Y al final, ¿Qué mismo SOMOS?

por Martín González
Después de dos años de trabajo arduo y paciente, los Swing Original Monks salen con todo a las tablas estrenando un disco nuevo con el que se paran firme y nos dicen: «Esto SOMOS».

Unas cuantas veces escuché decir que los Swing Original Monks eran una especie de copia de Calle 13, una banda a la que le faltaba identidad de alguna manera. Bendita es la ironía ahora que reaparecen botando la casa por la ventana en nuestra escena musical, con un nuevo disco que pretende revisar y reajustar su sonido, producido nada más y nada menos que por el Visitante, el genio rítmico de la famosa banda portorriqueña con la que los comparaban. Ahora, después de un par de años de trabajo arduo, se paran duro y nos dicen: «Esto SOMOS»

Foto: Jorge Vinueza

Foto: Jorge Vinueza

SOMOS viene recargado del ser monk. Es un disco potente, teatral, electrificante, que entra por los oídos y cae como corrientazo en el cerebro. Se siente en muchos sentidos como la materialización sonora de la puesta en escena explosiva de la banda, llena de disfraces, luces, colores y movimiento desenfrenado. No obstante, dos años de trabajo no se dan en vano, y el fruto que rinden es una nueva dimensión de madurez y prolijidad que acompaña a toda la energía del swing original.  El álbum está compuesto por 16 temas, de los cuales seis son grabaciones nuevas (aunque algunos ya llevaban algún tiempo sonando en vivo). Los otros 10 son versiones mejoradas de La Santa Fanesca, su LP debut, lanzado hace poco más de 3 años. Si se pone en contexto, SOMOS representa una jugada arriesgada, porque podría tomarse como una repetición del trabajo ya realizado. No obstante, con esta banda las cosas nunca son superficiales, y en lo que parece una simple revisión, hay muchas sorpresas escondidas para el oído atento y el cerebro fresco.

Dedicarse a pulir durante un buen par de años un repertorio ya conocido puede ser un verdadero lance en un medio musical emergente como el nuestro, donde el público se muestra cada vez más sediento y exigente de ver qué le entregan sus bandas. Los Monks asumieron el reto y se la jugaron de cabeza por su arte pensando justamente en subir la categoría del sonido que estaban proyectando a su público.  Visitante se les cruzó en el camino cuando estaban pensando en un segundo álbum, según cuentan, y de alguna manera les hizo frenar y detenerse a mirar el camino con más atención. Su propuesta de pulir y trabajar el primero les abrió la mente a pensar en proyectarse internacionalmente, consolidarse dentro de su país y a llegar a un público masivo. Años más tarde de que empezara la aventura grabando en Música Satánica, los Monks se sienten contentos de tener en sus manos un producto que los refleja con tanta potencia. Decidieron subir los estándares de su música y aprovechar el tratamiento de una mano curtida en la industria para desencadenar todo su potencial, y están contentos con eso. «SOMOS es nuestra tarjeta de presentación al mundo, la recopilación de 5 años de trabajo de los Monks, están plasmados ahí» nos dicen ahora con orgullo.

portada-monks-somos

Portada del disco SOMOS (2016)

SOMOS ya salió del horno y los Monks comenzaron a repartirlo de formas poco esperadas para llegar a otros lugares y darle a probar sus sabores a un público diferente. Estrenar el disco en Colombia antes de hacerlo en sus escenarios locales y luego colgarlo en Claro Music (una plataforma muy poco explorada en la música alternativa nacional) son dos movimientos que reflejan la misma viveza criolla que algunas de sus canciones. Lanzarse primero en Colombia fue el primer movimiento decisivo, coherente con su afán de conquistar escenarios fuera de las fronteras de Ecuador. Su mini-gira por Bogotá y Medellín fue un éxito y les permitió pavimentarse un nuevo caminito por el cual empezar a andar bailando. Lanzar el disco en una nueva plataforma fue su forma de ir más allá del nicho del público alternativo en nuestro país, parte de una estrategia para tomarse también los medios masivos (la radio y la TV) que según dicen, todavía predominan sobre el internet en nuestro país. Gabriel Baumann, alias «Mr. Bumbass», la voz del swing original afirma que como banda, los Monks son conscientes de que un proyecto musical alternativo como el suyo debe llegar a todos los tipos de público, a pulso, para mantenerse sustentable: «Tenemos que expandir nuestra música, hacerla rotar y llegar a más oídos».

somos_swingoriginalmonks

Foto: Javier Cevallos

Las 16 canciones que componen SOMOS pueden tomarse como un trazado en el que, peldaño a peldaño, vamos atestiguando cómo una banda que apareció para cautivar con su puesta en escena, ahora entendió la manera de compaginar su espectáculo teatral con su mundo sonoro en total armonía.  Grabar con Visitante les permitió fortalecer su esencia, su ADN más primitivo en todos los sentidos. Esto se lo deben en parte a que el productor mantuvo siempre un gran respeto y consideración por el universo sonoro de la banda y se planteó como un aliado desde el inicio según Mr. Bumbass. Por otro lado, también está conectado con el nuevo ímpetu con el que nos plantean su ideología como banda. El Disco no solo los fortaleció musicalmente, sino que les permitió volver a conectar con su ser más profundo: el mono-monje que celebra la dualidad.

El mono – monje

Quienes conocen a los Monks de hace tiempo seguro han podido atestiguar cómo pasaron de disfrazarse de diablos, locos, bandidos o luchadores sobre el escenario, a tener una puesta en escena mucho más ordenada y sólida en sus últimos shows. Si iban a apostarle a la revisión de su música, también debían hacerlo con la revisión de su acto con todas las cartas puestas sobre la mesa para darle la vuelta a todo lo que representa la banda. Su show pasó a ser pensado como una experiencia visual y sensorial. Cuando salió «Viento» como single promocional de SOMOS, Mr. Bumbass enfatizaba con mucha emoción cómo es que ahora piensan cada concierto desde un guión, planeando cada juego de luces, cada cambio de vestuario y cada movimiento sobre la tarima. Esto tiene que ver fundamentalmente con un replanteamiento de su filosofía: «la humanidad siempre está en un gran dilema, en una lucha constante entre sus dos polos; el lado salvaje, primitivo, animal, con el lado humano, civilizado, espiritual». Los Monks son el punto intermedio, el vínculo explosivo entre ambos lados. Monjes «santos», disciplinados y puros por un lado. Monos (por la traducción desde la jerga callejera gringa) inquietos, desordenados y salvajes por otro. En su música armonizan ambos extremos. SOMOS es un palíndromo (palabra que se lee igual en ambos sentidos) por eso, y por la forma en que deja ver el hábito de la banda en la nueva pulcritud de su sonido para luego revelar todo el poder salvaje que quedó potenciado en cada uno de sus temas.

Tanto como si uno los cachaba de hace tiempo, como si no, SOMOS le abre la puerta a toparse con una banda que suena muy madura, muy interesante y muy rica porque en sus sonidos refleja un mundo lleno de imágenes, ideologías y colores que bien se materializan primero desde lo visual hacia lo auditivo, o viceversa. Al desnudar su identidad apostándole a las mismas canciones, lograron que de repente éstas hagan brillar todos sus matices.

Fact: La palabra SOMOS es un palíndromo (palabra que se lee igual en ambos sentidos) y hasta la mitad, se leen las iniciales del nombre de la banda: S-wing O-riginal M-onks.

Cuando uno da el paso de La Santa Fanesca hacia SOMOS se sumerge en un universo complejo y matizado, un universo que se presenta más legible, más pulido y lleno de profundidad. Se nota la mano de un productor experimentado, pues hay muchos arreglos que antes no estaban y de repente se asoman con precisión cirujana para acentuar el ritmo, la emoción o para crear imágenes en las canciones.

Puntos altos

Los coros que se superponen en el clímax de «Conquista», las voces que imitan a personajes llenos de vida en «San Antonio», las letras que se re-escribieron para volverse más poderosas en el clásico «Tucán», los sintetizadores que recargaron su frecuencia en «Amor Inalámbrico», los acordes de guitarra que van de lo más rockero a lo más cumbiero entre el «Viento» y el «Agua», o los elementos de percusión que parecen tildar a la batería en «Fiesta Popular» se mezclan sabrosamente y le dan una nueva dimensión a las canciones de los Monks. De repente esta banda que antes presentaba su plato fuerte en sus disfraces y en la fuerza de sus interpretaciones en vivo se convirtió en una banda que da mucho para ser apreciado con audífonos, escuchando con la mente despierta y con los ojos cerrados. Los Monks ya no embalan solamente en concierto, pero ahora lo hacen con categoría desde nuestros reproductores de música.

Quienes se estrenan en el mundo del Swing Original con este disco ahora tienen una gama de posibilidades mucho más amplia que los fans antiguos. Van a conocer todo el power que esta banda ya cargaba en sus acordes hace rato, pero con el chance de detenerse a explorarlos meticulosamente porque ahora cada uno de ellos esconde un sinfín de sorpresas en su armonía con los colores de la canción.

De repente se van ver sacudidos por la base de merengue cósmico/gypsy rock ecuatorial/marimba balcánica de los Monks y van a notar cómo en la creación de estos ritmos alucinógenos y contagiosos se integra un universo sonoro lleno de pequeños detalles. Si después va a encontrárselos en un concierto será parte de una nueva experiencia, de un viaje performático y visual entre lo santo y lo profano en el que los Monks se verán mucho más confiados y maduros de su celebración de la dualidad. Ellos se sienten listos y contentos de abrirle los oídos y la mente a cualquier nuevo escucha que los encuentre en su camino.

swingoriginalmonks_somos1

Lanzamiento de SOMOS en Quito. Foto: Jorge Vinueza

«Al final, con SOMOS, los Monks demuestran ser una banda que cree en sí misma antes que creerse cualquier otra cosa, y por eso vale la pena escucharlos por primera, o por enésima vez.»

Después de cautivar por sí solos al músico portorriqueño y ganarse así un pasaporte a producir en su estudio, «Música Satánica» con su productora llamada «La Casa del Sombrero» hace poco más de dos años, seguramente no se imaginaron que iban a ver su disco financiado por sus fans después de dos intentos de crowdfunding. Ahora que salieron a la luz con él, seguramente no se imaginarán a cuántos nuevos fans van llegar o a cuantos viejos conocidos podrían reconquistar. Y tal vez ahí está la belleza de ser monjes del Swing Original, en darse con todo, a tientas, sintiendo la música y lanzándose con eso a dar el paso. Al final, con SOMOS, los Monks demuestran ser una banda que cree en sí misma antes que creerse cualquier otra cosa, y por eso vale la pena escucharlos por primera, o por enésima vez.

Únete a la conversación

Tal vez te interese