Daniel Romero, joven cineasta quiteño, acaba de recorrer ese puente al ganar el premio al Documental de Creación «René Martínez» de los Acampadoc -una fundación panameña de cine documental- por un cortometraje al que llamó Los Santos.
El viaje de Daniel hasta llegar a «acampar» durante 10 días en Villa de los Santos, en Panamá, empezó con otro proyecto documental totalmente distinto en el altiplano boliviano. Como lo cuenta él, en 2014 había aplicado al Bolivia Lab, un programa de creación cinematográfica de aquel país, con una idea documental que «no trascendió». No obstante, tenía otra historia bajo la manga, surgida de un viaje que había hecho en 2013 para recorrer las montañas de Bolivia sin mayores intereses creativos.
Ahí, su guía fue un indígena Aymara llamado Oshin, quien, como Daniel descubrió, tenía una historia fascinante para un documental. Según dice, Oshin lleva ese nombre puesto que fue bautizado por un minero japonés que era muy amigo de su padre y lo aceptó como ahijado. El indígena nunca conoció a su padrino porque creció en una comunidad aislada en medio del páramo. No obstante, esa parte de su identidad sigue latente y es por eso que Daniel decidió juntarse a él para una especie de «roadtrip» documental del altiplano en el que se revele la cultura y la cosmovisión de los aymaras, desde la propia búsqueda de Oshin.
Dos años después de su primer intento en el Bolivia Lab, Daniel aplicó con un borrador de guión de OSHIN a los Acampadoc en Panamá, en busca de formar parte de su programa de residencia creativa, en el cual los cineastas tienen 10 días de práctica documental intensa, entre rodajes de sus proyectos y asesorías de todo tipo. Por una razón que desconoce, fue premiado en los Acampadoc con una beca que se otorga a cineastas que hayan participado antes en Bolivia Lab. Finalmente, pudo aprovechar la oportunidad para viajar al Caribe y con ello desarrollar OSHIN en una latitud paralela.
En Panamá, como parte del programa de residencia Acampadoc, Daniel fue retado a producir un cortometraje documental «análogo» al largo que estaba desarrollando. Fue así como nació Los Santos. Nombrado como una especie de abreviatura de Villa de los Santos -el pueblo donde se da la residencia-, el corto sigue la rutina de dos ancianas del pueblo que visitan el cementerio local cada domingo para rendirle honores a una tía fallecida.
¿En qué se parece un cementerio panameño a un viaje en 4×4 por el altiplano? Pueden parecerse mucho en la forma en que son contados. Es ahí donde Daniel explotó su creatividad y decidió enfocar las sensaciones que pueden provenir de estar en un lugar tan particular como el Panteón, pensando en cómo enfocaría a sí mismo las sensaciones que produce viajar por el altiplano en auto cuando ruede con OSHIN en Bolivia, próximamente.
Podríamos decir entonces que su premio a la creación documental vino de saber contar dos cosas radicalmente diferentes, como si fueran la misma.
Actualmente, Daniel planea viajar a Bolivia el año siguiente para seguir en su investigación con Oshin. Dice que piensa rodar el documental durante un periodo un poco prolongado una vez que termine de familiarizarse con sus personajes y el terreno.
Hasta que llegue el momento de filmar en el altiplano, Daniel está produciendo el video de Sendero del Monte, de Mateo Kingman y más adelante planea rodar un cortometraje de ficción en el Ilaló.
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