Un proyecto de muchos: Mare(a/o) de Juancho Lagartos

por Ana Julia Arguello Robelly
Conoce a Juancho Lagartos, un interesante proyecto que tiene mucho más que música. Pero comienza con ella.

Un álbum de 11 canciones sobre la polaridad que es la adolescencia. El título inicial iba a ser solamente Mareo, pero creció desde dos perspectivas. De ahí viene el título extraño, que se bifurca. Las primeras canciones hablan de las partes feas de la adolescencia, el mareo cuando no te quieres soltar y todo sigue avanzando, dice el autor, en una singular charla realizada en Facebook, cuyos detalles pueden revisarse en los enlaces desplegados en el párrafo siguiente. El mareo en el que todo está moviéndose, mientras uno se queda aferrado de algo.

La parte siguiente es Marea, donde ya las canciones toman otro significado. Basándose en el concepto budista de la flor que baja por un río y, en cierto momento, deja de ser flor y se integra al río, dejándose llevar por la marea. Marea es aceptar cómo están pasando las cosas y dejarse ir. Música y canciones para soltar. “Lo que es crecer no siempre es bacán. Siempre hay aprendizaje y la catarsis está en simplemente soltar”, dice Mateo Larrea Ferro, la cara visible del proyecto Juancho Lagartos, en la entrevista que no hace mucho le hizo La Cabra Macabra, en la segunda edición de su programa Pezuñas Creativas, y en la que pudimos conocer muchos detalles referentes al proyecto —deberías revisarla si quieres profundizar mucho más en asunto—.

Juancho Lagartos es un único nombre para que muchos puedan presentarse artísticamente. Pero no siempre fue así. Inicialmente, Juancho Lagartos fue uno: Mateo, tocando solo, creando nubes de sonido y explorando su creatividad. Luego se fue encontrando con más artistas amigos, como Mateo Molina, Juanse Piedra y Pato Herrera, con los que ya había trabajado, explica Mateo, en la entrevista con La Cabra Macabra. Con ellos ya pudo dar forma a las canciones, para grabarlas y poder mandarlas a otras personas. Así fueron surgiendo las colaboraciones artísticas con base en las respuestas de otras personas, en su feedback. Y así fueron surgiendo ideas que a Juancho Lagartos, por sí solo, no se le hubiesen ocurrido, según explica en la entrevista.

Al ver la naturaleza de la composición surgieron las ganas de trabajar en algo más, de que haya apoyo en otros ámbitos. No específicamente música, pero sí gente queriendo decir algo. Así vino el trabajo en lo visual y los colores. Inspirado en el círculo de quintas —un ingenio de lectura musical que permite agrupar tonos similares en el dibujo de un círculo, y que sirve de guía para componer música—, Mateo asignó un color por canción, según confesó en la charla que sostuvo con La Cabra. Y se lo dijo a quienes quisieran diseñar las portadas de cada tema. Por ejemplo, si una canción estaba en Re mayor, sería una canción amarilla. Amarilla en el sentido que el que haga el arte tendría que encargarse que ese color predomine, señala Mateo en la entrevista.

Además, con base en estas colaboraciones, Mare(o/a) tiene su museo virtual, según lo indico en la charla. Por cada canción hay un arte, la letra y más elementos que suman lo que es la canción. La intención con el museo es crear una realidad virtual para apreciar todo lo que contiene cada canción. Aún no funciona como realidad virtual, pero sí desde una computadora. Te vas moviendo a distintas puertas con acciones específicas por cada canción, indica Mateo en la entrevista.

La música

En el plano estrictamente musical, las canciones que más me gustaron fueron “Bailar en el absurdo”, “Chocolates para la depresión” y “Atardecer”. Es un álbum lento y tranquilo, con guitarras suaves y muchas sutilezas, incluso con tonos de sintetizador que llevan a pensar en lo absurdo, y que da a entender una intención, por parte de la voz que podemos distinguir, de ser simplemente, por encima de, como sugiere Mateo en la entrevista, la polaridad de la adolescencia. Y aquí viene algo interesante, el tránsito hasta convertirse en marea: el mantra.

Es muy interesante que un disco venga con un mantra. Demuestra un poco la intención de llegar a la gente y de querer aludir a un sentimiento de dejar ir y soltar. Y, como las otras canciones, y pese a que la idea original haya sido de Mateo, no se siente para nada como algo hecho por uno, sino como el trabajo de muchos. Con sus tonos delicados, y terminando a capela, “Atardecer” es un buen cierre para el álbum, encapsulando todo lo que es el ya soltar y aceptar un cambio.

Es un buen comienzo para este proyecto que, si sigue por este camino, dará de qué hablar.

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Por cierto, si quieres ver cómo quedaron las portadas de los temas del disco, anda a la biografía de Juancho Lagartos en Spotify y selecciona la galería de imágenes.

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