Tok aprendió a hablar desde muy pequeño, cuando aún estaba en el vientre de su madre. A los 12 años dejó su carrera de tenor por una fuerte tos.
Un día caminaba por la Mariana de Jesús, luego de haber comprado tres huevos y tropezó. Shou, de papá japonés y mamá de Shushufindi, nunca los conoció. Un día se robó una tarima en la cual dormía. A los 13, a un señor le pareció chistoso. Decidió que su futuro no era ser futbolista. Fue a probar suerte en una escuela de payasos en la ciudad, pero en el camino encontró un cuerpo.
Don, un filántropo manejaba su Andino, apurado porque se atrasaba a su trabajo. En la vereda, al lado de la entrada de su parqueadero, se encontró con dos muchachos a los que se les habían roto los huevos. Uno de ellos parecía estar mal, entonces decidió ayudarlos.Los hizo pasar a su oficina que era una radio e inmediatamente encontró el talento en ellos. Así los puso a hablar.