sabe qué. “El Jean Book está cerrado, como yo. La chica gorda se acerca lentamente. La miro directo a los ojos. Vuelve a preguntarme si estoy en la clase. Guardo silencio. Me lo guardo todo, ése es el problema”, cuenta Miguel al comienzo de la narración. Parece que no tiene nada bueno que decir y por eso no conversa con nadie. Pero sí que tiene muchas ideas, las que dan vueltas por su cabeza y se mezclan con sus emociones. “La vida de Miguel es una serie de TV que no le convence”, explica Andrade en la contraportada del libro. ¿Qué es lo que le pasa? Vive ensimismado y su cotidianidad está relacionada al soundtrack creado por el autor. De Los Strokes pasa a José José y después, Frank Sinatra, Tom Waits, Bob Dylan, Ray Coniff, «Las mañanitas»…

Hablas-demasiado

Miguel habla pero no conversa. Siente que todo es parte de un show,  “si tuviera una bata de boxeador, la leyenda sobre mi espalda sería HABLAS DEMASIADO, que el otro sepa que no vinimos a conversar”. Lanza frases de canciones y como lector, enseguida una melodía comienza a sonar. El soundtrack sigue: don’t think twice, it’s alright.

Dentro de la cabeza de Miguel, todo da vueltas. A veces es la borrachera, pero otras simplemente es el tipo que no se halla en ningún lado. No importa si va de la Benalcázar a la Eloy Alfaro. De la Eloy Alfaro a la Bellavista. De la Bellavista a la San Martín. De la San Martín a La Paz. De La Paz a la Orellana. Parada tras parada, se me ocurrió que Quito se las estaba cobrando, que la venganza, a la larga, no fue para mí sino para la ciudad que nunca quise entregarme”. Anda perdido. Parece que espera algo desde hace demasiado tiempo; Clara, algo así como la anti-heroína de la historia, desaparece en el momento de la verdad, por supuesto. Miguel, al fin, abre los ojos y sabe que no viajará a Nueva York porque se queda en Quito. En una ciudad que también tiene personalidad y contagia, al mismo tiempo, amargura como esperanza.

Miguel me enervó. Miguel me sorprendió. Y otras veces tenía ganas de abrazarlo y decirle: “todo va a estar bien”. Finalmente, Miguel se reivindica consigo mismo y por lo tanto con el público de su show. Toma una decisión, sube a un taxi y va en busca de su destino. “Hay tiempo. Esto recién empieza”, escribe el autor. Y bueno sí, eso también espero yo: que la puerta que se abrió con «Hablas demasiado» no se cierre.

Hay quienes se identifican con la novela y la recomiendan por su fuerza al contar una historia que refleja una realidad. Yo, insisto, la recomiendo para conocer a Juan Fernando Andrade como escritor. Un escritor que muestra que hay nuevas voces y que están pasando cosas diferentes en Ecuador. Este libro lo recomiendo para quienes quieren conversar, a pesar de que el personaje principal no se convierta en su mejor amigo.

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1 comentario

minecraft 25 febrero, 2017 - 10:02 AM

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