Un viaje al lado oscuro del corazón con Fabrikante

por Martín González
El mensajero del inframundo viajó al lado oscuro del corazón, y nos trae mensajes en forma de su nuevo single.

Con su nuevo tema «Tin Tin», Fabrikante revela una faceta más oscura de su música. La canción fue producida en conjunto con Lil Pangolin y respaldada por un videoclip hecho en colaboración con el crew de SUDAMÉRICA Films, y el Disfraz de Mugre Sur. El sencillo acerca el rap psicodélico y ancestral de Fabrikante a las frecuencias del trap, y nos invita a vernos cara a cara con nuestros propios demonios.

Conversamos rápidamente con él para que nos cuente todos los pormenores de su viaje al lado oscuro del corazón. Así nos reveló cómo pudo transformar sus visiones demoníacas y entregarnos su última creación.

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Fabrikante dice que le tocó cachar lo que es el mal en la vida, y que de ahí parte la canción. Comenzó a reflexionar sobre cómo «hay amor pero también hay odio, hay paz pero también hay destrucción. Y son dos partes de la vida. Son dos fuerzas gigantes». En su epifanía entendió que esas fuerzas sobrepasan la lógica muchas veces, y por eso es necesario recordarlas.

Para darle una forma concreta a toda esa carga de energía oscura, se volcó sobre la figura del Tin Tin. Este personaje del folklor ecuatoriano forma parte de varias leyendas de nuestra región costera. A breves rasgos, podría definírselo como un duende diabólico que se enamora de las muchachas de cabellera frondosa y se dedica a atormentar su existencia.

Sin embargo, para Fabrikante, el Tin Tin simboliza algo más profundo y metafísico: «Es esa energía monstruosa que puede estar acechando nuestra vida. Yo decidí ponerme ese disfraz y darle mi giro. Utilizar ese sentir de monstruosidad y llevarle por ahí a dar una vuelta».

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El video está lleno de simbolismos demoníacos, cargados de significado para el ojo observador. Los mismos subvierten de alguna manera muchos elementos visuales típicos de los videos de rap, y de la religión misma. Para notarlo bastaría con fijarse en Kristal Kween, por ejemplo. Ella parece encarnar a una muchacha de cabellera frondosa que, en vez de dejarse poseer por el Tin Tin, lo encara y lo seduce agresivamente.

Rodeándola a ella y a Fabrikante hay un sinnúmero de íconos religiosos como escrituras, crucifijos e imágenes de la Virgen Dolorosa. Ninguno respeta su significado literal y todos se ven revueltos en esta atmósfera sofocante en la que el Tin Tin se materializa «sembrando la locura».

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Para hacer tangible su visión en el «mundo real», Fabrikante contó con la ayuda de Lil Pangolin (alias Lascivio Bohemia) como productor, y de Disfraz (MC de Mugre Sur) como co-director del videoclip junto a Sudamérica Films. Esta alianza creativa del mal permitió que todas las piezas para contar la historia fueran encajando sin mucho esfuerzo.

Fabrikante cuenta, por ejemplo, que Héctor Cisneros III, cabeza de SUDAMÉRICA y productor del video, fue quien lo llevó a la casa que sirvió de locación. Ese espacio está ubicado en San Roque, uno de los barrios más bravos del Centro de Quito. «De hecho, todo lo que uno ve ahí en el video ya estaba ahí. Nosotros solo pusimos unas velas», dice «el mensajero del inframundo» entre risas. «Había que tener cuidado de no pisar en ciertos lugares porque habían espacios que ya eran huecos y te podías caer», añade luego.

Tin Tin, Fabrikante, Lil Pangolin, Lascivio Bohemia, Radio COCOA

Para él, la experiencia de trabajar con este equipo de creativos «fue un honor». Todo fluyó sin mayores complicaciones y eso seguramente se debe a que, como él dice, «el Disfraz también está medio loco». Respecto a su trabajo con Lil Pangolin, cuenta que también fue «todo bacansote. Le dio un giro completamente inesperado a la canción», puesto que en su cabeza la pista sonaba a otra cosa.

«Tin Tin» es la primera pieza de «una visión llamada Mal Agüero«. Según nos dice, las demás se irán materializando de a poco para entregarnos más mensajes intensos de los que Fabrikante encontró en el «lado oscuro del corazón». Por lo pronto nos queda aceptar su invitación a bailar con nuestros cucos y estar pilas con su trabajo, que nunca para de sorprendernos.

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