White Pony y Dummy…en palabras de Munn

por Jorge Bayas Lituma
Nos reunimos de forma virtual con los integrantes de la icónica banda ecuatoriana para hablar de forma distendida sobre dos obras maestras claves. Dos álbumes que han moldeado la cultura musical de muchxs.
White Pony

Munn. De izquierda a derecha: Miguel Ángel Espinosa, Mariela Espinosa y Pablo Molina. Foto: Analú Zapata. Diseño: Manuela Vásquez Guayasamín

En unos meses tan inciertos como los que vivimos, volcar la mirada al pasado se vuelve inevitable. No sólo porque el mundo ha quedado atrapado en una suerte de tiempo suspendido, como si todos viviésemos dentro de una de las parábolas imaginativas de algún novelista de corte existencial, con el pasado como único horizonte atractivo.

A su manera, este periodo ha sido el ideal para examinar minuciosamente los tiempos idos. Para asomarnos a ellos y convocar sus restos a nuestra memoria por última vez. Y eso incluye a muchos discos queridos que ya tienen mucho más tiempo encima del que estamos dispuestos a admitir.

Por increíble que parezca, dos álbumes fundamentales en la cultura musical de muchxs de nosotrxs, el White Pony, de Deftones, y el Dummy, de Portishead, han superado ya las dos décadas desde sus respectivos lanzamientos.

White Pony

Deftones, a comienzos de los 2000.

El primero de ellos, lleno de potencia y distorsión y envuelto en una reconocible desazón existencial adolescente, es uno de los puntos más altos del llamado “nu metal”. Con la salvedad de que muchos fans de Deftones prefieren no meter al grupo en el mismo saco que ocupan otras agrupaciones normalmente asociadas con la banda californiana.

El segundo, sutil y anacrónico, incluso para su época y el género musical con el que fue vinculado, es una piedra de toque para el gusto musical de un montón de gente. Su sofisticación, dentro de la que confluyen el hip-hop, el jazz e incluso bandas sonoras de películas añejas, ha sido muy influyente y, de cierto modo, adictiva.

Para aficionados y músicos profesionales por igual. Como los miembros de la banda ecuatoriana Munn.

Hoy, a 20 y 26 años del momento en que ambas obras maestras fueron arrojadas al mundo, respectivamente, queremos rendirles un homenaje. ¿Y qué mejor que hacerlo a través de las palabras de tres músicos para los que esos discos fueron todo? Un espaldarazo, una influencia, una compañía.

Sin más preámbulos, te presentamos: White Pony y Dummy… en palabras de Munn.

Geoff Barrow y Beth Gibbons, en los años 90.

White Pony: el cenit de Deftones

En el 2000, después del reconocido álbum Around the Fur y su sonido pesado y atmosférico a partes iguales, era el momento ideal para que, en pleno cambio de milenio, Deftones halle su punto más alto. Este llegó con White Pony, el cual no tardó en convertirse en un éxito masivo.

Terry Date, famoso por su trabajo con grupos como Soundgarden, Limp Bizkit, Overkill, Pantera y Dream Theater, se hizo cargo de producir el disco, en un periodo tenso para la banda.

Un frenesí de adiciones y momentos álgidos estuvo a punto de dejar fuera del conjunto a Chino Moreno. Algo que, por suerte, no sucedió. Por el contrario, el vocalista se quedó de largo y acabó de forjar un estilo que, desde entonces, no ha dejado de fascinar a los entusiastas de la banda. En especial, a aquellos inmersos en la tristeza.

Comunicaban esta melancolía, esta desesperación: en la forma de cantar, en la forma de gritar del Chino”, opina Miguel Ángel Espinosa.

Miguel Ángel comenzó a escuchar a la banda californiana en los años de adolescencia y recuerda con particular cariño ese disco, que llegó a sus oídos gracias a un pana suyo que coleccionaba álbumes originales.

“Yo diría que ese disco es el que define el sonido de Deftones. En los discos anteriores ya tenían más o menos lo que luego trajo la banda, pero White Pony es el que instaura la firma de Deftones: esa combinación de pesadez extrema con melodías lindas y esa producción tan buena”, señala.

White Pony

Portada de White Pony

El encuentro de su hermana Mariela con el White Pony data de la misma época.

Yo tenía este disco que me regaló, copiado, un amigo. Era un cd de los que tenían una cara negra, y él había hecho un dibujito (risas). Fue un disco muy importante en mis 14, 15 años. De los que me encerraba en mi cuarto a escuchar y cantar”, recuerda, destacando también la participación de Maynard James Keenan, de Tool, en el tema “Passenger”.

Por esa misma época se topaba con el álbum Pablo Molina, cuyo primer recuerdo de Deftones es el del icónico video de “My Own Summer (Shove It)”, tema que pertenece a Around the Fur. Ese clip inconfundible, en el que la imagen amenazante de un tiburón se confundía con secuencias de la banda tocando, lo marcó de forma duradera.

Y si bien le perdió la pista a la banda por un tiempo, la encontraría nuevamente en los tiempos del White Pony. Para acercarse a este trabajo fue suficiente otra canción: “Knife Prty”. A tanto llegó la fascinación con este tema, que el paso siguiente fue interpretarlo.

 

“Lo que se conecta con la historia de Munn es que había estos concursos colegiales de bandas, y no me acuerdo a quién se le ocurrió la idea, pero tocamos un cover de Deftones, audicionando para el Colegio Británico. Los panas tocaban, la Mariela cantaba”, afirma.

El cruce entre melodías sutiles, arropadas por la voz versátil de Chino y una pesadez a nivel instrumental, fascinó de inmediato a los integrantes de Munn. El disco de los californianos no tardaría en figurar entre los favoritos de todos los tiempos de aquellos adolescentes ecuatorianos.

Yo ni siquiera lo identifico como parte del rap y del nu metal. Sé que viene de ahí. Sé que estaban Limp Bizkit y Korn, pero yo escuchaba Deftones, no escuchaba nu metal”

 

-Mariela Espinosa

Munn, en los tiempos de Espirales (2012). Foto: Francisco Flores

Ambigüedad y atmósfera

Uno de los rasgos distintivos de Deftones, más allá de la música, son las letras. Armados con imágenes elusivas, los versos de los californianos se abren a interpretaciones diversas. Así lo piensa Mariela.

Yo no creo que el Chino suela ser literal en sus letras. Yo no las relaciono necesariamente con temas puntuales. No digo que esta hable de esto y esta de esto otro. El man construye imágenes. Yo alguna vez le escuché hablar en una entrevista, de cómo a veces no sabe de qué mismo está escribiendo. Y eso es algo súper bacán de sus letras”, puntualiza.

Y es que, a nivel de letras, la oscuridad no tiene por qué ser siempre un muro incómodo. A veces puede ser un portal inesperado hacia nuevas regiones, como cree Pablo.

“Yo soy súper obseso con las letras. En cada canción, de toda banda que escuchaba, yo siempre me decía que iba a tratar de cachar y tripear. Cachar las referencias literarias y de películas. Pero yo leía las de Deftones y no entendía (…) Luego cachaba que construían imágenes. Para mí, como artista, fue darme cuenta de que puedes tener otro abordaje, otro lugar desde donde construir el sentido”, señala.

Atmósfera y redoble

Los muchos años que ha pasado desde el auge de la fiebre de Deftones no han impedido que los actuales miembros de Munn permanezcan fieles a la banda de Sacramento. Miguel Ángel siguió escuchándolos con el paso del tiempo, mientras los californianos evolucionaban del sonido etéreo de White Pony y Deftones al más contundente de Saturday Night Wrist y Diamond Eyes.

“Yo siento que Deftones en general tienen una sonoridad bastante centrada, y se han mantenido así a lo largo del tiempo. Pero sí han cambiado un poco, y creo que fue cuando Carpenter se hizo fan de Meshuggah. (…) Siempre tuvieron guitarras de siete cuerdas y todo, pero el tipo de riffs y sonoridades de la guitarra antes era más del nu metal”, explica.

Pablo comparte esta opinión: “El White Pony fue un hito en la historia de Deftones y separó las aguas. Los separó del resto de bandas. Para mí sí es una influencia gigante. Y todo lo que ha venido después siempre ha sido una bestia. Nunca han bajado la barra. Incluso el Gore, al que le estuve escuchando estos días, es un discazo. Por ahí no todos los temas, pero ¡qué nivel!”

Fue por la época del Saturday Night Wrist que Mariela y Miguel Ángel los vieron en vivo, en Chile. “Fue la primera banda que vi en vivo de las que podía decir que en serio me gustaban. Ese concierto fue épico en mi vida, exploté”, indica la cantante de Munn.

Miguel los volvería a ver años después, en 2016, en la época de Gore, cuando los de Sacramento decidieron homenajear al malogrado Chi Cheng —el antiguo bajista de Deftones, fallecido en 2013—. Ese día, ubicado en la primera fila dentro de las paredes de un club berlinés, sería testigo de un homenaje inolvidable: muy sentido y bien a la old school.

Y lo cierto es que los californianos ya habían dejado huellas muy profundas en cada uno de los tres.

Es banda favorita de los tres. No creo que sea una influencia directa de Munn, porque nuestra música no va por ahí, pero nos ha influenciado tanto, que está ahí implícito, en las armonías y los feelings”,

 

-Miguel Ángel Espinosa

White Pony

Portada de Dummy

Dummy: una probada de melancolía a lo vintage

Como es sabido, a principios de los 90, Bristol, una ciudad costanera situada en el flanco occidental del Reino Unido, se convirtió en unos de los grandes centros musicales del mundo. Ese crisol de individuos procedentes de distintas partes del globo —entre los que resaltaban los caribeños y, por supuesto, los británicos— produjo un nuevo género musical: el trip hop.

Un género, por lo demás, inclasificable, y que hermanaba a grupos sumamente distintos. Ya había hecho su aparición Massive Attack, con su célebre álbum Blue Lines, lanzado en 1991. Pero fue Portishead, con Dummy, el grupo que estableció para siempre la popularidad y prestigio del trip-hop.

Y lo cierto ese disco melancólico, sutil y meditabundo, con marcados toques jazzeros, tenía muy poco que ver con Massive Attack o con el trip-hop colorido que empezaría a elaborar otra famosa artista de la época, la islandesa Björk.

Si tú comparas la sonoridad de Portishead con Tricky, Massive Attack y Björk, es mucho menos dosmilera y más como una cinta reventada. Eso le daba este carácter fuego, y luego se volvió influencia de Munn, especialmente con el Rick (Zurita) y el Álvaro (Andrade) —miembros fundadores de Munn— y mi hermana”, comenta Miguel Ángel.

En el sonido oscuro y minimalista de Portishead resalta, en particular, la voz de una de las grandes vocalistas de las últimas décadas: Beth Gibbons. 

Mariela, que estudiaba en el conservatorio en la época en que descubrió la música de las grandes bandas que la marcaron, recuerda lo que fue toparse con esa voz inconfundible.

Lo interesante de la voz de Beth Gibbons es que es súper aguda, canta súper arriba. Para lo que yo estaba viendo, en mi contexto de estudiante de conservatorio, me servía lo que estaba aprendiendo para cantar lo que cantaba ella”, indica.

A ello añade lo siguiente:

“Recuerdo que fue por este disco que conecté luego con el jazz (…) el de Ella Fitgerald, Billie Holiday. La oreja se fue formando, registrando esos colores. El baterista de Portishead de ley es jazzero, y las armonías de la voz de Beth Gibbons están muy cerca de Billie Holiday (…) Incluso el personaje de ella, su drama, es como de otra época”, dice.

Portishead, a través de las décadas

Con los años, muchas de las grandes bandas han desaparecido, se han callado o, por último, se han hundido en la decadencia, firmando obras cada vez más desangeladas. Lo que no ha sido el caso de Portishead. Para los integrantes de Munn, los grandes silencios que han caracterizado a la banda de Bristol son prueba de su integridad artística.

Los mejores discos no son los que salen seguiditos. Tienes que vivir cosas, probar. Pienso en Fiona Apple, en Portishead. Son artistas que no necesitan sacar tantos discos, y por eso se pueden reinventar de la manera que se reinventan”, señala Mariela.

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Miguel Ángel secunda esta opinión. Para el músico, el tercer álbum de Portishead, Third, lanzado en 2008, fue una nueva prueba, potente y fresca, de la grandeza de los británicos. “Third no es trip-hop, pero tiene la misma energía del trip-hop y de ellos. Reinventaron totalmente su sonido, pero sin perder su esencia. Sigue sintiéndose como algo suyo”, dice.

Después de esto, las anécdotas y puntos de vista interesantes sobre Deftones y Portishead siguen de largo. Pero la extensión del texto no alcanza a atraparlos. De todas formas, vale mencionar un último punto. Aunque no sobre eso.

White Pony

Munn, en los tiempos que corren. Foto: Analú Zapata

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Latido: correspondencias por encima de los tiempos

En días recientes, Munn no sólo respondió a las preguntas formuladas en esta entrevista, sino que lanzó un nuevo sencillo: “Latido”. Un tema que, en palabras de Miguel Ángel, fue la puesta en práctica de hacer algo raro pero que funcione.

“Es un tema que tiene esta onda medio de electrónica bailable, pero, al mismo tiempo, estos grooves medio raros”, señala, y que añade que, pese a sus elementos quebrantadores, es una canción que puede ser escuchada de forma placentera. “Es amigable, dentro de todo”.

En cuanto a la temática, Mariela menciona que, si bien las letras de Munn tienden al impresionismo más que a contar una historia, el asunto fue, en esta oportunidad, más claro.

“Es una de las canciones más luminosas (…) No relata tanto el apocalipsis, sino que es un rayo de esperanza, y muestra este espasmo colectivo, un acontecimiento que pueda generar un sacudón de la consciencia. Obvio que se conecta con lo que estamos viviendo, porque todos los días pasan cosas horribles que deberían interpretarse como un sacudón”, afirma.

Para nosotros es importante hablar de las cosas, así no lo hagamos literalmente, así no salgamos con las banderas a decir que nosotros tenemos la respuesta para cambiar la sociedad, sino que nosotros podemos hacer, desde nuestros quehaceres cotidianos, algo para cambiar lo que pasa en nuestro entorno. El arte es una bandera importante en sí misma”

 

-Pablo Molina

 

 

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